La tesis doctoral de Naiara Vink, investigadora de la Universidad del Pa铆s Vasco, demuestra la presi贸n hacia los cuerpos de las presentadoras y reporteras. Seis periodistas vascas cuentan su experiencia para este reportaje.
Ilustraci贸n de Shu Otero para Argia.
鈥淎 los hombres se les exige profesionalidad. Punto. A nosotras tambi茅n gustar鈥. Es una de las frases lapidarias que le han dicho las presentadoras y reporteras de informativos a las que ha entrevistado la periodista e investigadora Naiara Vink para su tesis doctoral. Vink ha demostrado con este trabajo de investigaci贸n lo que ha sentido en primera persona durante su carrera: que la tiran铆a est茅tica heteropatriarcal condiciona el desarrollo laboral de las profesionales de la televisi贸n.
Encendemos la televisi贸n y aparecen todo tipo de cuerpos de hombres: j贸venes y mayores; guapos y feos; musculados, gordos y enclenques鈥 En cambio, la mayor铆a de las presentadoras y reporteras parecen cortadas por el mismo patr贸n: son o aparentan ser j贸venes, delgadas, guapas y femeninas. Ese contraste tan evidente para los y las espectadoras no suscita, en cambio, demasiado debate dentro de las cadenas de televisi贸n. 鈥淓s una norma que no est谩 escrita, que todo el mundo conoce pero de la que nadie habla鈥, explica Vink. Sus entrevistadas empezaron hablando con resignaci贸n de esa ley como una inercia tan arraigada que no se puede cambiar. Pero, a medida que profundizaron en la reflexi贸n, reconocieron que es injusta y frustrante.
Si bien la investigadora reconoce diferencias entre las cadenas p煤blicas y privadas, insiste en que la predominancia de mujeres muy maquilladas, con tacones y ropa ajustada es generalizada y se justifica con el mantra de que 鈥渓a televisi贸n es imagen鈥. En tiempos en los que est谩n de moda los gui帽os a la diversidad corporal como estrategia de marketing, las mujeres gordas siguen relegadas a espacios y roles determinados, como los espacios de humor.
Esta presi贸n est茅tica condiciona a las mujeres incluso antes de llegar a las redacciones. Vink realiz贸 una encuesta a estudiantes de periodismo de la Universidad del Pa铆s Vasco. Entre las personas que respondieron que no se ve铆an trabajando en televisi贸n, el cien por cien de quienes alegaron como motivo que no cumplen con el canon est茅tico eran mujeres.
La trampa de la belleza
Estitxu Fern谩ndez Maritxalar fue una de las caras m谩s conocidas de la televisi贸n p煤blica vasca entre 2000 y 2012. Salt贸 a la peque帽a pantalla desde el bertsolarismo; al ver sus dotes de comunicaci贸n en la improvisaci贸n de versos, la televisi贸n local navarra Tipi Tapa le propuso presentar sus informativos en 1998. Al a帽o siguiente particip贸 como invitada en el programa sobre bertsolarismo Bertatik Bertatik de ETB1 y se qued贸 como presentadora de distintos programas de entretenimiento.
鈥淎l principio, con 22 a帽os, no era muy consciente de qu茅 pasaba con la imagen en televisi贸n鈥, cuenta Fern谩ndez Maritxalar. 鈥淓n Tipi Tapa solo se me ve铆a de cintura para arriba; debajo de la mesa, llevaba vaqueros y botas de monte. Sent铆 esa presi贸n cuando empec茅 a presentar programas sobre fiestas patronales y shows nocturnos como Sorginen Laratza. Me eleg铆an la ropa, muy festiva y elegante, a veces con escote, siempre con tacones. Eso me desagradaba mucho鈥, contin煤a.
Conoce bien la trampa de la belleza de la que habla Vink en su tesis: 鈥淟as chicas guapas tienen la oportunidad de trabajar en televisi贸n, pero tienen que demostrar que son m谩s que una cara bonita. Siempre he o铆do ese tipo de comentarios respecto a otras presentadoras y me hac铆an da帽o. Yo no ten铆a el t铆tulo de Periodismo, estudi茅 Psicolog铆a, y adem谩s hac铆a un tipo de periodismo que no se consideraba serio. As铆 que el s铆ndrome de la impostora era enorme鈥, explica la presentadora. En sus 煤ltimos a帽os, antes de acogerse a una excedencia, le toc贸 presentar Deportes en los informativos. 鈥淧ara entonces ya ten铆a mucha experiencia en televisi贸n y una plaza fija que logr茅 opositando, pero yo no era experta en ese 谩mbito, as铆 que me sent铆 m谩s peque帽a que nunca鈥, narra. Recuerda de forma muy n铆tida las miradas de menosprecio, los comentarios maliciosos y la rivalidad entre las mujeres: 鈥淓n la 茅poca en que empec茅, casi todos eran hombres. Pensaba que yo me llevaba mejor con ellos, pero no era eso, sino que las mujeres bellas representaban una amenaza para m铆, de la misma forma que yo era una amenaza para otras mujeres鈥.
Leire Madariaga [nombre inventado a petici贸n de ella] es tertuliana y analista pol铆tica en diferentes programas de televisiones y radios p煤blicas. Ella tambi茅n ha sentido el precio de encajar en el canon est茅tico sexista: 鈥淭us opiniones valen menos, porque te ven solo como una Barbie rubia. Tienes que hacer el doble para ganarte el respeto de los dem谩s鈥. Recuerda un caso en Televisi贸n Espa帽ola: 鈥淢e consta que en la reuni贸n del equipo de redacci贸n de un magazine se valoraron distintas personas para ser tertulianas y la direcci贸n descart贸 de entrada a una analista con un gran discurso porque era una mujer mayor, con canas y gordita. Quienes la conocieron insistieron, consiguieron darle una oportunidad y fue un aut茅ntico descubrimiento鈥.
Las participantes en la tesis doctoral de Vink han contado tambi茅n historias de mujeres que han sido relegadas a trabajos detr谩s de las c谩maras por no cumplir con las normas corporales sexistas, algo que ha hecho mella en su autoestima.
Jasone Agirre fue reportera de los informativos de ETB desde 1999 hasta que logr贸 un esca帽o en el Parlamento Vasco. Fue una de los fundadoras del Consejo de Redacci贸n del grupo de comunicaci贸n p煤blico y ha sido miembro de su Comisi贸n de Igualdad. 鈥淓s evidente que un buen f铆sico da puntos en las pruebas de c谩mara. Un hombre guapo tambi茅n tiene ventajas, pero el baremo es distinto con las mujeres鈥, reflexiona. Sin embargo, a帽ade que las exigencias en torno a la imagen no tienen que ver s贸lo con la belleza y los estereotipos de g茅nero. Recuerda que a un compa帽ero de trabajo con pinta de borroka [est茅tica ligada a las juventudes de la izquierda abertzale] no le renovaron el contrato y que al cabo de unos a帽os supo que ese hab铆a sido el motivo. 鈥淐uando ocurri贸, 茅l sinti贸 que si no contaban con 茅l igual es que no estaba haciendo un buen trabajo鈥, lamenta. A帽ade tambi茅n que a una joven con una est茅tica 鈥渁legre鈥 nunca la pondr谩n a cubrir actualidad pol铆tica, sino el tr谩fico o las fiestas. Y encuentra otro ejemplo contundente: 鈥淗a habido presentadores del tiempo que no eran guapos, pero las mujeres elegidas para ello siempre son bellas y delgadas鈥.
驴Nadie te obliga?
La periodista Ana Urrutia lleva desde 1999 presentando Eguraldia, el espacio dedicado al pron贸stico metereol贸gico de ETB2, adem谩s de distintos programas de entretenimiento. Tambi茅n es miembro del grupo feminista de EITB, una especie de lobby que han creado varias trabajadoras tanto de la redacci贸n como de las productoras. 鈥淪eguimos igual que hace 20 a帽os: un hombre maduro y gordo puede presentar un programa de prime time, algo que es impensable en el caso de las mujeres. Las presentadoras de informaci贸n deportiva deben ser expertas en deportes, pero tambi茅n tienen que ser bonitas, para atraer a la audiencia masculina. Tambi茅n en El Tiempo subyace esa idea de la mujer sexy que se mueve entre los mapas鈥, explica. Ella se acuerda de una excelente meteor贸loga y comunicadora que no pas贸 el casting porque no estaba delgada.
Una de las ideas m谩s repetidas en la tesis de Vink es que las mujeres tienen fecha de caducidad delante de la c谩mara. Urrutia, de 49 a帽os, prefiere poner en valor la experiencia y la seguridad que le ha dado la edad en vez de sentirse amenazada por las j贸venes con las que coincide en la sala de maquillaje. 鈥淭enemos profesionales excelentes de 50 a 60 a帽os que deber铆an estar en el prime time, pero la direcci贸n no apuesta por ellas鈥, lamenta.
Esta presentadora ha promovido una peque帽a revoluci贸n dentro de EITB: negarse a seguir usando tacones y sustituirlos por deportivas o mocasines. 鈥淐uando llegas a la televisi贸n, el equipo de estilismo te explica que los tacones mejoran la imagen, que la ropa luce mejor. Mientras eres joven, el cuerpo lo soporta, pero luego notas el da帽o f铆sico, en los tobillos, en las articulaciones de los pies鈥 Adem谩s, la gente de la calle no entiende por qu茅 llevamos tacones tan altos鈥, cuenta. Est谩 orgullosa de su acto de rebeld铆a, porque ha animado a muchas colegas a empezar a pedir calzado plano. No ha sufrido represalias por parte de sus superiores, lo que le hace pensar que hay una parte de trabajo personal para atreverse a romper con esas normas no escritas.
Muchas de las periodistas entrevistadas por Naiara Vink aseguran sentirse m谩s seguras ante la c谩mara cuando llevan tacones y maquillaje trabajado. Una reportera reconoce que hace directos de invierno sin abrigo porque prefiere pasar fr铆o con tal de verse guapa. El soci贸logo Pierre Bordieu desarroll贸 el concepto de violencia simb贸lica para explicar que la opresi贸n no viene solo de fuera, sino que un mecanismo para perpetuarla es que termina siendo aceptada por una o uno mismo. As铆 lo entiende tambi茅n la tertuliana Leire Madariaga: 鈥淧arece que t煤 eliges c贸mo vestirte o si decides hacer dieta. Pero no es una elecci贸n libre: sabes lo que busca la cadena y quieres cumplirlo鈥.
Urrutia identifica otra trampa: 鈥淓l equipo de estilismo hace un trabajo 煤nico pein谩ndonos, maquill谩ndonos y visti茅ndonos. Al principio, verte guapa y recibir halagos te da seguridad. Pero te vuelves esclava de esa est茅tica. Nos transforman tanto que luego en la calle a la gente le cuesta reconocernos鈥. Despu茅s de una ma帽ana surfeando, entr贸 a una cafeter铆a con la cara lavada y oy贸 a alguien comentar a su espalda: 鈥溌縀sa es Ana Urrutia? 隆Pero si en persona no vale nada!鈥 Por ello, entiende que muchas compa帽eras terminen haciendo tratamientos est茅ticos como el b贸tox, pero ella tiene la firme determinaci贸n de envejecer con dignidad y aceptar su cuerpo, tanto en la pantalla como ante el espejo.
Una de las grandes frustraciones que expresan las periodistas de televisi贸n en la tesis de Vink es que reciben m谩s valoraciones sobre su imagen que sobre su desempe帽o profesional. Una reportera recuerda un directo muy duro sobre la violaci贸n grupal de San Ferm铆n; la subdirectora del programa le envi贸 un WhatsApp criticando su abrigo. Cuando esa misma periodista cubri贸 un temporal en Galicia, el jefe de redacci贸n le orden贸 por el pinganillo que se soltase la trenza para que se viera el efecto del viento. 鈥淵o le dije que no, que precisamente la trenza estaba ayudando a que yo pudiese contar la informaci贸n, que yo no era parte del atrezzo y que quiero trabajar c贸moda鈥, expresa en el trabajo de investigaci贸n.
鈥淨u茅 vestido tan bonito鈥, 鈥渢e han maquillado mal鈥, 鈥渓a pantalla te engorda鈥濃 Escuchar constantemente esos comentarios por parte de su entorno es una de las cosas que peor han llevado Estitxu Fern谩ndez Martitxalar y Leire Madariaga de trabajar en televisi贸n.
Falta de voluntad y de transparencia
Una de las principales conclusiones de Naiara Vink es que ninguno de los planes de igualdad de las televisiones espa帽olas que ha analizado en su investigaci贸n se menciona si quiera la cuesti贸n de la imagen, pese a que es un asunto clave para garantizar un tratamiento informativo no sexista y velar por el desarrollo profesional de las mujeres.
En el III Plan para la Igualdad de Mujeres y Hombres del Grupo EITB (2019-2022) se puede leer: 鈥淟os medios de comunicaci贸n participan en la construcci贸n de nuestra identidad e influyen en nuestra manera de ver el mundo y en nuestros valores m谩s profundos. Respecto al g茅nero, nos ofrecen ideas de qu茅 es ser hombre y qu茅 es ser mujer, de c贸mo deben consumir, vestir, actuar, etc鈥. Pero ese mismo documento no contempla ni una sola medida para cumplir con esa premisa. Ana Urrutia denuncia que la direcci贸n de EITB no est谩 respondiendo a las demandas de formaci贸n del grupo feminista: 鈥淟os planes de igualdad se redactan de cara a la galer铆a, pero no hay una intenci贸n real de transformar las estructuras de la televisi贸n鈥.
Uno de los ejes de los planes de igualdad de las televisiones se refieren a la consolidaci贸n de condiciones laborales y de un entorno laboral no discriminatorio. Sin embargo, no contemplan una brecha sexista mencionada recurrentemente en las entrevistas realizadas por Vink: las mujeres tienen que dedicar mucho m谩s tiempo a su imagen que los hombres. En concreto, un presentador de televisi贸n suele pasar un cuarto de hora en peluquer铆a y maquillaje, mientras que las presentadoras tardan m谩s de una hora.
En el caso de las reporteras, ellas son responsables de su estilismo y tienen que pagar con su sueldo el vestuario, el maquillaje y los tratamientos est茅ticos. Jasone Agirre recuerda esta situaci贸n como una gran carga, que le sigue pesando tambi茅n ahora que se dedica a la pol铆tica. 鈥淟a vestimenta y el maquillaje de las mujeres es m谩s esclavo. Hasta hace poco, los hombres no hac铆an por su imagen m谩s que meter una corbata en el bolsillo de la americana鈥.
Vink concluye en su tesis que la presi贸n est茅tica se relaja algo en la medida en que se consolidan las condiciones laborales de las trabajadoras. 鈥淐uando eres joven y no tienes contrato de trabajo, lo aceptas todo. Escuch茅 a una periodista con contrato eventual decir: 鈥榊o vivo por mi imagen 鈥樷, coincide Agirre.
Otra de las conclusiones de la investigadora es que, pese a que los planes de igualdad suelen emplazar a incorporar la perspectiva de g茅nero en todos los contenidos y 谩reas del medio, tambi茅n en el de las productoras que se subcontratan, la falta de recursos sirve de excusa para no incluir al personal de estas empresas proveedoras en las medidas concretas. Tanto las periodistas que han participando en su tesis como las que hemos entrevistado para este reportaje opinan que esa falta de control favorece que la tiran铆a est茅tica sexista se acent煤e en las contrataciones y actitudes cotidianas de las productoras audiovisuales.
Agirre aboga por abrir una reflexi贸n colectiva que permita explicitar, con transparencia y sin sesgos sexistas, qu茅 importancia tiene la imagen en los procesos de contrataci贸n de profesionales, ya sea dentro de la redacci贸n o en las productoras. 鈥溌縌u茅 aspecto es el adecuado en un medio p煤blico? 驴Apostar por las deportivas puede reforzar la frescura y la identificaci贸n? Tenemos que pasar de las normas no escritas a redactarlas鈥, propone. En la misma l铆nea, Vink se帽ala la necesidad de que las pol铆ticas de igualdad aborden cuestiones concretas: 鈥溌縋or qu茅 las periodistas no pueden echarse solo polvos de maquillaje, como los hombres? 驴Por qu茅 tienen que estar pein谩ndose mientras ellos hacen periodismo?鈥.
驴Qu茅 pasa en las cadenas alternativas?
Ekhi帽e Atorrasagasti es presentadora y responsable de contenidos y comunicaci贸n de la televisi贸n vasca Hamaika TB. 鈥淓n ese campo de juego patriarcal que es la televisi贸n, hemos logrado romper con muchas reglas鈥, afirma. Uno de los principios caracter铆sticos de su cadena es que todos los miembros del equipo trabajan delante y detr谩s de la pantalla. Esa apuesta contrasta con una intuici贸n de Atorrasagasti que Vink ha corroborado en su tesis: que en las televisiones convencionales son m谩s los hombres presentadores de informativos que alcanzan el rol de editores, mientras que a muchas mujeres se les impone el rol de busto parlante. 鈥淓s muy diferente leer en el pronter lo que ha escrito otro que escribirlo t煤 misma. Yo he tenido la oportunidad de dirigir contenidos y de formar los grupos de trabajo de mis programas鈥, a帽ade la periodista de Hamaika TB.
En esta cadena se respeta la libertad de que periodistas, colaboradores y colaboradoras aparezcan en pantalla con el aspecto que elijan. 鈥淓s cierto que los hombres se echan unos polvos y ya est谩. En las mujeres es m谩s variable. Yo solo me maquillo los ojos; otras compa帽eras se pintan los labios鈥. Por falta de recursos, no tienen personal dedicado a estilismo, peluquer铆a y maquillaje. 鈥淣osotras asumimos esas tareas. Esto ha suscitado interesantes debates internos: si mejorar la iluminaci贸n puede servir para prescindir del maquillaje, pero tambi茅n sobre si estamos infravalorando el trabajo de esos sectores laborales, invisible y feminizado鈥.
Incluso en un medio alternativo y profeminista resulta dif铆cil liberarse totalmente de la tiran铆a est茅tica, reconoce: 鈥淐uando una se mira en el espejo, dependiendo del estado emocional, afloran ciertas inseguridades. Si a esto le a帽ades la exposici贸n que supone la televisi贸n, se multiplican los miedos y los malos ratos. Has trabajado bien los contenidos, pero te sientes mal porque tienes pelos en el bigote o porque has engordado鈥. Tambi茅n le preocupa que esa presi贸n est茅tica sea uno de los motivos por los que cuesta encontrar a mujeres que quieran participar como colaboradoras.
鈥淟a misoginia es una lluvia 谩cida. Tenemos la sensaci贸n de que estamos protegidas por trabajar en un medio alternativo, pero ese sirimiri es muy corrosivo鈥, concluye. Y termina se帽alando un reto: pensar c贸mo se puede cuidar la resaca emocional que deja el trabajo delante de la c谩mara.
Nota de la autora. Este reportaje fue publicado originalmente en la revista ARGIA, en euskera. Lo publicamos gracias a la licencia Creative Commons, traducido y adaptado por la propia autora.
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Fuente: Pikaramagazine.com