February 26, 2021
De parte de El Libertario
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CrimethInc

 

Las señas de
identidad del modelo SHAC

 

Cuando la gente piensa sobre SHAC, imaginan protestas en las
casas de empleados e inversores: algunos anarquistas no quieren decir nada más
que eso cuando se refieren al “modelo SHAC”. Pero los escraches en domicilios
fueron algo meramente secundario en la fórmula que permitió a SHAC causar
estragos en HLS. Para comprender qué hizo eficaz la campaña, necesitamos
analizar todas sus características esenciales juntas.

– Objetivos secundarios y terciarios:[7] la campaña SHAC
trató de privar a HLS de su estructura de apoyo. Así como un organismo vivo
depende de un ecosistema entero para conseguir los recursos y las relaciones
que necesita para sobrevivir, una gran empresa no puede funcionar sin
inversores ni socios comerciales. En este sentido, SHAC se enfrentó a HLS en
los términos más amenazadores para una empresa, más que cualquier boicot
estándar, destrucción de propiedad o campaña publicitaria. Starbucks podría
pagar fácilmente miles de veces los gastos de las lunas que el bloque negro
destrozó durante las protestas contra la OMC en Seattle, pero si nadie
reemplazara esos cristales (o las ventanas hubiesen sido destrozadas en las
casas de los inversores, de forma que nadie tuviera inversiones en la empresa),
sería otra historia. Las organizadoras de SHAC tuvieron el propósito de
aprender el funcionamiento interno de la economía capitalista, para así poder
atacar de forma más estratégica. Atacar a objetivos secundarios y terciarios
funciona porque esos objetivos no tienen ningún interés personal en continuar
la relación con el objetivo primario. Hay otros lugares a los que pueden llevar
sus negocios, y no tienen razón alguna para no hacerlo. Este es un aspecto
vital del modelo SHAC. Si un negocio se ve arrinconado, peleará a muerte, y
nada importará en el conflicto excepto la fuerza pura que cada parte pueda
ejercer sobre la otra. Esto por lo general no beneficia a las activistas en
tanto que las empresas pueden pedir la intervención de la policía y del
Gobierno. Es por esto que, aparte del incidente de los mangos de hacha, muy
pocas tentativas en la campaña SHAC fueron dirigidas contra el propio HLS. En
algún punto entre el objetivo primario y las empresas asociadas que le
proporcionan el apoyo estructural, parece haber una piedra angular sobre la que
la acción es más efectiva. Puede resultar raro ir a por objetivos terciarios
que no tienen conexión directa con el objetivo primario, pero incontables
clientes de HLS rompieron relaciones después de que alguno de ellos fuese
abochornado.

 

– ·Relación complementaria entre organización pública y
clandestina: más que ninguna otra campaña de acción directa en la historia
reciente, la campaña SHAC alcanzó una perfecta simbiosis entre la organización
pública y la acción clandestina. Con este fin, la campaña se caracterizó por un
uso muy inteligente de la tecnología y las redes modernas. Los sitios web de
SHAC difundieron información sobre objetivos y crearon un foro para los
comunicados de las acciones, para elevar la moral y las expectativas,
permitiendo así que cualquiera que simpatizara con los objetivos de la campaña
pudiera participar sin llamar la atención.

 

– Diversidad de tácticas: en lugar de enfrentar entre sí a
los partidarios de las diferentes tácticas, SHAC integró todas las tácticas
posibles en una sola campaña, en la que cada enfoque complementaba a los demás.
Esto significaba que los participantes podían elegir entre una variedad
prácticamente ilimitada de opciones, lo que abrió la campaña a una amplia gama
de personas y evitó conflictos innecesarios.

 

– Objetivos concretos, motivaciones concretas: el hecho de
que hubiera animales específicos sufriendo (cuyas vidas podrían salvarse
mediante unas acciones directas específicas), volvió los problemas concretos y
dio a la campaña un sentido de urgencia que se tradujo en una predisposición
por parte de las participantes de forzarse a sí mismas a salir de su zona de
confort. Del mismo modo, en cada momento de la campaña SHAC tenía objetivos
inmediatos que podían conseguirse fácilmente, por lo que la monumental tarea de
debilitar a una multinacional entera nunca se percibió como algo abrumador.

 

Esto contrasta fuertemente con la forma en que se extinguió
el impulso inicial en ciertos círculos anarquistas verdes tras el cambio de
siglo, cuando las metas y objetivos se volvieron demasiado amplias y
abstractas. Había sido fácil motivarse para defender árboles y áreas naturales
específicas, pero una vez que el objetivo de algunos participantes pasó a ser
“destruir la civilización” y todo lo demás era mero reformismo, fue imposible
determinar qué constituía una acción significativa.

 

Ventajas del modelo
SHAC

 

Cuando el modelo promovido por SHAC se aplica correctamente,
sus ventajas son obvias. Golpea a las empresas donde son más vulnerables: las
corporaciones no hacen lo que hacen por un compromiso ético o para obtener una
determinada imagen pública, sino por una decidida búsqueda de ganancias, y el
modelo SHAC se centra exclusivamente en hacer que las tropelías empresariales
no sean rentables. Desde la óptica de construir y mantener una campaña de
acción directa de larga duración, el modelo SHAC ofrece un rumbo y una
motivación para los participantes, y un marco para acciones concretas en lugar
de simbólicas. El modelo SHAC evita los conflictos sobre las tácticas, ofreciendo
la oportunidad de que activistas con diferentes habilidades y niveles de
comodidad trabajen juntos. Al establecer una amplia gama de objetivos, les da a
los activistas la oportunidad de elegir el momento, el lugar y el carácter de
sus acciones, en lugar de estar constantemente reaccionando ante sus
adversarios. Por encima de todo, el modelo SHAC es eficiente: SHAC USA en
ningún momento ha tenido más de unos pocos centenares de participantes activos.

 

En contraste con la mayoría de estrategias de organización
actuales, el modelo SHAC es un enfoque ofensivo. Ofrece medios para atacar y
derrotar a proyectos capitalistas establecidos, para tomar la iniciativa en
lugar de simplemente responder al avance del poder empresarial. SHAC no se
propuso bloquear la construcción de un nuevo laboratorio de experimentación
animal o la aprobación de nuevas leyes, sino derrotar y destruir a una empresa
de experimentación animal que llevaba décadas existiendo.

 

El modelo SHAC exige y fomenta una cultura que no solo
celebra la acción directa sino que constantemente se involucra en ella,
alentando a sus participantes a superar sus propios límites. Esto contrasta
fuertemente con ciertos círculos supuestamente insurreccionalistas, en los que
los anarquistas hablan mucho sobre disturbios y resistencia sin involucrarse en
enfrentamientos cotidianos con los poderes fácticos. Las activistas
antiglobalización de Chicago en ocasiones pedían a organizadoras de SHAC que se
encargaran de las consignas en sus protestas, ya que tenían fama de se
rbulliciosas y enérgicas: quienes se curtieron en la campaña SHAC, si no han
abandonado por completo la organización para la acción directa, están
capacitadas para ser efectivas en una amplia gama de contextos.

 

Una fortaleza más sutil del enfoque de SHAC es que aprovecha
las tensiones de clase que a menudo están sumergidas en los Estados Unidos. Las
activistas de clase media-baja y de clase trabajadora pueden encontrar
gratificante la confrontación con ejecutivos ricos en su propio territorio.
Esto también muestra a los “activistas monotema” las interconexiones de la
clase dominante. Al visitar las casas de ejecutivos, una descubre que todas las
empresas farmacéuticas y las sociedades de inversión están entrelazadas: todas
poseen acciones en las compañías de los otros, asisten a las reuniones de los
otros y viven en idénticas mansiones a las afueras, en extensas comunidades
cerradas.

 

Finalmente, el modelo SHAC aprovechó las oportunidades
ofrecidas por mayores eventos y comunidades. Los escraches a menudo se
organizaban para tener lugar después de una charla o espectáculo: la
omnipresencia de objetivos potenciales significaba que siempre había uno a
mano. Durante varios años consecutivos, se realizaron manifestaciones de SHAC
durante la Conferencia Nacional sobre Resistencia Organizada, en Washington DC,
y también tuvieron lugar después de las protestas contra la biotecnología en
Filadelfia y Chicago. Aunque esto a veces provocó conflictos con otros activistas,
solo se necesita un par de docenas de personas para hacer un escrache efectivo,
por lo que siempre era fácil organizar uno.

 

La propia SHAC tendía a crear y propagar su propia
subcultura, completada con referentes internos y rituales. En conferencias y
movilizaciones importantes las activistas contrastaban información sobre
inversores, campañas locales y problemas legales. Escenas musicales solidarias
ayudaron a financiar la organización e introdujeron sangre joven en la campaña.
Sería difícil imaginar la campaña SHAC en Estados Unidos sin la escena hardcore
de las últimas dos décadas, que siempre ha servido como base social para el
movimiento militante por los derechos animales. Ciertamente, existen
inconvenientes al identificar demasiado estrechamente una campaña con una
subcultura juvenil específica, pero es mejor atraer participantes y energías de
al menos una comunidad que de ninguna.

 

Falsas acusaciones

 

Algunos anarquistas han acusado irreflexivamente a SHAC de
reformismo. Esto es absurdo: el objetivo de SHAC no es cambiar el modo en que
HLS actúa, sino cerrar la compañía. Es más preciso describir SHAC como una
campaña abolicionista: como no se ve capaz de lograr el final de la explotación
animal de un solo golpe, busca lograr el paso más ambicioso pero factible hacia
ese fin. De un modo similar, ciertos críticos ociosos ridiculizan los esfuerzos
por la liberación animal con el argumento de que son “activismo”, insinuando
que eso es algo malo en sí mismo. Quienes adoptan esa posición deberían ser
consecuentes y reconocer que no les conmueve la opresión de sus semejantes y no
le ven ningún valor a intentar ponerle fin, es decir, esos supuestos críticos
apenas son anarquistas.

 

 

 

Inconvenientes y
limitaciones

 

Dejando a un lado las críticas deshonestas, el modelo SHAC
tiene algunas limitaciones reales que merecen ser examinadas.

 

Primero, hay ciertos requisitos previos sin los cuales
fallará. Por ejemplo, el modelo SHAC no puede tener éxito fuera de un entorno
en el que la acción directa se utilice regularmente. Todo el pensamiento
estratégico del mundo carece de valor si nadie está realmente dispuesto a
actuar. En el entorno militante por los derechos animales, lo que está en juego
se considera lo suficientemente concreto y desgarrador como para que las
participantes estén motivadas para asumir riesgos de manera natural: sin esta
motivación, la campaña SHAC no habría despegado. Del mismo modo, el modelo SHAC
no tiene fuerza contra un objetivo que no dependa de objetivos secundarios y
terciarios, o que tenga un suministro interminable de ellos para elegir. Por
encima de todo, los objetivos secundarios y terciarios deben tener algún otro
lugar al que llevar sus negocios: el modelo SHAC depende de que el resto del
mercado ofrezca mejores opciones. En este sentido, aunque no es reformista,
tampoco proporciona una estrategia para enfrentarse al propio capitalismo.

 

En segundo lugar, por más eficaces que puedan ser en
términos puramente económicos, los objetivos secundarios y terciarios sitúan el
lugar de enfrentamiento lejos de la causa por la que las participantes están
luchando. En términos generales, cuanto más abstracto se percibe el objetivo de
una campaña, peor para la moral colectiva. Gran parte de la vitalidad de la
lucha ecologista en los 80y 90 vino de la visceral e inmediata conexión que las
defensoras de los bosques experimentaban con la tierra que estaban ocupando.
Cuando el activismo medioambiental comenzó a desplazarse a un terreno más
urbano después del 2000, perdió parte de su ímpetu. Quizá sea característico de
la campaña SHAC que las participantes hayan sido capaces de mantener su
indignación y audacia estando tan lejos del objeto de su preocupación: es
arriesgado asumir que esto siempre vaya a ocurrir en otros contextos.

 

Aparte de estos desafíos, el modelo SHAC puede ser ineficaz
precisamente por su eficacia. ¿Es realista tener la intención de cerrar grandes
empresas poderosas, o el Gobierno siempre intercederá? Quizás, al representar
una amenaza para las empresas en términos económico s(los que más en serio se
toman), el modelo SHAC empieza una pelea que no puede ganar. Una vez que el
Gobierno se involucra en un conflicto, se necesita más que una nutrida red de
militantes para ganar: se necesita un movimiento social completo a gran escala,
y el enfoque SHAC por sí solo no puede dar lugar a tal cosa. En este sentido,
la mayor fortaleza del modelo SHAC es también un defecto fatal.

 

El tiempo dirá si HLS fue un objetivo demasiado ambicioso.
La empresa aún podría derrumbarse. Aun así, probablemente sería sensato que los
próximos que prueben el modelo establezcan objetivos más pequeños en lugar de
objetivos aún más ambiciosos, ya que la campaña SHAC todavía no ha logrado el
éxito. Quizá haya un punto medio inexplorado entre cerrar tiendas de pieles de
particulares e intentar cerrar la empresa de experimentación animal más grande
de Europa.

 

Esto no quiere decir que el modelo SHAC sea inútil si no se
consigue el cierre del objetivo. A veces merece la pena luchar por una batalla
perdida para disuadir a un adversario de comenzar otra batalla. Otras veces, incluso
perdiendo se pueden ganar valiosas experiencias y alianzas. Irónicamente, el
modelo SHAC puede ser más eficaz en reclutar gente para organizarse para la
acción directa que en su objetivo declarado precisamente porque, al evitar
reclutar para otros fines, atrae a participantes serias y comprometidas.

 

Pero si el objetivo es atraer a más gente para la
organización de acciones directas, por encima de simplemente cerrar una única
empresa, el modelo SHAC también presenta inconvenientes significativos (por
ejemplo, los altos niveles de estrés y el probable desgaste). En ese sentido,
no es necesariamente una ventaja que el modelo SHAC enseñe a los activistas a
pensar en los mismos términos que los economistas capitalistas (eficiencia,
finanzas, cadenas de mando) en lugar de priorizar las habilidades sociales
necesarias para construir comunidades de resistencia de larga duración.

 

Asimismo, al centrarse en objetivos secundarios y
terciarios, el modelo SHAC enfatiza y premia una actitud agresiva que es menos
ventajosa en otras situaciones. ¿Cuáles son los efectos psicológicos a largo
plazo en los activistas que dedican media década o más gritando por un megáfono
a los empleados en sus casas? ¿Qué tipo de personas se sienten atraídas por una
campaña que consiste principalmente en hacer que otras personas se sientan
miserables? No podemos pasar por alto que algunos anarquistas han declarado
haber tenido interacciones frustrantes con organizadores de SHAC.

 

Considerando el modelo desde una perspectiva anarquista, ¿en
qué medida tiende el modelo SHAC a consolidar o a socavar las jerarquías? Una
organización segura, necesaria para la acción directa clandestina, puede
promover cierto exclusivismo que se intensifica a medida que aumenta la
represión, impidiendo así que una campaña atraiga a nuevos participantes cuando
más lo necesita. Las jerarquías informales plagan las organizaciones de todo
tipo: en el caso de SHAC, quienes hacen el trabajo de investigación a menudo
tienen una influencia desproporcionada sobre el rumbo de la campaña y pueden
acabar tomando decisiones trascendentales.

 

Se podría argumentar que el enfoque en un solo problema y la
naturaleza orientada a objetivos de la campaña SHAC no da prioridad a abordar
formas de jerarquía distintas a la opresión animal. No es ningún secreto que
algunos colectivos de SHAC se han visto afectados por conflictos de género [8]
y sus participantes no siempre han tenido que rendir cuentas por su
comportamiento. En una campaña que enfatiza la victoria sobre todo lo demás,
esto no debería sorprendernos: si lo más importante es vencer, es fácil
posponer la resolución de conflictos internos, especialmente con el estrés
añadido de la represión federal. Inevitablemente, la gente que ha tenido malas
experiencias se descuelga de la campaña, llevándose consigo las críticas que
otros necesitan escuchar.

Estas cuestionables prioridades también se han manifestado
en ciertas tácticas de mal gusto. En una ocasión, un objetivo que estaba
luchando por salir del alcoholismo recibió una lata de cerveza con una
desagradable nota; en otra, robaron la ropa interior de una mujer y, según se
dice, la pusieron a la venta. Utilizar los desequilibrios de poder de la
sociedad patriarcal para atacar a los cómplices de la opresión de los demás
animales difícilmente sirve como ejemplo de lucha contra todas las formas de
dominación.

 

Hay otras cuestiones éticas relacionadas con los objetivos
secundarios y terciarios. ¿Es aceptable arriesgarse a asustar o herir a
secretarias, niños y otras partes no involucradas? ¿Qué distingue a las
anarquistas de Gobiernos y demás terroristas sino la negativa a consentir daños
colaterales?

 

En esencia, el modelo SHAC es un plan de acción para una
campaña de coerción, para ser utilizado en situaciones en las que no hay otro
proceso de rendición de cuentas posible. Esto no entra en conflicto con los
valores anarquistas: cuando un opresor se niega a responsabilizarse por sus
acciones, es necesario obligarlo a parar, y esto se extiende también a quienes
lo ayudan y lo apoyan. Pero atacar a personas que no están involucradas en la
opresión enturbia las aguas. Cuando una organizadora hace público un objetivo,
no se sabe qué acciones llevarán a cabo los demás. Quizá el valor de acabar con
la explotación animal compense estos riesgos y costes, pero las anarquistas no
deberían sentirse demasiado cómodas haciendo este tipo de racionalizaciones.

 

Otras aplicaciones
del modelo SHAC

 

Se ha hablado mucho de aplicar el modelo SHAC en otros
contextos, pero pocos de esos intentos han producido algo comparable a la
campaña SHAC. Esto nos lleva a algunas reflexiones. Merece la pena señalar que
algunas de las exageraciones sobre la aplicabilidad a gran escala del modelo
SHAC provienen directamente de HLS, así que hay que cogerlas con pinzas. HLS no
está interesada en promover nuevos y eficaces métodos de acción directa, sino
más bien en crear el suficiente miedo como para que otros miembros de la clase
dominante acudan en su ayuda. De esto se deduce que, incluso si afirman que las
tácticas de SHAC pueden usarse de manera efectiva contra cualquier objetivo,
esto no es necesariamente cierto. Lo mismo ocurre con los análisis sensacionalistas
de organizaciones como Stratfor, cuyo principal objetivo parece ser aterrorizar
al público para que sienta la necesidad de su “inteligencia”.

 

Puede ser que, debido a que su campaña se mantuvo en el
tiempo mientras otras formas de organización caían, SHAC haya ejercido una
influencia desproporcionada sobre el imaginario de las anarquistas actuales,
hasta el punto de que muchas ahora tienden a imitar el modelo SHAC en sus
organizaciones incluso cuando no es estratégicamente efectivo. Los fracasos
pueden ser más didácticos que los éxitos: por desgracia, como se olvidan más
fácilmente, a menudo se repiten una y otra vez. Por este motivo, cualquier
consideración sobre el modelo SHAC debería comenzar con el ejemplo de Root
Force.

 

Root Force surgió en 2007 de los círculos de Earth First!
[9] con la intención de promover una campaña tipo SHAC dirigida a atacar la
infraestructura del capitalismo global (un objetivo mucho más ambicioso que
cerrar HLS). Las organizadoras investigaron a las empresas involucradas en
proyectos de infraestructura fundamentales como carreteras transcontinentales y
centrales eléctricas. Se montó una web para publicar esas informaciones y
cualquier acción que se realizase y se organizaron eventos por todo Estados
Unidos, haciendo correr la voz. Parecía que todas las piezas estaban en su
sitio y, sin embargo, no pasó nada.

 

A principios de 2008 Root Force lanzó un texto titulado
“Una estrategia revisada”, en el que reconocían que sus esfuerzos
para generar una campaña de acción directa eficaz habían fracasado y describían
las dificultades de intentar inspirar acciones contra proyectos de
infraestructura situados tan lejos como para parecer totalmente abstractos. Root
Force no comprendió cómo levantan su vuelo las campañas de acción directa.
Tanto la acción como la inacción son contagiosas. Si algunas personas apuestan
lo suficiente por una causa como para arriesgar su libertad, puede que otras
hagan lo mismo. Pero, en tanto que nadie quiere complicarse la vida  por su cuenta y riesgo, una estrategia sólida
por sí misma no es suficiente para inspirar acciones.[10] Bien divulgada, una
sola acción directa seria durante la campaña de Root Force habría valido más
que un centenar de eventos.

 

La campaña Root Force tenía también otros defectos. Si el
objetivo era simplemente dar algo que hacer a los manifestantes, la estrategia
era tan buena como cualquier otra. Pero si esperaban bloquear la construcción
de las carreteras y centrales eléctricas clave para el desarrollo del mercado
capitalista, habrían tenido que movilizar a muchas más fuerzas que la campaña
SHAC. Si los objetivos que eligieron realmente fueran de vital importancia para
los poderes fácticos, se deduce que el Gobierno habría movilizado todos sus
recursos para defenderlos. La sobredimensión es el error número uno de los
movimientos de resistencia a pequeña escala: en lugar de establecer metas
asequibles y construir lentamente sobre éxitos modestos, los activistas se
autocondenan a la derrota al intentar saltar directamente al enfrentamiento
final con el capitalismo global. Podemos luchar y ganar batallas ambiciosas,
pero para hacerlo tenemos que evaluar nuestras capacidades de manera realista.

 

Otros enfoques basados en SHAC se han caracterizado por el
énfasis en los escraches. Por ejemplo, en los últimos años los manifestantes
contra el FMI y el Banco Mundial han probado a acosar a ejecutivos y
patrocinadores. En 2006, cuando Paul Wolfowitz era presidente del Banco
Mundial, hubo una serie de protestas frente a la casa de su novia. Finalmente,
ella se mudó. No parece que esto haya impactado al FMI al mismo nivel que los
desórdenes alrededor del mundo asociados al movimiento antiglobalización.
Dejando a un lado el sarcasmo, hay poco que ganar acosando a personas como
Wolfowitz: a diferencia de las terceras partes que SHAC atacó, no se van a
llevar simplemente sus negocios a otra parte.

 

De la misma manera, durante la Convención Nacional
Republicana (CNR) de 2004, algunos organizadores pidieron a los manifestantes
que se centraran en acosar a los delegados. El riesgo de este enfoque es que
puede enmarcar el conflicto como una oscura disputa entre las activistas y las
autoridades, en lugar de un movimiento social capaz de atraer una participación
masiva. Al igual que Wolfowitz, los delegados republicanos difícilmente van a
retirarse porque unos pocos manifestantes les griten y, aunque algunos sí lo
hicieran, serían reemplazados inmediatamente. Una propuesta para las protestas
contra la CNR de 2008 implicaba que las activistas atacasen a las empresas
proveedoras de servicios para la convención. Atacar a las empresas proveedoras
de servicios podría haber ayudado a impulsar algo en el periodo previo a la
CNR, pero es poco probable que hubiera tenido éxito en privar de los recursos
necesarios a una organización tan poderosa como el Partido Republicano.
Probablemente, lo mismo sirve para las propuestas de atacar a las empresas de
armamento que proveen al Gobierno de Estados Unidos: podría dar a los
manifestantes algo excitante que hacer, pero nadie debería subestimar lo que se
necesitaría para que una empresa como Boeing rompiese relaciones con el
ejército de Estados Unidos.

 

Algunos ven a Rising Tide y a las campañas de Rainforest
Action Network contra el Bank of America como parientes de SHAC: también
utilizaron objetivos secundarios, aunque eran sucesoras directas de las
campañas ambientalistas que las precedieron. A finales de 2008, en un contexto
de amplia crisis económica, Bank of America declaró que estaban retirando la
financiación a las compañías más implicadas en la destrucción de las montañas.
Por poco sincera que esta declaración pueda ser, al menos indica que la campaña
obligó al Bank of America a tomar nota. Los ambientalistas en Indiana han
tenido menos suerte intentando detener la construcción de la autopista I-69
mediante una combinación de escraches y tácticas de ocupación del bosque. En
Una estrategia revisada, Root Force citaba la I-69 como un proyecto de
infraestructura fundamental: sería interesante ver cómo responde el Estado si
en algún momento la lucha contra la I-69 se vuelve desafiante.

 

Todo esto no quiere decir que el modelo SHAC no se pueda
aplicar de manera eficaz, pero hay que recalcar que los activistas han de tener
la intención y la estrateia de cuándo y cómo intentan hacerlo. Probablemente
hay algunas situaciones en las que el modelo podría conseguir incluso más de lo
que consiguió para SHAC.Sin duda, hay otros contextos en los que puede ser
realmente contraproducente.

 

Repetimos, la campaña SHAC en Estados Unidos solo ha
involucrado a unos cientos de participantes en un momento dado: unos pocos
miles posiblemente podrían competir con un objetivo mayor. Incluso forzar al
Gobierno a rescatar a una gran empresa, independientemente de que el objetivo
haya sido llevado a la quiebra o no, podría constituir una victoria importante.
A partir de hoy, está por ver dónde se encuentran aplicaciones eficaces del
modelo SHAC, más allá de la campaña que lo engendró.

 

Notas:

 

[7] Un objetivo secundario es una persona o entidad que hace
negocios con el objetivo principal de una campaña. Un objetivo terciarioes una
persona o entidad que está conectada a un objetivo secundario.

 

[8] Si no ha habido los correspondientes conflictos
relacionados con la raza y la clase, esto simplemente podría indicar que en la
organización SHAC ha predominado la gente blanca y de clase media. Algunos han
lanzado la acusación de que el movimiento por los derechos animales en Estados
Unidos atrae a buena parte de este grupo demográfico, que se siente más cómodo
protestando contra la opresión y la explotación de los animales que abordando
los desequilibrios de poder en sus relaciones con otros humanos.

 

[9] Organización ecologista radical nacida en Estados Unidos
en 1979. Caracterizada por su alto nivel de confrontación con la autoridad, sus
planteamientos ecologistas profundos y radicales y la utilización de tácticas
que implicaban asumir ciertos riesgos, como la desobediencia civil y el
sabotaje (N de laT.).

 

[10] Compara esto con la crítica al llamamiento a acciones
autónomas en las movilizaciones masivas de Demonstrating Resistance, disponible
en https://es.crimethinc.com/2005/05/11/demonstrat-ing-resistance

 

[Tomado del libro De activista a terrorista,
accesible en versión integral en http://ochodoscuatroediciones.org/nueva/wp-content/uploads/2021/01/tripas-DAAT-final-1.pdf-]

 




Fuente: Periodicoellibertario.blogspot.com