February 1, 2021
De parte de Portal Libertario OACA
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La famosa cita de Sócrates, una vida sin examen no merece ser vivida, nos sirve de punto de partida para preguntarnos, ¿por qué en una sociedad cada vez más ajena al credo católico y a su liturgia (nada más hay que escuchar las lamentaciones de párrocos que leen sus pasajes ante fríos e indiferentes bancos de madera), la apostasía no es un hecho mucho más palpable?

La respuesta seguramente no sea solo una, y los motivos pueden ser de diferente índole.

Primero; la condición de católicos nos viene dada de nacimiento; incluso antes de ser bautizados nos vamos a encontrar una sociedad vertebrada en torno al credo católico: prácticas, costumbres y un orden estatal que reniega de su constitución (y su definición de estado aconfesional) y que abraza dicho credo.

Segundo; como producto del punto anterior, el acondicionamiento al que somos sometidos es tal que no deja margen a verdaderamente examinar, y aquí entra la reflexión del filósofo griego, nuestras decisiones y planteamientos vitales. Prácticamente, nuestra condición de ciudadanos de este país nos trae impuesta la de católicos, sin que medie ni el más mínimo proceso intelectual en tal condición. Uno nace católico por la gracia de dios (o eso dicen), vive católico (otra cuestión es si se comporta como tal) y fallece católico. Algo tan aleatorio como es el nacer en un punto del globo, o a miles y miles de kilómetros, va a determinar que nazcas (esto es, te impongan) hinduista, taoista, judío o cualesquiera de las más de 4.000 religiones del planeta.

Tercero; aunque la apostasía es un derecho, la invisibilización, estigmatización y las trabas para ejercerla como seres libres, que en teoría somos, son un hecho más que constatado. El individuo debe, en conciencia, cuestionarse su condición impuesta, tema de suma relevancia. Los obstáculos no son pocos. Muchos ya mencionados anteriormente. Sin embargo, el proceso íntimo e individual de encarar todo aquello que nos han dicho que somos y, llegado el caso, posterior reevaluación y afirmación de nuestra identidad, es inmensamente gratificante y liberador.

La vida, la nuestra propia, es merecedora de ser vivida como seres libres de toda imposición externa. La realidad, sin embargo, es otra. El estado y sus agentes nos enjaulan con barrotes en forma de normas, convenciones y leyes. El esfuerzo por romperlos es honorable. La lucha por que no enjaulen nuestra conciencia es de vida o muerte.

Tigre Libertario

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Fuente: Portaloaca.com