«Hace tiempo que el emprendeurismo es la mierda de moda, cada persona es su propia “marca” y el teletrabajo es visto como una forma de liberación. Hasta ahora las empresas automatizadas no habían logrado rendir más que las que tienen gente, hecho que ha cambiado con la epidemia. De todas formas, el capitalismo ya había encontrado un modo de aumentar la productividad. La pujanza por un mayor rendimiento ya no le pertenece a lxs dueñxs de las empresas sino a sus propixs empleadxs. La era de la autoexplotación llegó para quedarse, no te piden que hagas por la empresa sino por vos mismx. Al igual que lxs esclavxs dejaron de servir económicamente frente al surgimiento de la clase obrera, lxs obrerxs dejaron de servir económicamente frente al cliente. El sujeto espectador-consumidor-empresario quiere rendir lo más que pueda.
El capitalismo industrial le dio paso al financiero y con él aquellxs obrerxs antes hostiles fueron recibiendo tarjetas, créditos, atención personalizada y más “ventajas” como llevarse el trabajo a sus casas. Si cada unx pasa a ser una “empresa”, y tanto la posición social como la ganancia dependen de unx mismx, la explotación se va convirtiendo en auto explotación. En este sentido, lxs obrerxs tenían una ventaja en comparación a lxs emprendedorxs, sus compañerxs compartían intereses y no eran sus competidorxs. Ahora nuestrxs vecinxs creen ser empresarixs, entran felices a grupos de whatsapp del trabajo, sus jefxs o encargadxs les escriben a cualquier hora, firman contratos solxs, compiten solxs, se “forman permanentemente” solxs y solxs se quedan. La revolución social necesita refractarixs.»
R.M.
Fuente: Periodicoanarquia.wordpress.com