Popular
Resistance.org – 02/12/2021
El opositor cubano Yunior
García Aguilera ha anunciado una “alianza estratégica”
de fuerzas opositoras en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Esta “alianza”
de activistas “enfrentados a la misma dictadura”
podría ayudar a “cambiar la realidad en Cuba”,
declaró en un reportaje publicado este sábado por la agencia de
noticias Europa Press(1). Tras reunirse con representantes del
partido fascista Vox y del Partido Popular (PP) posfranquista, el
cofundador de la plataforma Archipiélago, que aterrizó en Madrid el
18 de noviembre, también se reunió a finales de la semana pasada
con el político opositor de derecha Leopoldo López, quien huyó de
la justicia venezolana a España hace un año.
La conexión con López,
responsable de numerosas muertes en los retenes, las llamadas
guarimbas, en Venezuela en 2014, permitiría “entender mejor
la obra” que García “quería escenificar en Cuba”,
comentó este domingo el portal cubano Cubadebate(2). López fue
condenado a casi 14 años de prisión en 2015 por incitación a la
violencia. Tras escapar del arresto domiciliario y participar en un
fallido intento de golpe de Estado en abril de 2019, desapareció
ilegalmente del país en octubre del año pasado en una operación de
camuflaje con el apoyo de la embajada española. Desde entonces, él
y su padre, Leopoldo López Gil, eurodiputado del PP, han presionado
para que la UE endurezca las sanciones contra Venezuela.
La salida de García
también fue organizada por diplomáticos españoles. El hasta ahora
desconocido dramaturgo ha estado cada vez más presente en los medios
occidentales en las últimas semanas como el “principal
iniciador de las nuevas protestas masivas” en Cuba. Cuando las
“manifestaciones a nivel nacional” anunciadas para el 15
de noviembre no se llevaron a cabo por falta de presencia de nadie,
García partió hacia España un día después para –como él mismo
dijo– “reunir nuevas fuerzas”. Las fotografías que
documentan la supuesta persecución del oponente por parte del
sistema lo muestran caminando sin obstáculos con una gran maleta con
ruedas por la Terminal 3 del aeropuerto José Martí de La Habana,
desmentían los informes falsos de que García estaba bajo “arresto
domiciliario”(3).
Tras su llegada a Madrid,
el nuevo niño mimado de la disidencia fue recibido por Vox y
políticos del PP, entre otros. En septiembre, y antes en julio,
ambas partes presionaron para que se rompiera el diálogo entre
Bruselas y Cuba y exigieron sanciones contra la república
socialista. Las mociones correspondientes habían sido formuladas por
López Gil, entre otros.
El sábado, el secretario
de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, también rechazó
categóricamente un diálogo con el gobierno cubano. “En
todas las ocasiones, el régimen desperdició la oportunidad de
diálogo, redoblando una ideología en bancarrota y un sistema
económico fallido que no puede satisfacer las necesidades básicas
de los cubanos”, dijo Blinken, citado por el canal de
propaganda estatal estadounidense RadioTV Martí, citando a
Blinken en un comunicado(4).
Al igual que Juan Guaidó,
quien se nombró a sí mismo presidente interino de Venezuela con el
apoyo de Washington, García amenaza con convertirse en otro peón
tragicómico de los estrategas estadounidenses. Y al igual que
Guaidó, juzga mal su papel. En Cuba se sentía “como un judío
en la Alemania nazi”, explicó en una entrevista al diario
español “El Mundo” el 18 de noviembre(5). Sin embargo, dijo que
volvería allí para “cumplir su misión”, según cita
Reuters(6) en el mismo día. García reveló este sábado al diario
digital español “El Objetivo”(7) que su objetivo no era “pasar
a la historia, conseguir una calle o una estatua de mármol en un
parque, sino cambiar las cosas”.
Notas:
(2)
http://www.cubadebate.cu/noticias/2021/11/28/el-golpismo-los-cria-y-madrid-los-junta/
(4)
https://www.radiotelevisionmarti.com/a/eeuu-recuerda-primer-aniversario-del-27n-/308082.html
(5)
https://www.elmundo.es/internacional/2021/11/18/619667f1fdddffc9aa8b45ab.html
(7)
https://theobjective.com/internacional/2021-11-27/yunior-garcia-alianza-opositores/
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Súper Yunior,
dictadura cubana, libertad de prensa y otras falacias
Voces
en lucha – 19/11/2021
El 15 de noviembre era la
fecha programada. Cuba aparecía en la agenda de los grandes medios.
Los altavoces de la razón universal desplegaron al unísono su canto
global. Pronto desafinó. Una vez más, con la misma fuerza que infló
su ruido, cayó de vacío y silencio. Sin embargo, los cantos de
sirena que encubren al capital siguen haciendo mella en las
conciencias.
Si en algo ha sabido
incidir el desorden que nos ordena, es en el plano de las ideas. Ahí
donde diluye su carácter violento. Justamente ese espacio que
confirma que el capitalismo es mucho más que un sistema económico.
Ese desorden que ordena conciencias y doctrinas no puede aceptar la
desobediencia. El pensamiento único jamás toleró disidencias. Y
Cuba, hace rato que rompió todos los moldes de lo tolerable. En
1959, cometió la osadía de salirse del tiesto; y lo hizo sin
rodeos, por la vía rápida, la de la revolución armada, iniciando
así, paradójicamente, la transición a eso que Frei Betto llamó
“el nombre político del amor”[1]. Amor y política no es un
matrimonio que pueda bendecir la maquinaria más demoledora de la
historia de la humanidad. Con la épica cubana, se desparramó la
esperanza por América Latina y el mundo. Y la máquina, era de
esperar, extendió sus tentáculos de guerra; políticos, judiciales,
económicos, militares y por supuesto culturales. Alianzas para el
progreso, golpes de Estado, terrorismo paraestatal, bloqueo, medidas
coercitivas, contrainsurgencia, asesinatos políticos. Paralelamente,
puso a funcionar una arquitectura de guerra cultural y propaganda que
tenía como objeto atacar a las conciencias mediante todos los
instrumentos a su alcance: cine, publicidad, prensa, radio,
televisión, música, arte, agencias no y sí gubernamentales.
Financiaron campañas mediáticas, programas de desarrollo,
investigaciones, compraron voluntades y cooptaron intelectuales,
artistas y escritores muchos de ellos progresistas o de la izquierda
marxista. Lo que Néstor Kohan llama “la fabricación industrial
del consenso”. El pensador argentino alude al texto de Frances
Stonor Saunders, La CIA y la guerra fría cultural, donde a través
de entrevistas a exagentes de la Agencia Central de Inteligencia y
acceso a documentos desclasificados, ofrece datos sobre
“los abultados millones
de dólares que la CIA invirtió en sobornos, pensiones políticas,
becas y subsidios a congresos, proyectos académicos, editoriales y
revistas “independientes”, destinados a cooptar, neutralizar,
confundir o inducir quiebres en los investigadores e intelectuales
críticos de Europa del Este, de Europa Occidental y de los propios
Estados Unidos. La finalidad de este gigantesco arsenal político y
financiero la definió C.D. Jackson (consejero en guerra psicológica
de Eisenhower y la CIA): `nos proponemos ganar la tercera guerra
mundial sin combatir´. Lo lograron, al menos por ahora”[2].
Se trataba de trabajar en
las conciencias individuales y colectivas para construir consensos
mediante la aceptación del capitalismo y su razón cultural, no solo
como la única posible, sino la única deseable. Herramientas claves
para esta tarea son los medios de comunicación, máquinas de crear
cultura; de estimular o dilapidar el pensamiento crítico. Todos los
recursos son pocos a la hora de mantener la hegemonía. Y un imperio
sabe bastante de hegemonía y algo de gestionar recursos.
Lo que contemplamos el
día 15 de noviembre en el panorama mediático internacional en
relación a Cuba es resultado de años de guerra cultural articulada
contra el amor y la política. Las victorias en esa variante de
guerra tienen varias ventajas. La más evidente es que no deja
huellas de sangre ni ladrillos rotos; la más duradera es la huella
que deja en las cabezas, que suelen aceptar mejor las ideas que las
balas. Si tomamos como ejemplo el Reino de España, podemos palpar su
gran logro hegemónico: la naturalización de posiciones políticas
sobreideologizadas. Cuba es una brutal dictadura de la misma forma
que la lluvia moja. Si cuestionas que la lluvia moja, probablemente
estés loco o mucho peor: seas comunista.
Las tertulias de radio o
televisión tenían el día 15 a Cuba en la palestra. Por poner tan
solo un ejemplo, Radio Nacional de España comienza la mañana
hablando de ausencia de libertad de prensa en Cuba en un debate donde
todos los “opinólogos” piensan lo mismo, reproduciendo cada cual
con más ingenio la versión monolítica del Norte Global. Los
calificativos van desde dictadura hasta jurásico sin obviar otros
más moderados propios de la información democrática y plural que
se supone representan. Así llevan décadas alimentando una opinión
pública sobre Cuba o Venezuela que da por sentado verdades
incuestionables sin contraste con la realidad ni juicio crítico.
Quienes acusan han
desarrollado la virtud de hacernos creer que hablan desde un espacio
de libertad ajeno a lo ideológico. Estos profesionales de la
opinión, que tan pronto hablan de Cuba como son expertos en
volcanes, Covid-19 o la reproducción del cangrejo blanco de Oceanía,
portan y reproducen la verdad única de la llamada “razón
occidental”, legítima dueña de la libertad, la democracia y el
orden.
La mitología de la
libertad de expresión es el arma para deslegitimar desde la lupa del
Norte todo orden social que no se ajuste a los cánones del circo
neoliberal donde cualquiera puede decir lo que le venga en gana
siempre y cuando sea minoritario o no toque ciertos intereses.
La Revolución Cubana es
presa perfecta para el despliegue de ese mito. No importa que en
Cuba, un país históricamente dependiente, subdesarrollado y
bloqueado desde hace 6 décadas, los índices de desarrollo humano
estén entre los primeros del mundo. Los datos de esperanza de vida,
analfabetismo, escolarización, acceso a la salud o mortalidad
infantil alcanzan o superan a los llamados países del primer mundo.
Tampoco importa que en medio de un bloqueo criminal Cuba haya
producido 5 vacunas contra el Covid-19 (3 exitosas y 2 en fase de
pruebas) así como medicamentos para su tratamiento y haya cuidado a
su pueblo con medidas de prevención, entre ellas la restricción de
la mayor fuente de ingresos del país: el turismo.
Desde el 15 de noviembre,
más allá del ruido mediático, lo que vive Cuba es el esperado
regreso a la normalidad. Tras el logro vacunal, con el 70% de la
población vacunada y expectativas del 100% a fines de año, se
restablece el tránsito aéreo y el turismo con 400 vuelos semanales
a la isla. Ese mismo día, niñas, niños y jóvenes llenan calles y
aulas de vida con el regreso a las escuelas.
Los representantes de la
razón de Occidente nunca pondrán el ojo en todo esto. Lo importante
es que Cuba ha retirado a la Agencia EFE sus credenciales,
devolviendo posteriormente solo 2. La agencia EFE fue fundada durante
la Guerra de España por el falangista y varias veces ministro con
Franco, Serrano Suñer, quien afirmó que el nombre EFE procede de la
letra inicial de Falange y de Fe, su órgano de propaganda. Hoy,
renovada y hasta con espacio feminista, sigue siendo una agencia
pública al servicio de los intereses del Reino de España. Pero no
solo: “tiene un convenio de colaboración con la ciudad de Miami,
que la compromete a realizar –leemos- `semblanzas y reportajes que
reflejen la realización del sueño americano´ en aquella
ciudad”[3]. Sabiendo como sabemos que Miami es el nicho de la mafia
anticubana, no hace falta aclarar a qué órbita se ajustan las
noticias de la agencia sobre Cuba.
El día 15, los 2 mayores
periódicos españoles, uno “progresista” y otro conservador,
decían en sus portadas: “El régimen estrecha el cerco a Yunior
García, líder del cambio” (El País); “Cuba persigue a Yunior
García y reprime a la prensa antes de la Gran Marcha” (El Mundo).
Yunior García es
presentado mediáticamente como el rostro de la disidencia cubana. Su
perfil se ajusta a las necesidades del consenso internacional. Joven
dramaturgo –formado por cierto gratuitamente por la Revolución-
autodefinido como “demócrata de izquierdas” y “revolucionario”,
de aspecto desenfadado y progre. Pero no es suficiente con eso. Para
semejante tarea hace falta preparación y recursos. Llegaremos a eso.
Yunior es el fundador de
la plataforma digital Archipiélago. Su figura fue tomando relevancia
desde las acciones del Movimiento San Isidro de noviembre de 2020 y
las protestas del pasado 11 de julio, siendo el principal promotor de
la Marcha Cívica por el Cambio del 15 de noviembre. Ante la negativa
del Consejo de la Administración de La Habana Vieja a su solicitud
de la marcha, Yunior saldría a caminar desde el parque Quijote hasta
el Malecón con una rosa blanca, en solitario y los medios
internacionales enfocándole. No lo haría porque según denunció le
bloquearon la salida de su casa. Al día siguiente, otros activistas
de Archipiélago publicaron en redes que su líder estaba
desaparecido, y exigían al gobierno “fe de vida”. Lo que no
supimos hasta el miércoles es que mientras sus compañeros
denunciaban su desaparición, Yunior se encontraba volando fuera de
Cuba. ¿Hacia dónde? Nada menos que al Reino de España, con visa de
turista. El dramaturgo afirmó en una entrevista que se quebró por
la presión recibida. Sin embargo, según cuenta el diario El País,
“fuentes diplomáticas indicaron que desde hace días se estaban
haciendo discretas gestiones para el viaje de García. El opositor
voló a Madrid el martes en un vuelo de Iberia en compañía de su
esposa”[4]. El jueves 18 de noviembre, Yunior da una rueda de
prensa con un discurso digno de su condición, afirmando:
«La razón por la que
tuve que salir de Cuba fue porque, si me quedaba allí, probablemente
no me iban a enviar a prisión, ellos no querían convertirme en un
símbolo, si me condenaban, me convertían en un símbolo, si me
mataban, me convertían en un símbolo. Ellos necesitaban
silenciarme, anularme como persona, bloquearme mentalmente, atacarme
psicológicamente, que me desestabilizara. Y casi lo logran».
Suena conmovedor. Su
relato es perspicaz. Perfecto para cumplir su papel de víctima.
Yunior no define a Cuba como “dictadura” desde posiciones
conservadoras, sino desde una pose progresista que llama a abandonar
el romanticismo hacia la revolución, afirmando que sus promesas
fracasaron derivando en una “tiranía”. “La mayoría de los que
hemos lanzado estas protestas somos progresistas”, asevera. Incluso
no compartiendo sus posturas, el personaje puede resultar creíble.
Siempre y cuando no atendamos a algunos detalles.
Están probados los nexos
de Yunior García con organizaciones financiadas por EEUU como la
USAID, la NED o el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, todas
ellas vinculadas a la CIA, ésta última dirigida por su actual
director, William J. Burns. En 2018, Yunior participó en Argentina
en un proyecto llamado “Tiempo de Cambios y el nuevo rol de las
Fuerzas Armadas en Cuba”, de la fundación derechista Centro para
la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL). En 2019,
asistió a talleres de formación de liderazgo impulsados por la NED
en Sant Louis University-Madrid Campus, una universidad jesuita
vinculada al ejército norteamericano donde completan estudios
soldados afincados en Madrid. Allí, uno de los conferenciantes fue
el expresidente Felipe González[5].
Yunior García Aguilera
(en el centro, de frente a la cámara), durante un taller en la
Universidad de Saint Louis en Madrid, en 2019, que fue visitado por
el ex presidente español Felipe González
Lo revela quien durante
más de dos décadas fue el “agente Fernando” de los órganos de
la seguridad del Estado cubano, el doctor Carlos Leonardo Vázquez
González, especialista en Medicina General Integral y Oncología,
quien asistió junto a Yunior a los talleres[6]. Existen imágenes de
Yunior entrando en la residencia oficial del Encargado de Negocios de
EEUU en Cuba, de reuniones con Alexander Agustín Marcel, funcionario
de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado norteamericano, así
como una grabación telefónica donde conversa sobre la preparación
de la marcha con Ramón Saúl Sánchez, quien atesora un amplio
historial terrorista contra Cuba[7]. Todos estos vínculos convierten
a Yunior en algo más que en un dramaturgo descontento con “el
régimen”: en un operador político de la derecha anticubana
internacional.
No es casualidad que el
destino de Yunior sea el Reino de España, que ya se está
convirtiendo en sede de héroes de la libertad que, cómo no,
acaparan recién aterrizados todos los focos. Recordemos a nuestro
querido Súper López[8]. Súper Junior no llega a la categoría de
terrorista como Leopoldo. Su papel es otro, y sin entrar en si finge
o no su discurso, lo cierto es que le arropan, y se deja arropar, por
intereses de dudosa condición y organizaciones que no solo tienen
poco que ver con la izquierda, sino que se dedican a combatirla. El
fenómeno Yunior no tuvo el efecto esperado en la isla el 15 de
noviembre y algunos tratan ahora de aprovechar el tirón para
explotar su figura desde España.
La utilización de
personajes de la cultura es una vieja táctica de la guerra cultural.
Las conocidas como “revoluciones de colores” tienen el propósito
de alentar el caos, la desobediencia y generar escenarios que
provoquen revueltas y justifiquen sanciones de organismos
internacionales o incluso una intervención, como algunas voces piden
sin rubor para Cuba. El objetivo es el cambio de régimen. Es decir,
el regreso del capitalismo a Cuba mediante la instalación de un
régimen liberal de partidos. La presentada como pacífica Marcha por
el Cambio responde a ese patrón diseñado desde fuera de la isla.
Juan González, el principal asesor para América Latina del
presidente Joe Biden, afirmaba: “EEUU responderá posiblemente con
sanciones si se violan los derechos fundamentales del pueblo cubano o
se procesa a los promotores de la Marcha Cívica opositora”. El
intervencionismo contra Cuba no parece que vaya a venir por la vía
clásica militar. Los misiles son más sutiles. Complementan al
bloqueo y se presentan como ONGs, hablan de democracia y libertad y
asumen rostros amables, resilientes y creativos.
Ocurre que el capitalismo
no es el único que construye sentidos. Cuba también ha producido
sus consensos. La diferencia es que éstos se asientan en los
principios de lo humano. En los principios emancipadores de la
Revolución y sus logros. Una Revolución que en más de 6 décadas
ha logrado crear una cultura política muy celosa de su soberanía y
su independencia, porque sabe del sacrificio para alcanzarlas, y sabe
que ha sido mediante el horizonte socialista como estrategia. Por eso
no sirve cualquier líder carismático de la disidencia en la isla.
El pensador cubano recientemente fallecido Juan Valdés Paz, contaba
en una entrevista a Vocesenlucha:
“A mí siempre me gusta
poner este ejemplo: si ahora nosotros tres nos vamos a la cola del
pan, pues ahí el consenso debe ser del 5%, porque está todo el
mundo protestando por el pan –uno solo, está mal hecho, en fin–.
Pero según tú te vas moviendo de tema, vas moviendo el consenso,
hasta el consenso más alto. Cuando llegues al tema de la patria, la
independencia, la soberanía, ahí el consenso es sobre el 90,
permanentemente. El que esté por fuera se considera un apátrida.
Entonces la política gringa, estúpidamente, mantiene la cuestión
nacional en el centro de la hostilidad. Tampoco tienen otro remedio,
porque una vez que la Revolución está consolidada, se la tienen que
tragar completa”[9].
Joel, un buen amigo,
trabajador humilde de un barrio popular de La Habana, nos comenta:
“a Yunior le pagaron
para que hiciera barullo. Estoy totalmente convencido, si antes me
quedaba alguna duda, que en Cuba hay muchos más revolucionarios que
contra. La gente, aunque sepa que la situación está dura y se
quejen, no quiere un cambio social, quieren mejorar, solo mejorar. Si
algún día se logra burlar el bloqueo, digo burlar porque ellos no
lo van a quitar, sería que la mayoría de países se unieran y
dijeran no al bloqueo, la gente entonces estará mejor”.
La llegada de la pandemia
ocurrió en un momento muy complicado para Cuba ante el
recrudecimiento del bloqueo norteamericano impulsado por Trump. A eso
se sumó la pérdida del ingreso del turismo y la paralización
propia de las medidas de confinamiento. Nadie niega que en Cuba hay
dificultades, ni el propio presidente Díaz-Canel, quien fue a
conversar directamente con la gente que salió a las calles el pasado
11 de julio, en unas protestas donde se mezclaron sectores pacíficos
molestos por la crisis económica, con actos violentos y vandálicos,
y una agenda bien articulada desde fuera de la isla. Los altavoces
globales y los centros de inteligencia están preparados para en
momentos de debilidad descargar su arsenal.
La guerra mediática
forma parte de las llamadas guerras híbridas o de cuarta generación,
que no son más que una expresión del imperialismo. Ese palabro
pasado de moda, sigue estando en plena forma y se hace más necesario
que nunca para mantener el poder en tiempos de crisis, pandemias e
incertidumbres.
La libertad de prensa en
el capitalismo funciona como un embudo atascado; en su ancho
espectro, inmóvil, la verdad única, incuestionable; en su cuello,
bloqueando el progreso, el pensamiento crítico, antisistémico,
subversivo, terrorista. La censura no existe. Los raperos presos por
cantar son leves disfunciones del sistema. La verdadera censura es
más sutil y opera como autocensura. Los periodistas ya no son
periodistas sino mercenarios de la información al servicio de “la
verdad” del grupo que paga. Para mantener el trabajo, solo hay que
ser fiel a su posición ideológica. Rebelarse contra eso implica el
despido y posiblemente el ostracismo.
Las corporaciones del
caos riegan sus verdades aplastantes disparando a las conciencias
mediante armas de distinta condición. En la guerra contra la isla,
el papel de las nuevas formas de comunicación es clave. Las redes
sociales se han convertido en el nuevo territorio para el despliegue
de guerra. Operadores a sueldo completan la labor de los algoritmos.
En la era de la
información crece la confusión. En ella no caben las certezas.
Mucho menos la subversión al estado de ideas imperante. Cuba régimen
maligno, dictadura opresora, isla encerrada en sí misma, revolución
frustrada, fallido experimento socialista. Demostración palpable de
que el sueño comunista no es posible. De que otro mundo no es
posible. El amor y la política se divorciaron para siempre.
Perdidos en la vorágine
de la nube, vagabundeamos ansiosos en busca de un click que complete
nuestra condición imperfecta. Hoy que los credos religiosos decaen
en Occidente, no existe más dios que lo digital. Danos pues hoy,
padre mediático, la información nuestra de cada día, por el resto
de los días, amen.
Notas:
[1] Javier Larraín, Frei
Betto: “El socialismo es el nombre político del amor”, Correo
del Alba, 12/3/2019
[2] Néstor Kohan, Marx y
la teoría crítica latinoamericana, Trinchera, Caracas, 2015, p. 29
[3] Cubainformación,
https://afly.co/qxy6
[4] El País, 17/11/2021
https://elpais.com/internacional/2021-11-17/yunior-garcia-principal-promotor-de-las-protestas-en-cuba-aterriza-en-espana.html
[5] Ver Wikipedia,
https://youtu.be/qL2uO70bTxc
y Paco Azanza Telletxiki, Cubainformación
[6] Ver PALABRA PRECISA:
Entrevista con el Agente Fernando
[7] Cubainformación,
27/10/2021 https://afly.co/qy36
[8] Vocesenlucha,
Superlópez, villano Maduro y Planeta Canalla, 1/12/2020
[9] Entrevista a Juan
Valdés Paz (I), La Habana, diciembre de 2019, en vocesenlucha.com
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Fuente: Arrezafe.blogspot.com