Litografia de E. L. Lissitzky, 鈥淰ictoria sobre el sol鈥, 1923.
Este art铆culo forma parte del dosier conjunto 鈥淥ctubre soberanista: 5 a帽os despu茅s鈥, elaborado entre las publicaciones Catarsi, Debats pel Dem脿, Realitat, Sin Permiso, Sobiranies y Viento Sur.
Por Albert Portillo y Andr茅s P茅rez*
Al t茅rmino de 2022 es imposible reflexionar estrat茅gicamente desde Catalunya sin tener presente la crisis general que truena por doquier de Europa de una manera mucho m谩s dr谩stica que la recesi贸n econ贸mica de 2008. La crisis clim谩tica y energ茅tica a煤pan una crisis econ贸mica que ha tomado aliento con la guerra entre Rusia y Ucrania. La militarizaci贸n del gasto p煤blico ha dado forma a un tipo de keynesianismo, que en ocasiones anteriores, como la crisis de la deuda de 2008-2014 o la pandemia de la Covid, se hab铆a tratado de anatema. De modo que las respuestas neoliberales son rechazadas por el mismo establishment; la reforma fiscal brit谩nica vetada por el FMI -y que ha supuesto una rebeli贸n entre los tories hasta el punto de haber forzado la dimisi贸n de una Primera Ministra que no ha durado ni dos meses en el cargo- es un singular ejemplo.
Hace unos d铆as Josep Borrell, en un discurso dirigido a la Academia Diplom谩tica Europea de Bruselas, dec铆a: 芦La jungla tiene una gran capacidad de crecimiento y el muro nunca ser谩 suficientemente alto para proteger el jard铆n, los jardineros tienen que ir a la selva禄. Este 芦jard铆n禄, seg煤n el parecer de Josep Borrell -vicepresidente de la Comisi贸n Europea y alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Pol铆tica de Seguridad-, se tiene que defender haciendo cargar sobre las clases trabajadoras el peso de la guerra; asumiendo la inflaci贸n, una p茅rdida relativa de la capacidad de consumo; y la carest铆a, una reducci贸n absoluta del salario real.
驴Qu茅 est谩 pasando en el 芦jard铆n禄 europeo? 驴Por qu茅 los amos del jard铆n reaccionan de una manera tan diferente hasta el punto de oponerse a las rebajas de impuestos a los m谩s ricos de una aprendiz de Margaret Thatcher como ha sido la exprimera ministra brit谩nica?
Creemos que el rearme de Europa no obedece s贸lo a una estrategia belicista sino tambi茅n a la voluntad de hacer de este jard铆n un b煤nker con sus propios flancos, en la terminolog铆a militar de la UE y la OTAN, 芦oriental禄 y 芦sur禄.
Si la guerra ha servido para rearmar las fronteras en el flanco oriental, contra Rusia, la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid ha proclamado la militarizaci贸n del flanco sur contra la pretendida migraci贸n masiva. Pero este rearme, espectacular en el caso de Alemania, parece indicar una preparaci贸n para la lucha global por los recursos naturales que ser谩n cada vez m谩s preciados a medida que se agrave la crisis clim谩tica en que nos encontramos. La 芦coexistencia pac铆fica de oligarqu铆as禄, en palabras de Rafael Poch, se ha terminado y la guerra se est谩 utilizando para demoler unos contratos sociales muy quebradizos. El colapso europeo se presenta por la puerta de delante bajo la amenazadora forma de una Destrucci贸n Mutua Asegurada, como en los peores momentos de la Guerra Fr铆a.
El rearme europeo pone como excusa la guerra ruso-ucraniana a la vez que se anuncia al resto del mundo la voluntad de hacer servir la fuerza bruta para mantener a cualquier precio el jard铆n y el orden en su interior. Es posible que por este motivo hasta el FMI no encuentre adecuado bajar los impuestos a las grandes fortunas en un pa铆s tan importante para la OTAN como es Inglaterra.
En este contexto, se anuncia un giro social tildado de keynesiano para afrontar la crisis a pesar de que todos los preparativos que se pueden observar toman m谩s bien la forma de una econom铆a de guerra. Parece m谩s probable que nos encontremos ante el 煤ltimo flotador para la supervivencia de las elites. Ya que los dr谩sticos aumentos del gasto p煤blico est谩n catapultando una inversi贸n militar por toda Europa. Ser铆a ingenuo pensar que de la noche al d铆a la UE y pol铆ticos, firmes seguidores de las doctrinas neoliberales, asumen pol铆ticas de aumentos de impuestos a las elites, topes a los precios del gas o de limitaci贸n permanente de los beneficios privados, sino que tanto por su car谩cter temporal como por su objetivo por el cual son destinadas dan cuenta m谩s bien de un inter茅s por el mantenimiento de una econom铆a de guerra.
Por esto nos preguntamos si esta econom铆a de guerra no representa m谩s bien un neoliberalismo militar de nuevo cu帽o en lugar de un giro keynesiano, o la antesala de la puesta en marcha de un nuevo imperialismo de acuerdo con la necesidad de preparar 鈥渁 los jardineros para ir a la selva鈥, siendo conscientes que los recursos naturales para hacer frente a la inevitable transici贸n energ茅tica no est谩n al alcance de Europa. As铆 pues, observamos, por un lado, que el imperialismo se plantea como soluci贸n a la crisis clim谩tica mientras que, por el otro, se toman atajos para que las oligarqu铆as se ahorren la factura de la guerra y la crisis clim谩tica, aunque sea al precio de boicotear una transici贸n ecol贸gica y reactivar, a corto plazo, la falsa ruta de la energ铆a nuclear para solucionar los problemas energ茅ticos inmediatos.
De todos modos, este tel贸n de fondo, con las se帽ales intermitentes que env铆a a los pa铆ses miembros, no puede dejar de provocar efectos en el interior de cada pa铆s. La apolog铆a de la fuerza bruta contra los migrantes en el flanco sur y contra los enemigos oficiales en el flanco oriental se ali帽a con la carga del esfuerzo de guerra sobre las espaldas de las clases populares europeas. 鈥淗ace falta hacer un esfuerzo鈥, dijo Borrell al principio de la guerra.
Paralelamente, es de esperar que unos planteamientos clasistas, militaristas y racistas, en boca de las instituciones europeas, animen a las extremas derechas de toda Europa. A la militarizaci贸n de los esp铆ritus parece corresponder la fascistizaci贸n de las identidades nacionales. Un regreso a esencias identitarias que aprovecha esta situaci贸n de incertidumbres para generar una sensaci贸n de seguridad. El miedo al migrante y a una supuesta invasi贸n migratoria, la llamada teor铆a del reemplazo, conforman este giro ultraderechista europeo. En el fondo, se trata de la p茅rdida de una posici贸n econ贸mica privilegiada en el mundo que para las elites europeas, y la extrema derecha, se puede suplir con la fuerza bruta con tal de garantizar la seguridad en el jard铆n, y, de paso, una identidad de poder sobre los otros y contra los otros.
El auge de las extremas derechas en Suecia o en Italia muestra como la salida fascista se puede materializar r谩pidamente en esta situaci贸n de crisis plurales, en lugares a priori bien distintos dentro de la misma Europa.
Por eso, todo movimiento soberanista de izquierdas en el Sur de Europa necesariamente tiene que enfrentarse con la deriva belicista para poder plantear la autodeterminaci贸n. Ya que en una Europa destruida por una guerra nuclear no habr谩 nada, y apenas nadie, para autodeterminarse. Una guerra 芦convencional禄 a gran escala entre la OTAN y Rusia tampoco ser谩 un escenario mucho mejor.
Parece evidente que sin una apuesta pacifista, los movimientos soberanistas de izquierdas tendr谩n muy pocas herramientas, e ideas, para evitar una trayectoria que tambi茅n tiene efectos end贸genos. Es iluso esperar que el belicismo no afectar谩 al Estado espa帽ol en su configuraci贸n concreta, de hecho, ya lo est谩 haciendo en los Presupuestos Generales del Estado, pero es que un mayor protagonismo del Complejo Militar Industrial significar谩 un mayor protagonismo de las ideas de la extrema derecha, que no son otra cosa que una apolog铆a marcial de la fuerza contra los d茅biles.
Por estos motivos, parece un error may煤sculo ignorar el contexto europeo y las din谩micas internacionales en presencia, tal como han hecho las fuerzas soberanistas (pol铆ticas y civiles) mayoritarias antes, durante y despu茅s, de la Diada, a pesar de los avisos lanzados por Comisiones Obreras de Catalunya o el Centro Del脿s. Parece muy dif铆cil, sino imposible, ignorar las tendencias citadas que nos llevan a una lucha militar por los recursos naturales. Una situaci贸n que nos coloca, tambi茅n en Catalunya, delante de la siguiente cuesti贸n: tenemos que decidir si reforzamos dichas din谩micas europeas militares, racistas y clasistas, o, por el contrario, oponemos soluciones alternativas desde nuestro propio pa铆s.
Hasta ahora, no hemos visto demasiadas intenciones de plantear este 煤ltimo curso de acci贸n; ni en el Gobierno de la Generalitat, ni en las principales fuerzas independentistas y soberanistas de izquierdas. De hecho, la ruptura del Gobierno entre Esquerra Republicana y Junts genera una importante duda sobre si obedece en alguna medida a diferencias estrat茅gicas o simplemente representa la en茅sima lucha partidista.
Ya que, oficialmente, no se ha echado Junts por el belicismo descarado de la exconsellera Victoria Alsina, ni tampoco ha figurado entre los motivos de la ruptura, la oposici贸n del exconseller Jordi Puigner贸 a la gratuidad de Rodalies, una de las pocas medidas efectivas en paliar un poco la inflaci贸n, y aun menos las rebajas fiscales del exconseller Jaume Gir贸, directamente inspiradas en el clasismo tributario de Ayuso que tan estrepitosamente ha fracasado en Inglaterra.
Parece que la crisis de Gobierno ha expresado, ni que sea ca贸ticamente, el derrumbe del frente patri贸tico inaugurado por el proc茅s pero no queda claro que se hayan comprendido las causas econ贸micas, sociales y pol铆ticas, que inevitablemente ten铆an que producir esta algarab铆a.
Porque, a pesar de todo, es evidente que la situaci贸n genera una oportunidad estrat茅gica para plantear un curso de acci贸n contra la bunkerizaci贸n de Europa. Y esta oportunidad estrat茅gica consiste en inaugurar un giro a la izquierda desde el Gobierno de Catalunya. Un giro dif铆cilmente imaginable sin abordar p煤blicamente la necesidad de una alianza soberanista entre Esquerra, CUP y Comuns.
No es una opci贸n f谩cil pero la opci贸n aparentemente m谩s c贸moda para las izquierdas del pa铆s; subordinarse al PSC, gobernar en minor铆a sin un proyecto claro o insistir en la unidad del independentismo cuando esta est谩 rota por el giro clasista de la misma derecha independentista, no es tampoco ninguna soluci贸n de nada. 鈥淗ay que atreverse, atreverse otra vez y seguir atrevi茅ndose鈥, como proclam贸 Danton.
Por otra parte, no se puede obviar que en caso de evitarse, o obstruir, un giro gubernamental a la izquierda siempre puede plantearse una alternativa m谩s compleja, pero posible, de la altura que est谩n planteando las izquierdas francesas, con protagonistas que van mucho m谩s all谩 de los partidos. Y en tiempos de crisis la necesidad acelera hasta los procesos aparentemente m谩s complejos.
En cualquier caso, har谩 falta una receta como la ensayada por M茅lenchon en Francia para reanimar el soberanismo de izquierdas: una unidad pol铆tica de la izquierda fundada en un programa de ruptura, es decir, abordar des de los soberanismos la respuesta de las distintas crisis abiertas.
En Catalunya es f谩cil encontrar los ingredientes compartidos para una receta original, seguramente nos podemos poner de acuerdo en la necesidad de una defensa intransigente de la Ley de Alquileres catalana, del cierre de las centrales nucleares para destapar el Green New Deal catal谩n, la generalizaci贸n del Transporte P煤blico Gratuito o la persecuci贸n del fraude fiscal de unas elites retratadas sistem谩ticamente por los Panam谩 y los Pandora Papers, entre muchas de las medidas que tendr铆an que incluirse en un pacto estrat茅gico de este tipo.
La cuesti贸n, pero, consiste en clarificar si es sostenible seguir con la apat铆a actual enlatada a base de improvisaciones o, por lo contrario, podemos encarrilar un debate estrat茅gico entre las izquierdas catalanas que facilite un memor谩ndum de medidas de un Frente Popular catal谩n. Nosotros creemos que, pese a todas las dificultades, tiene mucho m谩s inter茅s este segundo rumbo porque compartimos con M茅lenchon que: 芦La unidad popular es la soluci贸n a la crisis abierta禄.
Y no s贸lo porque haga falta una din谩mica de movilizaci贸n popular equiparable al enough is enough ingl茅s, a la Huelga General francesa, y a todos los otros ejemplos de protesta popular y sindical contra la inflaci贸n y la carest铆a. Sino porque es un camino que tambi茅n nos acercar铆a a plantear la autodeterminaci贸n desde un punto de vista popular, tal como hacen los republicanos irlandeses o los independentistas de izquierdas escoceses.
En nuestro caso, creemos, pero, que de tomarse seriamente una perspectiva estrat茅gica como esta se tendr铆a que llevar a cabo con plena consciencia de nuestra situaci贸n geopol铆tica con tal de desarrollar un internacionalismo adecuado. Somos un peque帽o pa铆s del Sur de Europa y en la ribera occidental del Mediterr谩neo con una influencia nula en la Uni贸n Europea. Es un error pensarse que en este jard铆n los amos tienen alg煤n tipo de simpat铆a por las peque帽as naciones de Europa y menos si representan alg煤n tipo de desaf铆o. La Grecia de Syriza es un aviso a navegantes de lo que supone llevar la contraria, en solitario, al establishment europeo.
Es necesario tomar nota tanto de este aviso como del ejemplo de las izquierdas de Am茅rica Latina. En la regi贸n m谩s de izquierdas del mundo, las alianzas continentales han sido claves para enmendar las imposiciones geopol铆ticas. Catalunya no es una excepci贸n. El movimiento soberanista experiment贸 su soledad internacional en el octubre de 2017 y la volver铆a a experimentar si se materializara una Rep煤blica Catalana encabezada por un Frente Popular.
Una rearticulaci贸n estrat茅gica de las izquierdas catalanas dif铆cilmente podr谩 hacerse o铆r en el b煤nker ajardinado europeo si no tiene firmes alianzas, no ya s贸lo con una Espa帽a republicana y de izquierdas, sino con todo un bloque de contrapoder regional que incluya a otros pa铆ses ib茅ricos, europeos y mediterr谩neos.
La crisis de la Monarqu铆a concreta en una sola instituci贸n del Estado espa帽ol la pluralidad de crisis que azotan Europa y, por esto mismo, en la lucha contra este nudo de poder se pueden plantear todo un conjunto de alternativas radicales. Pero para comenzar hace falta tomar la iniciativa y en la situaci贸n abierta en Catalunya una alianza de las izquierdas soberanistas puede marcar la diferencia.
*Andr茅s P茅rez es colaborador de Debats pel Dem脿 y Albert Portillo es miembro de Debats pel Dem脿.
Fuente: Debatspeldema.org