October 19, 2020
De parte de Paco Salud
80 puntos de vista

LA
EMANCIPACIÓN
DE
LOS
TRABAJADORES
SERA
OBRA
DE
ELLOS
MISMOS
Y
DE
NADIE
MAS

DICTAMEN:

Como
una
obligación,
como
un
imperativo,
como
una
síntesis,
como
una
concepción
clara
y
terminante
del
futuro,
la
grandiosa
Internacional
proclamó
y
afirmó
de
rotunda
manera
que
la
«emancipación
de
los
trabajadores
ha
de
ser
obra
de
los
trabajadores
mismos».
Y
de
nadie
más.
Verdad
axiomática,
no
necesitará
demostración,
como
no
la
necesitan
las
verdades
cuya
fuerza
probatoria
surge
de
su
propio
enunciado.

Aquella
Internacional
de
grato
recuerdo
y
gloriosa
vida,
que
fue
simiente
y
riego
fecundo,
que
trazó
un
mundo
nuevo
y
dio
ideas,
luz
para
generaciones
enteras,
tiene
en
su
haber
como
honra
más
meritoria
y
orgullo
más
encomiable,
la
noble
sinceridad
de
sus
principales
hombres,
quienes
aun
no
siendo
trabajadores
manuales,
tuvieron
la
franqueza
de
decir
a
los
obreros
de
todo
el
mundo
que
la
emancipación
no
podría
venirles
sino
de
ellos
mismos,
de
su
propio
y
personal
esfuerzo.

¡Fuera
engaños!
¡Fuera
tutelas!
Haga
explosión
la
verdad
en
todos
los
cerebros
y
sépase
de
una
vez
para
siempre
que
el
trabajador
no
debe
esperar
nada
de
nadie,
sino
de
si
mismo.
La
sinceridad
de
las
declaraciones
y
procedimientos
de
las
grandes
figuras
de
la
Internacional,
resulta
de
una
verdad
paradójica,
pues
es
chocante
que
haya
habido
hombres
que
a
si
mismos
se
condenasen
haciendo
que
los
trabajadores
sólo
creyesen
en
si
propios
y
supiesen
de
antemano
que
su
emancipación
no
deberían
esperarla
de
ajena
voluntad
sino
de
su
esfuerzo
personal
y
colectivo.

Y
es
que
si
como
hombres
puede
haber
-y
hay-
muchos
capaces
de
sentir
como
propia
la
causa
de
los
trabajadores
y
hacer
tanto
por
la
emancipación
de
éstos
como
ellos
mismos,
como
clase
no
es
posible
que
los
no
pertenecientes
a
la
obrera
puedan
tener
interés
hondo
por
la
emancipación
de
los
asalariados.
Esto
no
es
todo.
Cabe
que
haya
quienes
anhelen
desaparezca
del
mundo
la
presión
y
la
miseria.
Pero
lo
que
no
cabe
es
que
sea
verdad
que
haya
quienes
intenten
emancipar
a
los
trabajadores
presentándose
como
tutores
y
procuradores
de
ellos.

Contra
estas
tutelas
ponía
en
guardia
la
Internacional
a
los
obreros
al
decirles
que
su
emancipación
tenía
que
ser
la
obra
de
ellos
mismos,
porque
en
realidad
para
emanciparse
es
preciso,
indispensable,
estar
emancipado
de
todo
tutor
o
procurador,
que
incompatibles
son
los
tutelajes
y
la
emancipación,
ya
que
mientras
no
se
esté
emancipado
del
tutor
se
tiene
quien
lo
mande
y
lo
domine
y
quien
pueda
engañarlo
y
explotarlo.

La
emancipación
es
el
resultado
inmediato
de
la
emancipación
moral,
y
no
alcanzará
la
primera
el
que
moralmente
siga
siendo
esclavo
de
éste
o
del
otro
individuo.
Y
esclavo
es
el
que
no
piensa
por
si,
ni
obra
espontáneamente
con
arreglo
a
su
raciocinio
y
por
su
esfuerzo
directo.

Que
los
hombres
de
la
Internacional
tuvieron
razón
al
advertir
a
los
trabajadores
que
su
emancipación
había
de
ser
su
propia
obra
lo
demuestra
el
hecho
de
que
a
pesar
de
la
divulgación
de
ese
axioma
y
de
lo
conocido
que
es
en
el
mundo
entero,
aún
hay
millares
y
millares
de
trabajadores
que
confían
en
su
emancipación
mediante
la
labor
de
otros
hombres
-trabajadores
o
no-,
empleando
medios
indirectos
en
vez
del
directo
explícitamente
indicado
en
la
frase
que
sirve
de
encabezamiento
a
este
esbozo.

No
es
la
obra
de
ellos
mismos
cuando
encargan
de
su
emancipación
a
otros;
ni
es
posible
se
emancipen
quienes
empiezan
por
estar
sometidos
a
las
buenas
o
malas
intenciones,
a
los
acertados
o
disparatados
actos
de
otros,
a
la
voluntad
perezosa
o
activa
de
los
demás,
a
las
conveniencias
particulares
o
no
de
otros.
La
emancipación
de
los
trabajadores
ha
de
ser
obra
de
ellos
mismos;
y
agregaremos
con
Farga
Pellicer
«que
esta
afirmación
está
fundada
en
el
hecho
de
que
no
hay
institución
ni
clase
social
alguna
que
por
la
obrera
se
interese»,
todas
las
que
del
monopolio
y
de
la
explotación
viven
sólo
procuran
eternizar
nuestra
esclavitud.

Desde
luego,
se
echa
de
ver
que
nadie
puede
tener
interés
en
la
emancipación
de
los
trabajadores
fuera
de
estos
mismos,
por
cuanto
que
esa
emancipación
es
de
carácter
económico
y
conseguida
la
cual
caen
forzosa
e
inevitablemente
todos
los
privilegios,
todas
las
ventajas
de
que
en
el
actual
régimen
social
disfrutan
cuantos
no
son
obreros.
Y
al
decir
esto
no
es
posible
olvidar
que
los
obreros
llamados
intelectuales
sufren
en
su
mayoría
penurias
parecidas
a
las
de
los
manuales,
pero
como
entre
ellos
se
reclutan
los
políticos,
los
vividores
de
toda
especie,
escalando
no
pocos
de
los
puestos
de
privilegio,
en
general
no
tienden
a
la
destrucción
del
régimen
y
antes
bien
lo
consolidan
y
aún
procuran
servirse
de
los
manuales
para
esos
encumbramientos
que
les
hacen
placentera
y
grata
vida.

Raro
es
el
obrero
manual
que
se
emancipa
del
salario
dentro
del
régimen
actual,
y
aunque
hay
quienes
pasan
de
explotados
a
explotadores
y
de
manuales
a
intelectuales
y
por
lo
consiguiente
a
privilegiados,
a
políticos,
a
empleados,
a
sostenedores
del
presente
sistema
político-social,
en
general
se
puede
decir
que
sólo
los
obreros
manuales
son
los
verdaderamente
interesados
en
la
abolición
de
todos
los
privilegios,
de
toda
explotación
y
de
toda
forma
de
opresión.
Los
obreros
intelectuales
que
a
un
ideal
individual
de
encumbramiento
sustituyan
el
de
emancipación
colectiva
pueden
naturalmente
formar
en
las
filas
de
los
manuales
contribuyendo
a
la
emancipación
moral
de
los
trabajadores
con
su
inteligencia,
pero
siempre
teniendo
entendido
que
pues
la
emancipación
de
los
trabajadores
ha
de
ser
obra
de
los
trabajadores
mismos,
ellos
no
han
de
figurar
entre
nosotros
como
nuestros
emancipadores
ni
a
ellos
hemos
de
confiar
nuestra
emancipación
que
ha
de
ser
-tiene
que
ser-
nuestra
propia
obra.

La
emancipación
económica
de
los
trabajadores
es
algo
que
nadie
ha
tenido
en
cuenta
hasta
que
la
Internacional
la
proclamó
bravamente.
Habráse
podido
tender
a
mermar
el
poderío
de
los
señores
feudales
para
robustecer
el
real;
habráse
podido
disminuir
el
poder
real
en
beneficio
de
las
clases
medias;
habráse
podido
llegar
a
la
república
aboliéndose
la
autoridad
de
los
monarcas,
pero
en
todos
esos
cambios
realizados
mediante
el
esfuerzo
de
los
trabajadores
que
han
sido
el
cuerpo
y
el
brazo
dirimidor
de
las
contiendas,
la
situación
económica
del
obrero
ha
seguido
siempre
lo
mismo.
Explotado
ayer
y
hoy
y
siempre.

No
se
niega
con
esto
el
progreso
moral
e
intelectual
que
los
cambios
políticos
han
acarreado
para
los
trabajadores.
Su
esfuerzo
para
beneficiar
a
otras
clases
ha
mejorado
su
condición
y
los
han
colocado
en
situación
de
hombres
y
los
han
colocado
en
situación
de
poder
anhelar
su
emancipación
económica
que
era
algo
que
permanecía
nebuloso,
algo
que
ha
confundido
en
todos
los
tiempos

aún
hoy
muchos
confunden-
con
determinadas
libertades
políticas.
Y
si
bien
en
todas
las
épocas
hubo
alzamientos
de
carácter
económico,
propósitos
de
implantar
un
sistema
comunista
de
vida,
en
general
esos
propósitos
tenían
en
su
contra
las
tendencias
autoritarias
de
los
mismos
rebeldes,
su
organización
revolucionaria
con
caudillos
y
jefes.

Y
no
es
posible
la
emancipación
de
los
trabajadores
en
tanto
éstos
tengan
un
emancipador,
un
jefe,
por
cuanto
que
aun
logrando
vencer
a
los
sustentadores
del
régimen,
no
harían
más
que
instaurar
otro
régimen
de
privilegios
en
el
que
resultarían
privilegiados
los
emancipadores,
los
jefes.
Que
no
es
posible
abolir
los
privilegios
con
organismos
en
que
el
privilegio
exista,
por
cuanto
no
es
posible
la
emancipación
sino
como
obra
de
los
trabajadores
mismos.
La
emancipación
de
los
trabajadores
ha
de
ser
obra
de
los
trabajadores
mismos.
Tengamos
esto
presente
los
asalariados
en
todo
momento.

Se
presenta
una
proposición
incidental
por
algunos
compañeros.
La
ponencia
la
acepta
como
conclusión
al
dictamen,
y
se
pasa
a
votación
siendo
aprobada
por
unanimidad,
con
una
aclaración
del
compañero
Ávila.
Después
de
esto
es
aprobada
la
siguiente
proposición
incidental
en
sustitución
al
dictamen
de
la
ponencia:

El
Congreso
declara
que
la
emancipación
de
los
trabajadores
será
obra
de
los
trabajadores
mismos.
Por
tanto
reconoce
que
los
sindicatos
que
integran
la
Federación
Nacional
sólo
pueden
estar
constituidos
por
los
obreros
que
conquistan
su
jornal
en
las
empresas
o
industrias
que
explotan
la
burguesía
o
el
Estado.
No
obstante,
y
como
aclaración
a
lo
anterior,
debe
considerarse
exentos
de
esta
clasificación
a
aquellos
obreros
que
por
su
trabajo
pueden
perjudicar
directamente
a
la
organización
sindical.

CONGRESO 
FUNDACION 
DE 
LA 
CNT
1910

SINDICATO
OFICIOS
VARIOS
CNT-AIT 
Puerto
Real




Fuente: Pacosalud.blogspot.com