Los encausados fueron juzgados en un Consejo de Guerra iniciado en Ifni y continuado en La Isleta, Las Palmas (Gran Canaria). El fiscal insistió en la no incorporación a la sublevación fascista de los inculpados, y sus intentos para que el Batallón de Tiradores y Caídes del Territorio siguieran fieles al Gobierno de la República. Aquellos militares facciosos no se cortaron ante aquellos también militares como ellos, aunque con valores y principios basados en el honor y la defensa del Régimen Legítimo, la República Española, que habían jurado defender. El odio que había en la sala del juicio entre miembros del mismo ejército se podía cortar en el aire.
El 17 Octubre de 1936, se dictaron las siguientes sentencias: 21 penas de muerte (14 militares y 7 civiles); 12 penas de 30 años de reclusión (11 militares y 1 civil). Una pena de 20 años (1 militar); 4 penas de 16 años (2 militares y 2 civiles); una pena de 14 años (1 civil); 10 penas de 12 años, (8 militares y 2 civiles); 4 penas de 8 años (2 militares y 2 civiles).
Una vez recibido el “enterado”, los 21 condenados a muerte pasaron a la batería de San Fernando, siendo fusilados el 22 de octubre 1936. Los asesinatos se realizaron en 2 tandas: A las 16:00 horas 8 condenados (5 militares y 3 civiles). A las 16:30 horas 13 condenados (9 militares y 4 civiles). Fue el mayor fusilamiento ocurrido en el campo de tiro de La Isleta (Gran Canaria). Los tiros sonaban con un estruendo que estremecía el alma, aquellos “militares” rebeldes se comportaron con terrible crueldad con otros militares, que a fin de cuentas lo que habían hecho era mantener su compromiso de defender la legalidad vigente. Los fusilados fueron:
– Brigada de Infantería, Álvarez Santiago, Germán, natural de Zamora, 38 años, Casado
– Comerciante, Bentolilla Cajil, Rafael, natural de Tetuán, 36, Casado
– Sargento Infantería, Butrón Arquiñena, Jesús, natural de Guipúzcoa, 35, Soltero
– Auxiliar Intendencia, Calvo Calavia, Pedro, natural de Soria, 35, Casado
– Cabo Ingenieros, Casas Remis, José, natural de Asturias, 22, Soltero
– Brigada Infantería, Castro Peña, Luis, natural de Córdoba, 40, Casado
– Alférez, Clemente Manzano, Aureliano, natural de Cáceres, Soltero
– Cabo Infantería, Fernández Espólita, Mariano, natural de Asturias, 22, Soltero
– Maestro de Obras, García Garrido, José, natural de Murcia, 36, Casado
– Sargento Infantería, Gaya Angas, Manuel, natural de Huesca, 30, Soltero
– Albañil, Gómez González, Fernando, natural de Cádiz, Casado
– Funcionario, Moreno Gallego, Jesús, natural de Cádiz, 30, Casado
– Jornalero, Moreno Gutiérrez, Simón, natural de Málaga, 23, Soltero
– Sargento Infantería, Muñoz Heredia, Santiago, natural de Asturias, 25, Soltero
– Brigada Infantería, Nevado Durán, Juan, natural de Cáceres, Casado
– Cabo Infantería, Pardo López, Gabriel, natural de Cuenca, 27, Soltero
– Sargento Infantería, Rueda Aparicio, Gerardo, natural de Madrid, Casado
– Sargento Infantería, Sánchez Barragón, Lorenzo, natural de Badajoz, 24, Casado
– Cabo Infantería, Sánchez Barragón, Juan, natural de Badajoz, 22, Soltero
– Maestro de Obras, Subirá Tomas, José, natural de Huesca, 32, Casado
– Carpintero, Visuete Jiménez, Manuel, natural de Córdoba, 43, Casado
Después metieron los 21 cadáveres en un camión al que llamaban «el de la carne». Los transportaron desde el lugar de la ejecución hacia la fosa común del cementerio de Vegueta, a paso lento, exhibiendo las “piezas de caza”, la sangre de los ejecutados acribillados a balazos chorreaba, dejando un reguero por las calles que se mancharon de rojo. Daba miedo, causó pavor a los que lo vieron, nadie se atrevía a echar un chorro de agua para limpiarla por miedo a represalias.
Ya en el cementerio los tiraron dentro de la fosa común donde aún siguen. Nadie de ninguna institución pública hace nada por sacarlos de allí, sangre gloriosa de los pueblos de España, sangre que no ha tenido ni justicia, ni reparación, jamás olvidaremos ese día tan triste. Aquellos hombres de bien, gente luchadora, asesinada por el franquismo criminal, por quienes fraguaron a sangre y fuego un genocidio, lo más negro, lo más sanguinario y brutal de nuestra historia reciente, han entrado en la historia como héroes de la democracia y la libertad, merecen un reconocimiento histórico, un digno homenaje, así como la exhumación de sus restos de la fosa común de Vegueta, su identificación, y la entrega de sus restos a las familias que lo soliciten para darles sepultura digna.
Documentos: Blog de Pedro Medina Sanabria, según el libro de Juan Medina Sanabria, Isleta/Puerto De La Luz: Campos De Concentración. Viajando Entre la Tormenta, 1 y 2 (Francisco González Tejera)
En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española
Fuente: Documentalismomemorialistayrepublicano.wordpres...