January 29, 2021
De parte de Periódico El Roble
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Editorial de enero/febrero

@lalentedetina

El 2020 fue un año duro para los laburantes. Con el recambio presidencial muchos compañeros estaban esperanzados en que se venía un proceso de recuperación salarial y de mejoras en las condiciones de vida pero la realidad nos golpeó duramente. Apenas asumido el nuevo gobierno, hizo un fuerte recorte en las jubilaciones y pensiones. Paso seguido, comenzó a negociar paritarias a la baja con todas las burocracias que representan a los trabajadores estatales. Todo esto antes de la pandemia.

Ya con la pandemia, el ajuste se potenció: aumentó la desocupación, cayeron los salarios, los precios de los alimentos se fueron por las nubes, y la pobreza dio un salto nunca antes visto en la historia reciente de nuestro país. Frente a esto, el gobierno casi no avanzó sobre los intereses de la patronal, ya que solamente incrementó un poco las retenciones y llevó adelante un tímido impuesto a las grandes fortunas que afecta poco y nada las riquezas de la burguesía. No solo eso: también reculó en varias iniciativas, como la expropiación de Vicentín, al tiempo que no ahorró en reprimir a diestra y siniestra, como por ejemplo en los casos de Guernica o de Facundo Castro.

Más allá de lo duro del ajuste, la lógica del capitalismo argentino sigue exigiendo más y más políticas regresivas para que la burguesía invierta y se pueda pensar en un crecimiento económico de mediano plazo, por lo que como clase tenemos que tener en cuenta que el ajuste actual no ha llegado a su fin, ni mucho menos.

En este contexto, una porción importante de los laburantes que habían depositado sus esperanzas en Alberto Fernández hoy se ven decepcionados, ya que se encontraron un gobierno tibio que se puso del lado de la burguesía tanto antes como durante la pandemia. Otra porción importante de laburantes que en su momento votaron por el actual gobierno mantienen sus esperanzas, y es posible que en el 2021 se puedan ver algunas mejoras en los salarios y el empleo, siempre comparado con el durísimo 2020.

No obstante, en líneas generales, vamos a seguir en la lógica del ajuste de mediano plazo. Y es por ello que el gobierno no tiene otra salida que en tanto ajusta por el lado económico, se posiciona a favor del aborto (de hecho fue parte de su campaña electoral) y de otros reclamos populares como fue la despenalización del consumo medicinal de marihuana. En esta línea, es posible que en los próximos años sigamos viendo una lógica similar: en tanto que tendencialmente nuestras condiciones de vida vayan empeorando en términos concretos, quizás logremos algunos avances en línea con los nombrados, que en términos concretos no afectan de manera directa la ganancia de ningún patrón.

Volviendo a la actualidad del ajuste, ya no hay más recursos para financiar ni ATP ni IFE, por lo que el gobierno -que meses atrás hacía gala de la cuarentena- inaugura un 2021 mandando a todos los laburantes a contagiarse sin protocolos a sus puestos de trabajo, al tiempo que culpa a las fiestas clandestinas –que tienen su parte de culpa, pero no total- de los contagios que se vienen registrando.

Nuevamente como clase trabajadora somos la variable de ajuste de una nueva crisis del capitalismo. Y nuevamente se nos plantea la necesidad de pensar el problema de manera integral entendiendo su perversa lógica, para pensar una salida de fondo que supere a este modo de producción y ponga en pie un gobierno de los trabajadores, y para los trabajadores.

Equipo de El Roble




Fuente: Periodicoelroble.wordpress.com