Este texto de 2022 de Lee Shevek se titula originalmente "Towards the Abolition of The Family! Why We Demand It and Why It Matters" . Fue publicado en https://butchanarchy.medium.com/towards-the-abolition-of-the-family-d3f8f008cf6 . Traducción del original en inglés por Tía Akwa.
Es posible que se haya usted topado con el eslogan radical «Abolir la familia» antes y le haya consternado. Tal vez las conexiones familiares y el apoyo han sido una fuente vitalmente importante de satisfacción emocional para usted a lo largo de su vida y no puede imaginar dónde estaría sin ellas. ¿Los radicales están sugiriendo seriamente que abandone a su familia? ¿Que escupa en la cara todo lo que han hecho por usted y pida la disolución de todo lazo de parentesco?
En resumen, no. Sin embargo, puede encontrar un atisbo de por qué los radicales hacen esta demanda en su propia reacción defensiva. ¿El mismo hecho de que no pueda imaginar dónde estaría en la vida sin el apoyo de su familia es una indicación de presión sistémica? ¿Qué pasa con las personas menos afortunadas que tienen carencias respecto de ese tipo de apoyo de sus familias? ¿Qué pasa con las personas cuyas experiencias más traumáticas y extensas han sido a manos de sus familiares? Todos estamos atados a la familia de manera similar por el aparato de control del Estado y el cisheteropatriarcado, todos empujados a relaciones obligatorias definidas por lazos de sangre, y aquellos de nosotros que nacimos en familias de violencia y abuso tenemos pocos medios de escape para (al menos) los primeros dieciocho años de nuestras vidas. Aquellos de nosotros con discapacidades, que venimos de familias pobres o de clase trabajadora, u otras formas de vulnerabilidad extrema, quizás no podamos escapar de la familia por toda nuestra vida. Para algunos de nosotros, una conexión tan ineludible puede incluso ser una sentencia de muerte.
Estas son las expresiones más terribles de lo que puede ser la institución de la familia, pero es una institución obligatoria que en última instancia nos afecta a todos y cada uno de nosotros, y a menudo de formas que no podemos entender a menos que veamos a la familia en su totalidad como la institución impuesta por el Estado que es. Además, ni siquiera podemos tener las relaciones de parentesco alegres y con pleno consentimiento que esperamos tener hasta que derribemos la institución que interpone por la fuerza los desequilibrios de poder y la coerción en esas relaciones. Lo que sigue aquí es una breve introducción a lo que los radicales quieren decir cuando llamamos a la abolición de la familia, y por qué es importante en la lucha general por la liberación.
Para embarcarnos adecuadamente en esta introducción debemos, primero, establecer una comprensión básica de cómo funciona el poder estructural en nuestra sociedad.
La imagen de arriba (véase imagen 1) es lo que mucha gente cree que es el poder estructural: el Estado es el círculo de poder que encierra a todos los que no tienen poder estatal. El poder está solo en manos de las élites. Sin embargo, esta conceptualización del poder es a menudo lo que hace proliferar el pensamiento conspirativo. La idea de que el poder solo existe en manos de quienes ocupan un cargo o un trono, y que todo lo relacionado con nuestras vidas está dictado por un puñado de élites que mueven todos los hilos. Mientras que ciertamente hay fragmentos de verdad en esto (¡después de todo, claramente hay personas que tienen una enorme cantidad de poder para dictar muchas de las condiciones de nuestras vidas!) no es el cuadro completo, y verlo como tal nos puede llevar a negar nuestra propia parte de la estructura de poder.
En realidad, el poder estructural se parece mucho más a las imágenes de abajo (véase imagen 2 y 3). Hay una estructura más amplia que encierra al resto, pero esa estructura sólo puede existir como tal mientras proliferen unidades similares y más pequeñas de esa estructura en todas las relaciones sociales.

La estructura más grande de la jerarquía (representada como El Estado) debe crear otras relaciones sociales dentro de ella que imiten sus valores y hagan cumplir la jerarquía. Solo es posible lograr que tantas personas acepten una bota en el cuello si dependen de ello para su propio poder.
Con eso en mente, es hora de recurrir a uno de los bloques de jerarquía y control más pequeños y fundamentales que ayudan a sostener el todo: la familia.
Para mayor claridad: el parentesco no es lo mismo que la familia (una institución). Así como no se llama a la abolición de la mano de obra (abolition of labor) cuando se llama a la abolición del trabajo (abolition of work), la abolición de la familia no significa que la gente vaya a ir aboliendo a los familiares de la gente. Estamos pidiendo el fin de una institución social coercitiva, no el fin de tu abuela.
La Familia es una institución de poder, y como tal otorga poder estructural a los padres y patriarcas para dominar y controlar a otros miembros de la familia. Es una institución de la que es difícil, y a menudo imposible, escapar para las personas desposeídas y abusadas por ella. La familia no es una relación facultativa, sino obligatoria. Cuando uno es abusado de niño, con la excepción de perseguir el castigo del Estado y el encarcelamiento de los abusadores (e incluso lograrlo es muy difícil), uno tiene muy pocas opciones más que soportarlo.
La estructura aislada de la familia es un terreno fértil para que ocurra el abuso y para que continúe sin ninguna forma comunitaria sólida de responsabilidad porque las personas construidas como ajenos lo ven como un «asunto familiar» en el que no tienen derecho a intervenir, incluso cuando hay abuso. Un niño es visto como propiedad privada de la familia, ¡pero no son los únicos! Este es uno de los muchos puntos en los que se cruzan la liberación juvenil y la justicia por discapacidad: la batalla de Britney Spears contra la tutela de su padre es un ejemplo de esto. La liberación trans y queer está, igualmente, profundamente entrelazada con la liberación juvenil. El hecho de que los jóvenes trans estén, al momento de escribir este artículo, siendo objeto específico de la legislación anti-trans es otro reflejo de cuán comprometido está el Estado en mantener la institución de la familia como un mecanismo de control. Se alienta a los padres (a través de la transfobia social y la amenaza de la violencia estatal) a ser la fuerza supresora de los jóvenes bajo su cuidado, y los padres que se resisten a ser esta fuerza son amenazados con la revocación de su estatus de empoderamiento sobre esos jóvenes. Las luchas por los derechos de los adultos mayores, feministas y de la clase trabajadora también se cruzan en este punto, y esto revela qué elemento fundamental de la jerarquía es la familia. Muchas personas marginadas tienen una autonomía limitada y no pueden tomar decisiones sobre sus propias vidas o cuerpos sin el consentimiento de la familia.
La Familia es una relación social interpersonal ampliamente codificada por la ley: leyes de matrimonio, leyes de custodia de los hijos, prácticas de tutela, quién puede tomar decisiones médicas por alguien en crisis, quién tiene el control de su cuerpo, pertenencias y funeral después de su muerte, etc. La medida en que ha sido codificada muestra que el Estado tiene mucho en juego en la construcción de la familia, y también revela cuán vitalmente importante es descubrir el por qué de eso y entenderlo como un punto de intervención y ruptura frente a la fuerza del Estado.
El Estado necesita de la familia porque la familia está constituida para enseñarnos todo lo que debemos saber para ser buenos súbditos del Estado. La supremacía otorgada a los padres asegura que tienen algo en juego al enseñar a los niños a aceptar y respetar la autoridad a una edad temprana. A los padres, independientemente de su política personal, se les otorga un poder casi total sobre las vidas de los niños a su cargo. Encontrará, en debates como estos, que incluso muchos padres radicales describen por defecto su poder sobre los niños como algo natural, inevitable y necesario.
Así es como funciona el poder jerárquico: si otorgas a las personas la capacidad de tener autoridad, poder y control sobre los demás, tendrán interés en naturalizar ese poder. Cuando hacen eso, tienen una dependencia del orden jerárquico en general para mantener el suyo propio. ¡Esto es muy a menudo inconsciente! No estoy insinuando que hay un grupo secreto de padres maliciosos que se reúnen en la oscuridad de la noche para planificar cómo mantendrán su dominio (en realidad, lo hacen con mayor frecuencia durante el día en las reuniones de la Asociación de padres y maestros). Es solo que, una vez que a uno se le otorga el poder, a menudo automáticamente trabaja para justificarlo de alguna manera. El poder de la familia es el producto de (y por lo tanto también ayuda a reproducir) un sistema social de control más amplio.
Debido a que la familia es vista como algo tan santificado, tan natural, tan irreprochable, tan el pináculo del amor y el cuidado (aunque en realidad es el sitio de la gran mayoría de los abusos y la violencia en nuestra sociedad), se vuelve muy difícil para muchos incluso imaginarse a gente criticándola. Lo cual, por supuesto, es exactamente lo que hace que la familia sea tan importante para la crítica: ¡tan vital para aclarar, desafiar, abolir!
Entonces, ¿Qué pretendemos hacer cuando decimos que queremos abolir la familia?
Abolir la familia no se trata de destruir de plano las relaciones de parentesco, sino más bien de abolir la institución de la Familia, las relaciones de propiedad que la sustentan, y de ampliar las relaciones sociales de cuidado. Cuando llamamos a la abolición de la familia, llamamos a la liberación de la juventud (la destrucción de la supremacía adulta y la construcción de los niños como propiedad privada). Hacemos un llamado a las comunidades de cuidado y responsabilidad. Llamamos a la destrucción de la atomización de las relaciones. Anteriormente hablé sobre el hecho de que los «ajenos» tienen dificultades para intervenir en situaciones de abuso familiar porque se les enseña que la santidad de los «negocios familiares» hace que realmente no les preocupe. La abolición de la familia exige la destrucción de la posibilidad de los “ajenos”. Hacemos un llamado a la ruptura de las fronteras familiares que hacen que sea difícil o imposible que los niños, los ancianos, las parejas, las personas discapacitadas, etc. pidan cuentas a sus abusadores y puedan alejarse de ellos hacia miembros más seguros de la comunidad.
Exigimos la capacidad de determinar nuestras propias relaciones. Muchos de nosotros aún decidiremos guardar y mantener relaciones nacidas de lazos de parentesco, pero debe ser siempre nuestra decisión, no un hecho de la vida, no una cruz que debamos llevar, no una imposición que debamos sufrir, no una trampa de la que debamos escapar. Exigimos, sobre todo, comunidades robustas de responsabilidad y conexión. Exigimos que las relaciones de cuidado proliferen en nuestras comunidades, en lugar de automatizarse en segmentos basados en lazos de sangre que no siempre tienen nuestros intereses en el corazón.
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Fuente: Portaloaca.com