April 24, 2022
De parte de A Las Barricadas
266 puntos de vista

Traducción de alasbarricadas. Seguimos con el debate en torno a la lucha armada que ciertos compas anarquistas están llevando a cabo en Ucrania. En este caso esta opinión es una parte de un debate que tiene lugar en webs norteamericanas y que fue publicado en Abolition Media. Está respondiendo a otro artículo en It’s Going Down. En los medios anarquistas norteamericanos se están dando un debate bastante encendido sobre el sentido y las características de la lucha armada que hacen anarquistas en Ucrania, comparado con lo que hicieron o hacen en Rojava.

Anarquista que luchó en Rojava
Respuesta al debate “No hay guerra, sino guerra de clases”

Salí de Rojava hace ya casi tres años y hasta ahora he optado por permanecer callado, dejando escribir a quienes prefieren hablar en lugar de actuar. He visto cómo los ucranianos han conseguido más apoyo entre el entorno anarquista occidental de lo que los kurdos, los árabes, los asirios, los yezidíes y demás podrían haber imaginado.

Sólo en el primer mes se recaudaron decenas, si no cientos, de miles de dólares para los “antiautoritarios”. Se enviaron al momento camiones cargados de equipos médicos de primeros auxilios, portaplacas, ópticos, térmicos y otros suministros de combate. Los anarquistas occidentales no dudaron en movilizar esfuerzos de solidaridad para los afectados por la invasión rusa.

Mi reacción inicial fue de confusión. Si el medio anarquista tiene la capacidad de recaudar dinero y donaciones a una escala tan masiva, ¿por qué en Rojava estábamos racionando el poco celox [gasas de combate] que teníamos y compartiendo un solo portaplatos entre muchos compañeros rotándolo en función de quién iba al frente? Nuestras donaciones eran de cientos de dólares y nuestros fondos colectivos se basaban principalmente en el suministro que nos daba el YPG. Recuerdo el proyecto personal de un heval (camarada) cercano que más tarde cayó sehid (mártir), que consistía en recaudar fondos suficientes para obtener una única térmica para nuestra unidad. Un proyecto que pasó meses intentando coordinar y que al final fue un fracaso. Sencillamente, a nadie le importaba lo suficiente como para contribuir.

Dejando a un lado la desproporción entre la solidaridad internacional logística para luchar en Rojava comparada con la de Ucrania, la justificación ideológica de la resistencia ucraniana tildándola de “sagrada” me parece de lo más inquietante. Recientemente se publicó un artículo en Abolition Media, así como con un descargo de responsabilidad en It’s Going Down. Era una visión crítica de la situación en Ucrania. No voy a entrar en los méritos del artículo porque simplemente no es el punto de este escrito. Sin embargo, el artículo ha provocado ondas de choque en al cometer una blasfemia contra la nueva vaca sagrada del anarquismo: la resistencia ucraniana. Unos días después se publicó un artículo de respuesta a IGD, al que me gustaría responder. Tanto el artículo inicial como la respuesta hacen una comparativa de Rojava y Ucrania. El voyeur del conflicto que responde comienza a comprometerse con la cuestión de Rojava afirmando que: “Como alguien cuya propia tendencia a hacer preguntas incómodas ha significado a menudo (no siempre, pero sí a menudo) que he sido más un observador crítico que un participante activo en los proyectos de solidaridad de Rojava, me gustaría mucho ver a los anarquistas norteamericanos haciendo un esfuerzo activo para comprometerse con las difíciles preguntas que a menudo han quedado sin respuesta en torno a Rojava”.

Desde el principio de su discusión admiten que era un observador crítico de Rojava y pedía a los anarquistas norteamericanos que se comprometan con las “difíciles preguntas sin respuesta en torno a Rojava”. Esto no es necesariamente erróneo en la medida en que el análisis de las contradicciones del proyecto Rojava es beneficioso para un mayor desarrollo radical. Sin embargo, desde el principio demuestra un enfoque totalmente diferente al del apoyo incuestionable a Ucrania. La lucha en Rojava, que tiene una historia de muchas décadas de política radical y participación en luchas militantes, desde el entrenamiento y la lucha con los palestinos hasta la resistencia contemporánea al fascismo y la ocupación turca, nació y permanece firmemente dentro de la lucha revolucionaria. Rojava está, como mínimo, dentro de nuestro ámbito, si es que no es directamente tangencial a nuestra tradición. La resistencia en Ucrania no tiene absolutamente nada que ver con la tradición anarquista. ¡Claro que se puede argumentar sobre la necesidad de la defensa contra los intereses imperialistas invasores! y eso está muy bien, pero no es un proyecto radical. Entonces, ¿por qué cualquier crítica a la resistencia ucraniana es recibida con malestar y la calumnia? Nunca he encontrado nada en el medio anarquista que sea tan impenetrable a la crítica y que provoque una respuesta tan vil si uno se atreve a hacerlo. Desde los zapatistas hasta la guerra civil española y Rojava, resulta que todo es criticable, pero atreverse a criticar a Ucrania es recibido con un ataque venenoso y con la apología de cualquier cosa, desde la violación hasta el genocidio.

Seguiré citando las tonterías de este autor de sillón. Continúa diciendo que: “También resulta un poco extraño ver, después de todos los ataques al Comité de Resistencia por no ser lo suficientemente puro, a los autores defendiendo a las Fuerzas Guerrilleras Populares Internacionales y al Batallón Internacional de la Libertad [IFB, según sus siglas en inglés], al tiempo que admiten libremente lo estrechamente aliados que estaban/están esos grupos con los maoístas y marxistas-leninistas turcos. Como si todas las críticas y argumentos que los anarquistas siempre han hecho contra los maoístas y marxistas-leninistas no se aplicaran de alguna manera al TİKKO o al THKP-C/MLSPB”. Esta cita es un ejemplo perfecto de no dejar que la ignorancia absoluta te impida vomitar tu estúpida opinión. En primer lugar, ¿de dónde saca este autor a la MLSPB? El MLSPB ni siquiera tenía gente en la IFB, tenía unos pocos kadro en Seri Kaniye, y la interacción con ellos era limitada. En cuanto a su discusión con TiKKO era una relación de solidaridad material y TiKKO respetaba la plena autonomía de los anarquistas. TiKKO permitía la protección política de los anarquistas mientras creaban capacidad y relaciones diplomáticas con el movimiento más amplio. Además, hubo muchos debates con los miembros de TiKKO en los que se reconocían las posiciones políticas antitéticas y el conflicto necesario si la situación cambiaba.

El debate del autor sobre los intentos de aliarse con los comunistas demuestra los estándares puristas absolutamente absurdos a los que sometían a los anarquistas en Rojava mientras que simultáneamente se está disculpando la cooperación con los nacionalistas y el ejército estatal en Ucrania. Hay que señalar aquí que NO hay ningún batallón anarquista en Ucrania. Si crees lo contrario tienes que investigar más el tema. Puede que estén agrupados, pero están dispersos entre las unidades regulares de defensa territorial. Trabajan necesariamente junto a los liberales, como mínimo, si es que no con nacionalistas, y reciben órdenes directamente de los militares ucranianos. Así que, según el autor, esto no es un problema y no podemos ser demasiado críticos, pero ¡malditos sean los anarquistas de Rojava por tener una unidad autónoma que tenía tímidas relaciones diplomáticas con algunos comunistas!

El último punto que el autor utiliza para deslegitimar a los militantes anarquistas que vivieron, lucharon y murieron en Rojava es el siguiente: “Puede que no sea el eslogan más inspirador e intransigente, pero a algunos de nosotros nos pareció más convincente que parte de la retórica recalentada procedente de los tipos del IRPGF que intentaban presentar a un pequeño grupo de personas que cogían armas, posaban con pancartas en inglés dirigidas al público occidental y se hacían amigos de los maoístas como un salto espectacular en la teoría y la práctica anarquista.” Aquí, desde la comodidad de la fantasía retórica, el autor ataca a los anarquistas por “coger las armas” y “posar con pancartas”. En primer lugar, ¿qué te crees que está haciendo el CR [de Ucrania]? Cada día hay una nueva entrega de Telegram de ellos agitando armas y enviando mensajes a sus partidarios en occidente. Hacen estos posts precisamente para el lector occidental de IGD. Y en segundo lugar, se trata de una simplificación masiva de lo que fue el proyecto en Rojava para descartarlo como una tontería. No se menciona el proyecto médico a gran escala que los anarquistas crearon y en el que se comprometieron, operando a menudo como la única unidad médica en la línea del frente. ¿O acaso la experiencia y la formación que dio a muchos radicales en la tradición del Valle de Bekaa? La omisión de estos aspectos críticos es esencial para la narrativa del autor de que los occidentales se van allí a jugar a ser militantes.

El hecho de que siga defendiendo a los anarquistas que van a Rojava años después, mientras que cualquier crítica a Ucrania es recibida con indignación moral y vehementes ataques personales, demuestra que los anarquistas occidentales tienen un peculiar y visceral apego a la situación de allí. Sólo puedo concluir que esto es indicativo de la supremacía blanca latente dentro del medio anarquista. Cualquiera que señale cualquier contradicción con la situación en Ucrania es inmediatamente despedazado y maltratado. La gente derramaba abiertamente lágrimas en los podcasts anarquistas por los de Ucrania mientras que no se derramó ni una por la ocupación de Afrin o Seri Kaniye. De hecho, el medio radical se ha olvidado en gran medida de Rojava, e incluso cuando se preocuparon, los esfuerzos de solidaridad fueron infinitesimales en comparación con los de Ucrania.

 




Fuente: Alasbarricadas.org