February 4, 2021
De parte de Arrezafe
2,003 puntos de vista

Fragmentos extraídos de: The Government’s War on Domestic Terrorism Is a
Trap
, By John W. Whitehead and Nisha Whitehead

Information
Clearing House
– 31/01/2021

Traducción
del inglés: Arrezafe

Nos
estamos deslizando rápidamente por una resbaladiza pendiente hacia
una sociedad autoritaria en la que las únicas opiniones, ideas y
discursos expresados son los permitidos por el gobierno y sus
cohortes corporativas.

A
raíz de los disturbios del 6 de enero en el Capitolio, el
“terrorismo interno” se ha convertido en el nuevo modelo
para la ampliación de los poderes del gobierno a expensas de las
libertades civiles.

Por
supuesto, “terrorismo interno” es un comodín que, según convenga, se puede cambiar por “antigubernamental”, “extremista” o “disidente”,
para describir a cualquiera que el celoso ojo policial sitúe en algún lugar del amplio espectro de cuanto se puede considerar “peligroso”.

Ya
lo ves: todos estamos a punto de convertirnos en enemigos del estado.

En
un déjà vu que refleja las consecuencias legislativas del 11
de septiembre y la consiguiente consolidación del estado de excepción,
existe una creciente demanda de ciertos sectores para que se otorguen
poderes al gobierno con el fin de erradicar el terrorismo “interno”,
y a la mierda la Constitución.

Si
esta es una prueba de la valía de Joe Biden para encabezar el estado
policial estadounidense, parece que la ha superado.

No
parpadees o te perderás el juego de manos

Esta
es la parte complicada de las triquiñuelas del Deep State [Estado
profundo], te mantiene atento al juego de manos mientras los
rufianes están limpiando tu billetera.

Sigue
el mismo patrón que cualquier otra “crisis” convenientemente utilizada por el gobierno como excusa para expandir sus poderes a
expensas de la ciudadanía y a expensas de nuestras libertades.

[…]

El
estado de emergencia, versión maquiavélica del gobierno para la
gestión de la crisis que justifica todo tipo de tiranía
gubernamental en nombre de la así llamada ‘seguridad nacional’.

Esta
es la toma de poder que se esconde a plena vista, oscurecida por las
maquinaciones políticas de la élite moralista.

[…]

…deberíamos preguntarnos si cualquier corporación, agencia
gubernamental o entidad que represente la fusión de ambas, ha de tener el poder de amordazar, silenciar, censurar, regular, controlar
y erradicar por completo las llamadas “ideas peligrosas” o
“extremistas”.

Este
poder unilateral de amordazar la libertad de expresión representa un
peligro mucho mayor que el que podría suponer cualquier supuesto
extremismo de derecha o de izquierda.

Las
implicaciones son tan extensas que casi todos nos convertimos en extremistas de palabra, obra, pensamiento o asociación.

Se
equivocan, pues, quienes suponen que has de hacer algo ilegal, como desafiar la autoridad gubernamental, para ser señalado como
sospechoso, etiquetado como enemigo del estado y encerrado cual peligroso criminal. Todo lo que realmente necesitas hacer es
utilizar ciertas palabras “inadecuadas”.

Ya
se han sentado las bases.

La
trampa está tendida.

Sólo
se necesita el cebo adecuado.

Con
la ayuda de ojos y oídos automatizados, un creciente arsenal de
software, hardware y técnicas de alta tecnología, la propaganda
gubernamental insta a los estadounidenses a convertirse en espías
y soplones. Así, en las redes sociales y mediante software de
detección de conducta, los agentes gubernamentales han urdido
una intrincada telaraña de evaluaciones de amenazas y de detección de
comportamiento, destinada a atrapar enemigos potenciales del estado.

[…]

Los tecnócratas que dirigen este Estado de Vigilancia ni siquiera
tienen que esforzarse en monitorear lo que dices, lo que lees,
lo que escribes, a dónde vas, cuánto gastas, a quién apoyas y con
quién te comunicas. Ahora, mediante la IA (inteligencia artificial) las computadoras realizan el rutinario trabajo de rastrear Internet, las redes sociales, los mensajes de texto y las llamadas
telefónicas en busca de comentarios potencialmente subversivos, todo
lo cual se registra, documenta y almacena cuidadosamente para usarlo
en tu contra en el día, a la hora y lugar que el gobierno decida.

Por
ejemplo, la policía de las principales ciudades estadounidenses ha
estado utilizando tecnología predictiva que les permite identificar
a personas o grupos de personas, con más probabilidades de cometer
un delito en una comunidad determinada. A continuación, se informa a
dichas personas de que sus movimientos y actividades están siendo
supervisados de cerca y de que cualquier actividad delictiva,
cometida por ellos o asociada a ellos, será duramente sancionada.

En
otras palabras, la carga de la prueba se invierte: tú eres culpable
antes de que se te dé la oportunidad de demostrar que eres inocente.

Sin
embargo, hurga bajo la superficie de este complejo aparato estatal de control
policial y encontrarás que el verdadero propósito de este ‘anticiparse al crimen’ no es la seguridad, sino el control.




Fuente: Arrezafe.blogspot.com