Tras imponerse en la Guerra Civil, el nacionalcatólico régimen franquista reduciría a la mujer de clase trabajadora a su condición de madre y a su labor, no remunerada, de ama de casa, y por supuesto le impediría volver a celebrar el 8M.
![]() |
Mural atacado por fascistas en Madrid |
Javier Lezaola
La madrileña plaza de toros de Las Ventas registró un lleno absoluto en marzo de 1936 para celebrar el 8M, Día de la Mujer Trabajadora, de aquel año. El Frente Popular acababa de ganarle a la derecha las elecciones de febrero y quedaban sólo cuatro meses para el golpe de Estado franquista de julio. Tras imponerse en la Guerra Civil, el nacionalcatólico régimen franquista reduciría a la mujer trabajadora, es decir a la mujer de clase trabajadora, a su condición de madre y a su labor, no remunerada, de ama de casa, y por supuesto le impediría volver a celebrar el 8M. Sin embargo, ese régimen no lograría su objetivo de hacer desaparecer aquel movimiento de masas en lucha por los derechos de la mujer trabajadora y por su emancipación, que resurgiría tras el franquismo y que se ha reforzado en los últimos años
Ochentaicinco años después de aquel lleno absoluto en Las Ventas, las mujeres trabajadoras de la Comunidad de Madrid no han podido celebrar este 8M con movilizaciones, a pesar de haber insistido todo lo posible en su compromiso de cumplir todas y cada una de las medidas destinadas a evitar la propagación del COVID-19. En el Madrid de las fiestas ilegales –o alegales– y las movilizaciones de todo tipo –incluidas concentraciones fascistas–, se lo han impedido el delegado del Gobierno central primero, los tribunales de justicia después y el Tribunal Constitucional finalmente.
Además, el mural feminista ‘La unión hace la fuerza’, que cubre desde hace tres años parte de la fachada del polideportivo de La Concepción –en el barrio madrileño del mismo nombre, en el distrito de Ciudad Lineal–, ha amanecido atacado este 8M. La réplica del mismo mural –ubicada en el municipio madrileño de Alcalá de Henares– ya había sido atacada este domingo, víspera del Día de la Mujer Trabajadora.
El mural de Ciudad Lineal, que partió de una idea de los propios vecinos del distrito, contiene los rostros de 15 mujeres trabajadoras que en su día rompieron barreras en nombre de la igualdad. Son los de Angela Davis, Antònia Fontanillas Borràs, Chimamanda Ngozi Adichie, Comandanta Ramona, Emma Goldman, Emma Stone –en el papel de Billie Jean King–, Frida Kahlo, Gata Cattana, Kanno Sugako, Liudmila Pavlichenko, Nina Simone, Rigoberta Menchú, Rosa Arauzo, Rosa Parks y Valentina Tereshkova, pero la importancia de la obra no radica tanto en cada uno de los rostros como en el conjunto de ellos, en la fuerza colectiva de quienes han luchado y de quienes siguen luchando por lo mismo que ellas, quienes desde el mural miran directamente al espectador con la esperanza de transmitir su mensaje y concienciar.
El Ayuntamiento de Madrid está gobernado por PP y Ciudadanos, con el apoyo del partido ultraderechista Vox, que viene pretendiendo que el Consistorio madrileño elimine el mural –hasta ahora, la presión de los vecinos ha impedido esa eliminación– y que carga especialmente contra tres de las mujeres que lo componen: la comandante Ramona (1959-2006), guerrillera chiapaneca del Ejército Zapatista de Liberación Nacional; la anarquista y feminista japonesa Kanno Sugako (1881-1911) y Liudmila Pavlichenko (1916-1974), francotiradora soviética que combatió el terror nazi desde las filas del Ejército Rojo en la II Guerra Mundial.
Los rostros de Comandanta Ramona, Kanno Sugako y Liudmila Pavlichenko han amanecido este 8M borrados con pintura negra, pero no sólo los rostros de Ramona, Sugako y Pavlichenko, también los de las otras 12 mujeres del mural feminista. Antes de irse, los atacantes dejaron escrito “comunistas” y “terroristas” junto a sus rostros eliminados. Algunas de esas 15 mujeres eran o son comunistas. Terrorista no lo ha sido ninguna de ellas.
El odio del franquismo a la mujer trabajadora y a su día internacional, el 8M, fue doble: odio a la clase trabajadora en general y odio a la mujer trabajadora en particular. Como doble es el odio de los herederos del franquismo a la mujer trabajadora y al 8M. Porque es el mismo viejo odio.
Fuente: Sareantifaxista.blogspot.com