March 16, 2023
De parte de A Las Barricadas
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Agua y fuego. De ahí la lluvia.

Hace unos días charlaba con un amigo de algo que me fascina desde pequeño: el origen del agua que bebemos. Es extraterrestre. Como lo oís. Hace unos cuatro mil millones de años, mientras la Tierra se formaba alrededor del Sol, recibía el impacto de montones de cometas y meteoritos, muchos de ellos transportando hielo. Al chocar con el planeta se desintegraban y en un mundo hirviente de fuego, a unas presiones inconcebibles para nuestra existencia, se formaban enormes nubes de vapor. Y con el tiempo, una lluvia torrencial, un diluvio impresionante, que se unió al choque de otro planeta con el nuestro, fundiéndolo nuevamente, creándose un núcleo de hierro que dio lugar al campo magnético, apareciendo de la fusión de escombros un satélite enorme: la Luna. Y vuelta a empezar con meteoritos que traían metales y aminoácidos y compuestos orgánicos, tormentas, erupciones, océanos inmensos, mareas impresionantes, tsunamis apocalípticos de lava, días de tres horas, fuego, metano, y en algún temprano momento, en el fondo del océano, en el agua estelar, en torno a una fumarola, las primeras células anaerobias. Una vez apareció la vida, se aferró a la existencia.

Menudo flipe pensar que el agua que bebemos y que necesitamos, tiene miles de millones de años y que vino desde a tomar por saco en violentos bólidos estelares. Es más, muy posiblemente este vaso de agua que me estoy bebiendo ahora, haya pasado por las vías urinarias de Napoleón. Realmente flipante. Piénsalo: estamos bebiendo agua que ha pasado por los riñones de los dinosaurios…

Después lo de siempre: evolución, glaciaciones, más erupciones, extinciones masivas y vuelta a empezar. Impresiona pensar que de no haber sido por el bombardeo de cometas, por el campo magnético terrestre, por la acción de la Luna que hizo que la Tierra rotara más lentamente, el planeta que habitamos sería un espacio rocoso, yermo, esterilizado por la radiación solar… Que hubiera faltado a su cita un fenómeno cosmológico, un simple resfriado de un mamífero, o una cita a deshora de una pareja calenturienta, y se hubiera interrumpido la sucesión de hechos que dieron lugar a la maravilla más grande que ha ocurrido desde el Big Bang en el comienzo del Universo: YO.

A mí me acojona pensar que estoy aquí de pura chiripa. He tenido una suerte impresionante. Miro hacia atrás y compruebo que el fenómeno de la muerte ha acompañado a mi posibilidad millones de veces, tantas como estirpes se han extinguido por el camino. Es más, creo firmemente que mi existencia es una imposibilidad matemática. Mi nacimiento era improbable si se tienen en cuenta la suma de factores necesarios. Es tal la cantidad de variables que –sencillamente– es imposible que esté aquí hoy, soltando disparates.

Y, sin embargo, aquí estoy viendo el panorama. Y eso me hace pensar que lo inconcebible se ha hecho un lugar en lo real. Por eso cuando alguien me cuenta que el anarquismo, un mundo sin mando ni obediencia, es una locura, respondo que si la locura del Universo se hizo realidad… arrimando un poco el hombro… ¿Por qué no el anarquismo?




Fuente: Alasbarricadas.org