El
Imperio de Calibán – 21/12/2020
Para
quienes han sido víctimas directas o indirectas del imperialismo
estadounidense, hablar de su insivibilidad podría ser un chiste de
mal gusto. Demasiados muertos, demasiada sangre. Sin embargo, es
necesario reconocer que durante gran parte de su historia, el
imperialismo estadounidense ha sido invisible -no existente- para la
mayoría de los estadounidenses y sus líderes. La amnesia imperial
estadounidense es una enfermedad crónica. Muchos son los ejemplos,
por lo que solo mencionaré uno. Tras completar la invasión de Iraq,
el entonces Secretario de Defensa de los Estados Unidos Donald
Rumsfeld, realizó una especie de gira triunfal por varios países
del Golfo Pérsico. El 28 de abril de 2003, Rumsfeld y el comandante
en jefe de las fuerzas estadounidense en la región el General Tommy
Frank, llevaron a cabo una conferencia de prensa en la ciudad de
Doha, Qatar. Durante esa conferencia de prensa un periodista de la
cadena noticiosa Al Jazeera preguntó a Rumsfeld si el gobierno
estadounidense estaba inclinado a la creación de un imperio en la
zona. Visiblemente molesto el secretario respondió: “No buscamos
un imperio. No
somos imperialistas. Nunca los hemos sido. Ni siquiera puedo
imaginar por qué me hace esa pregunta.”* Rumsfeld, uno de los
principales responsables del peor error en la historia de la política
exterior en la historia de Estados Unidos y quien se ofendía ante la
insinuación de un imperio estadounidense, era entonces el
“administrador” de las más de 600 bases militares
estadounidenses alrededor del globo.
En
los últimos veinte años, la historiografía estadounidense se ha
encargado en visibilizar al imperialismo estadounidense. Me refiero a
los trabajos de Amy Kaplan (QEPD), Alfred W. McCoy, Donald Pease,
Lany Thompson, Courtney Johnson, Anne L. Foster, Paul A. Kramer,
Kristin Hoganson, Jeremi Suri, Jorge Rodríguez Beruff, Francisco
Scarano y Mariola Espinosa, entre otros. Acabo de leerme un libro que
sigue esta línea historiográfica enfocando al imperialismo
estadounidense a niveles que no había visto en otras obras. Se trata
de la obra de Daniel Immerwahr, How to Hide an Empire: A History
of the Greater United States (New York: Farrar, Straus and
Giroux, 2019). El Dr. Immerwhar es profesor en el Departamento de
Historia de Northwestern University en el estado de Illinois.
Immerwhar es también autor de Thinking Small: The United States
and the Lure of Community Development (Cambridge, MA: Harvard
University Press, 2015).
Debo
reconocer que me acerque a este texto con dudas, pues me preguntaba
qué más se podía añadir a la historiografía del imperialismo
estadounidense, y, en especial, de su “invisivilidad”. Mayor fue
mi sorpresa a encontrarme con una obra que además de hilvanar una
historia fascinante, hace una aportación sustantiva a lo que sabemos
sobre las prácticas, ideas e instituciones del imperialismo yanqui.
No por nada ha ganado múltiples premios, entre ellos, el Robert H.
Ferrell Book Prize, de la Society for Historians of American Foreign
Relations, el Publishers Weekly, Best Books of 2019 y el
National Public Radio, Best Books of 2019.
Por
la naturaleza de esta bitácora y el tamaño de este libro, me
limitaré a hacer algunos comentarios generales. Lo primero que
quiero comentar es cómo está escrito este libro, pues me parece uno
de sus principales activos. Immerwahr hilvana una historia
fascinante, muy bien escrita y documentada, superando las
limitaciones típicas de los trabajos tradicionales sobre la política
exterior estadounidense.
El
autor construye una historia integral del imperio estadounidense a
través del análisis cronológico de su evolución con énfasis en
cómo éste ha sido escondido accidental e intencionalmente. Comienza
en el periodo colonial y termina en el siglo actual. Entre los
eventos que destaca no necesariamente enfocados por otros autores
destacan la adquisición de islas guaneras, el desarrollo de una
arquitectura colonial en las Filipinas producto del trabajo de Juan
Arellano, la imposición de un gobierno militar y opresivo en Hawai
durante la segunda guerra mundial y los abusos cometidos contra los
pobladores de la islas aleutianas durante ese conflicto.
La
segunda parte del libro -a partir del fin de la segunda guerra
mundial- es la que me resulta más innovadora por cuatro puntos. El
primero, la idea de que el desarrollo de toda una industria de
productos sintéticos durante el conflicto contra los Nazis liberó a
Estados Unidos de la dependencia en ciertas materias primas como el
caucho, la quinina, etc. Esto liberó a los estadounidenses de poseer
un imperio territorial, a pesar de que al termino del conflicto,
controlaban una gran extensión de territorios en Asia y Europa.
Otra
idea interesante tiene que ver con el siginificado imperial que el
autor le asigna al desarrollo después de la guerra a la
estandarización económica dominada por los estadounidense. Tras la
guerra el poderío económico estadounidense hizo imposible -a países
ricos y pobres- retar o rechazar los estandares definidos por Estados
Unidos, lo que constituyó otra herramienta imperial.
El
tercer punto que subraya el autor es el predominio del idioma inglés
en la segunda mitad del siglo XX. Immerwahr analiza cómo una lengua
minoritaría como el inglés se impuso como el idioma dominante a
nivel académico, técnico, científico, diplomático y hasta
cibernético.
El
cuarto y último punto tiene que ver con lo que Immerwahr denomina
como “Baselandia”. Tras acabada la segunda guerra mundial, los
Estados Unidos no renunciaron ni abandonaron su proyecto imperial,
sino que lo rehicieron a través de la estableciemiento de unas 800
bases militares a nivel global. Según el autor, éstas son, además
de herramientas imperiales, el imperio estadounidense. Las bases han
servido para ejercer el poder imperial de diversas formas, desde
bombardear Vietnam o Irak, hasta impulsar costumbres, modos de
consumo, valores, estilos musicales, etc.
Termina
el autor comentando cómo diversos países lograron dominar la
estandirazación, el idioma y la zona de contacto que significaban
las bases, para alcanzar e inclusive superar a Estados Unidos.
Debo
terminar señalando que este libro es lectura obligada para aquellos
interesados en el desarrollo del imperialismo estadounidense y, en
especial, para quienes seguir haciéndolo visible.
*
Eric Schmitt, Aftereffects: Military Presence; Rumsfeld Says US Will
Cut Forces in the Gulf”, New York Times, April 30, 2003. Disponible
en: http://query.nytimes.
com/gst/fullpage.html?res=9A01EEDE103DF93AA15757C0A9659C8B63&sec=&s
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Fuente: Arrezafe.blogspot.com