
Uno de los grandes misterios de la guerra civil en Mallorca es el nombre de la miliciana que se atrevió a mirar a los ojos de su verdugo. Estaba entre las cinco que quedaron presas tras el reembarque de Bayo y fueron fotografiadas antes de ser violadas y asesinadas. Sólo una mira a la cámara, tiene los brazos cruzados y una mirada irreverente, desafiante. De ella conocemossu diario de guerra pero, sin su nombre, no sabemos nada.
Varios investigadores han invertido mucho tiempo en tirar del hilo. Han buscado el diario original porque el que tenemos es sólo una transcripción. El escrito deja en bastante mal lugar a los milicianos que desembarcaron en 1936 y el historiador Gonzalo Berger cree que podría ser una “manipulación o falsificación con finalidad propagandística”. Por eso, es importante encontrar el original. Es posible que se lo llevara el Conde Rossi a Italia. Quizá se quedó en Mallorca y hoy duerme en algún archivo familiar. Ojalá algún día salga a la luz. (Mi correo: manuelaguilerapovedano@gmail.com)
En la transcripción del diario se adivina a una mujer formada, que sabe tocar el piano y tiene unas profundas convicciones antifascistas. Sus compañeras –Mercedes y Daría Buixadé, Teresa Bellera y María García– pertenecían al Batallón Femenino del PSUC, es decir, comunistas. Se embarcaron juntas en Barcelona y acabaron sirviendo de enfermeras. No pegaron ni un tiro. La autora muestra su carácter al hablar de sus problemas con Teresa: “Se ha enfadado sin motivo y ha estado llorando todo el día. No me habla porque dice que soy quien la ha ofendido más. Lo mejor será no hacerle más bromas, pues no tiene correa para aguantarlas”.
El final del diario es terrorífico: cuenta la mañana en que advierten que todos los milicianos se han ido y ellas están atrapadas en la isla. A partir de ahí contamos con fuentes franquistas. El periodista de La Almudaina las encontró en un pajar de Sa Coma y cuenta lo que le dijo Teresa: “Nos han engañado, pues nos situaron en Son Carrió dándonos seguridad de que, de haber retirada, nos avisarían. Y ahí nos han dejado, solas e indefensas”. El inglés Norman Bray dice que una de ellas tenía una actitud desafiante y repetía que no le importaba morir porque su espíritu sobreviviría. Encaja con la autora del diario.
El falangista Enrique García Gallud relata una ejecución de enfermeras que también tenían una escalofriante actitud de desafío: “Una de ellas, atada ya de manos, aún tuvo rabia para separar la primera capa de tierra y nos escupió diciendo que no quería morir sobre suelo fascista. El pelotón ejecutó la sentencia. La vista de cuanto sucedió me dio vómitos”. Todavía no lo sabemos, pero bien podría ser nuestra miliciana desconocida.

(Columna Tejiendo historia, publicada en el diario Ultima Hora (Mallorca) el viernes 12 de marzo de 2021. Sale cada 15 días en papel)
Fuente: Manuelaguilerapovedano.wordpress.com