Que el régimen más
poderoso del planeta encarcele a un periodista por su actividad
profesional es sencillamente un descarado y obvio acto de totalitarismo propio de una dictadura. Seamos claros, el secuestro de Assange no es
un asunto en absoluto complicado. El gobierno más poderoso del
planeta, con la sumisa complicidad de los vetustos y clasistas
tribunales británicos, quiere encarcelar de por vida a un periodista por exponer sus
crímenes de guerra. Es así de simple. Este no es un asunto tan
complejo que haya que dejarlo en manos de “los expertos”. Este es
un asunto que, más allá del propio Assange, nos compete gravemente a
todo el mundo. O impedimos esta despótica injusticia, o lo
pagaremos con la desaparición total de nuestra ya exigua y menguante
libertad.
Esos poderes que se autoproclaman democráticos y que hoy piden la
cabeza de Assange, son los mismo que, no sólo se han llevado bien con dictaduras y totalitarismos, sino que siempre los han propiciado.
Fuente: Arrezafe.blogspot.com