En estos casos alguien tiene trabajo. Ese trabajo le gusta, disfruta, se siente llena con él.
Pero pasa una cosa: su encargado.
Su encargado no es que llegue tarde todos los días, es que llega al límite de fichar.
Su encargado no es que espere a que todo el mundo se asiente, sale disparado como una bala al curro donde les espera una jornada larga y dura.
Su encargado no es que trate a las personas con respeto, es que falta el respeto a personas de 60 años.
Su encargado no es que se lleve bien con el más joven, es que le acribilla a postigos e insinúa que le da muchas vueltas a la cabeza.
Su encargado no es que se ponga a trabajar con ellos, es que se tira todo el día en su todoterreno resplandeciente jugando a videojuegos.
Su encargado no es que haga su trabajo, es que los peones hacen su trabajo por él.
Su encargado no es que les lleve a dar un respiro a sus trabajadores, es que va a ver huertos para robar él por la tarde sus frutos.
Su encargado no es que sea demócrata, es que inspira unas ideas de confrontación y desasosiego.
Su encargado no es que se lleve mal con nadie, es que todos son malos para él.
Su encargado no es que se vaya a almorzar, es que lleva a sus trabajadores a sitios inseguros para que les pille la gente y, así, digan “qué poco trabaja este grupo”.
Su encargado no es que inspire temor, es que inspira risa y burla hasta el más ínfimo átomo de su ser.
Su encargado no es que sea tolerante, es que el otro día sostuvo que era racista y ¡defendió a Botín!
Con todo esto, esa persona, ese alguien, ha decidido hoy no ir a trabajar, y su jefx superiorx ha dicho que se lo tenía que haber dicho a su encargado que, por qué no, ¡es racista!
Costumbrismo puro y duro señores, tomen nota, esta persona prefiere perder su trabajo antes que trabajar con racistas. Yo lo siento pero no hay educación en España.
-Richie punk-
Fuente: Portaloaca.com