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La expulsión de Francia no significa que no haya países de la OTAN en la región. Tanto los Estados Unidos como Gran Bretaña tienen presencia desde Marruecos hasta Níger, y EE. UU. intenta atraer a los países africanos a su contienda contra China y Rusia. Los viajes regulares de líderes militares estadounidenses –como el del general del Cuerpo de Marines Michael Langley (comandante del Mando de África de Estados Unidos) a Gabón a mediados de enero –y de líderes civiles estadounidenses– como la secretaria del Tesoro Janet Yellen a Senegal, Sudáfrica y Zambia – forman parte de la presión para garantizar que los Estados africanos estrechen lazos con Estados Unidos y sus aliados contra China. La designación del Grupo Wagner de Rusia– que supuestamente opera en el Sahel– como “organización criminal transnacional” por parte de Estados Unidos y la Cumbre de Líderes Estados Unidos-África, celebrada a mediados de diciembre, son intentos de atraer a los Estados africanos a una nueva guerra fría.
Casi la mitad de la población burkinesa vive por debajo del umbral de la pobreza, y “más de 630.000 personas están al borde de la inanición” en el país, según la ONU. Sin embargo, las exportaciones de oro alcanzaron los 7.190 millones de dólares en 2020. Estas ganancias no van al pueblo burkinabé, sino a las grandes empresas mineras. La expulsión de los militares franceses no será la respuesta a estos profundos problemas a los que se enfrenta Burkina Faso.
Fuente: Globetrotter.
Fuente: Asociaciongerminal.org