December 3, 2022
De parte de Periodico Anarquia
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El 3 de diciembre de 1998 se convoca en Montevideo al primer Escrache a uno de los más siniestros ejecutores del terrorismo de estado en la región.
El escrache como forma de protesta, es una acción directa que implica el señalamiento público, la visibilización y el posible ataque a un lugar físico determinado, como un domicilio o institución.
Ante la absoluta complicidad del sistema institucional del estado para garantizar la impunidad de sus crímenes, el escrache encuentra sus raíces en los señalamientos a carneros en la lucha obrera del siglo pasado.

La acción, convocada por el colectivo de reciente formación “Hijos de detenidos desaparecidos”, reunió a unas 500 personas que se concentraron en la intersección de Rivera y Soca para marchar hacia el domicilio del torturador sobre la calle Libertad custodiada por un fuerte vallado policial.

El volante repartido señalaba «¿Sabia usted que en este barrio vive el asesino y torturador, Teniente Coronel retirado, Jose «Nino» Gavazzo?» especificando su dirección: «Jose Marti 3067, apartamento 401.” La proclama, leida frente al cerco policial, indicaba entre otras cosas: «…queremos dejar en claro que no es porque tenemos los ojos en la nuca que hoy estamos aca. Por el contrario, porque miramos para adelante y adelante siguen estando Gavazzo, Cordero, Silveira, Campos Hermida y otros como estos que siguen impunes, con un lugar en esta sociedad (…) incluso algunos de ellos siguen ocupando cargos de confianza en el Ejercito con la aprobación de este gobierno. Nosotros hoy exponiéndolos ante sus vecinos y la sociedad en general, queremos que este pueblo sea su carcel»

La medida inició una larga lista de escraches realizados año tras año, siendo convocados mayoritariamente desde el año 2000 por Plenaria Memoria y Justicia, aguerrida organización social que enfrentó la impunidad sistemática de todos los gobiernos democráticos, desde la organización horizontal, autónoma sin compromisos con los poderes de turno.

En 2003 un documento de Plenaria Memoria y Justicia evaluaba así esta medida de lucha;
«Las herramientas fundamentales contra la impunidad tienen que ver con aquellas en donde la gente pueda participar activamente en el proceso. El escrache, aunque viene siendo criminalizado y aislado, ofrece esa posibilidad.
Aun cuando la participación sea reducida, el escrache instala la discusión en el barrio y, a veces, en el escenario político general. La gente participa, incluso, debatiendo la pertinencia del método. Si luego sirve para presionar favorablemente en algún proceso que se esté dirimiendo, en algún frío despacho judicial, mejor aún.
Pero, en su esencia, el escrache no pretende ser una demanda para obtener justicia, sino un hecho de justicia en sí, en el que cualquiera puede participar. Es una condena social y se inscribe en la idea de que la lucha contra la impunidad no es una cuestión judicial, sino una cuestión social».




Fuente: Periodicoanarquia.wordpress.com