November 29, 2020
De parte de Arrezafe
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27/11/2020

Traducción:
Arrezafe

¿Quién es tu papi…? He aquí por qué los líderes europeos se turban, sumisos y
cautivados, ante el belicista equipo de “regreso a la normalidad”
de Biden.

La
UE se estremece de emoción ante la perspectiva de una administración
de Joe Biden, a pesar de que las políticas que él defiende son
precisamente la causa de sus problemas.

Su prisa por felicitarlo,
incluso antes de que se certifique el resultado presidencial, dice
mucho de su alegría por el hecho de que ‘papá’ esté de regreso en
la Casa Blanca.

La presidenta de la
Comisión Europea, Ursula von der Leyen, apenas pudo contener su
alegría por lo que, según dijo, era un “nuevo comienzo en la
asociación global UE-EEUU.”

Por su parte, Charles
Michel, presidente del Consejo Europeo, dijo que era hora de
“reconstruir una alianza fuerte UE-EEUU.”, e invitó
apresuradamente a Biden a una cumbre europea en Bruselas el próximo
año, aunque las elecciones estadounidenses aún no han concluido
formalmente.

Otros líderes nacionales
europeos ya habían felicitado a Biden hace dos semanas, solo unos
días después de la votación del 3 de noviembre, a pesar de la
controversia del titular Donald Trump que prometió impugnaciones
legales por presunta fraude electoral.

La euforia europea creció
esta semana ante la posible presentación del gabinete de Biden. Lo
que parece increíble, dado que el equipo entrante de la Casa Blanca
está formado por personas asociadas con las administraciones de
Obama (2008-16), en las que Biden había desempeñado el cargo de
vicepresidente. Increíble, porque varios de los acuciantes problemas
actuales de Europa se derivan de las guerras en el norte de África y
Oriente Medio que fomentó la administración Obama. Respecto a lo
cuál y a la defensiva, en su primera entrevista en profundidad como
presidente electo, Biden afirmó que
“esta no es una tercera
administración de Obama”
.

Sin embargo, el hecho es que los
nominados para formar su gabinete son vestigios de la era de Obama,
con nombres como Antony Blinken como secretario de Estado y Jake
Sullivan como asesor de seguridad nacional que defendió guerras o
agresivas intervenciones en Libia, Siria y Ucrania. Estos y otros
conflictos en Irak y Afganistán, que Biden apoyó personalmente
siendo jóven senador y que exacerbó mientras era vicepresidente de
Obama, han dado lugar a innumerables problemas en Europa, desde el
terrorismo yihadista hasta las tensiones raciales con las comunidades
musulmanas, pasando por la ingente inversión de recursos necesarios
para tratar con una afluencia masiva de refugiados provenientes de
zonas de guerra.

Esta semana, mientras los
líderes europeos arrullaban la próxima administración de Biden, la
policía francesa propició impactantes
titulares
al forzar brutalmente a cientos de refugiados, principalmente
afganos, a abandonar un campamento improvisado en el corazón de
París. Tales problemas se derivan directamente de las guerras
ilegales que fueron obra de Obama, Biden y su
reinterpretado
equipo belicista.

Por tanto, la pregunta
es: ¿por qué los políticos europeos son tan cobardes dando la
bienvenida al regreso de los imperialistas estadounidenses
convencionales? Olvídense de las sonoras declaraciones del equipo de
Biden sobre
“trabajar con aliados” y la “vuelta
del multilateralismo”
. Los europeos serán tratados como
siempre lo han sido: complementos de la estrategia de Washington en
pos de sus propios intereses.

Es el equivalente
político de
“¿Quién es tu papá?” Los líderes
europeos no sólo se están volcando en apoyar más abusos, sino que,
además, lo hacen con mucho gusto.

¿Pero, por qué?

Hay varios factores. Uno,
la nostalgia engañosa por la “normalidad” tras cuatro años
de tensas relaciones con el díscolo Trump. El resentimiento personal
de la alemana Angela Merkel, del francés Emmanuel Macron y de otros
líderes europeos hostigados por el grosero Trump a gastar más en la
OTAN y por los aranceles comerciales, todo ello forma parte del
alivio que sienten al deshacerse de él. Además, los políticos y
diplomáticos europeos verán a Biden y su equipo como personas con
las que se podrá volver a conectar
profesionalmente como años
atrás. A diferencia de la caótica y confusa administración de
Trump, la de Biden traerá coherencia y continuidad,
independientemente del legado de las guerras, lo que facilitará la
interacción personal y política. Mejor malo conocido.

No olvidemos, además,
que hay muchos atlantistas europeos que, desde una convicción
ideológica, creen de verdad en los beneficios estratégicos de un
eje EEUU-UE. Este tipo de políticos y burócratas del estado
profundo europeo son creyentes defensores de que la OTAN y Estados
Unidos han de “liderar el mundo libre” contra (las
anteriormente Unión Soviética y China Roja) Rusia, China y su
proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. Así pues, es música para sus
oídos escuchar a Biden declarar que
“América ha vuelto”
y
“Renovando alianzas”.

Un aspecto específico
positivo en el discurso del presidente electo Biden es el de devolver
a Estados Unidos al acuerdo nuclear con Irán. La destrucción de
dicho acuerdo (2015) por parte de Trump le costó a los estados
europeos sacrificar muchas esperanzas de inversiones y negocios con
Irán. Además, su pretendida imagen de independencia se vio afectada
por las sanciones que Trump impuso a los países europeos que
establecen negocios con Irán, humillándolos para que siguan su
línea. Con Biden, Europa ve una oportunidad para reanudar relaciones
comerciales y económicas con Irán. Sin embargo, eso está por
verse.

Otra posible ventaja de
Biden es su aparente disposición a entablar conversaciones de
control de armas con Rusia. En particular, la renovación del tratado
New START que pone freno a las armas nucleares estratégicas. El
imprudente alejamiento de Trump de las convenciones de control de
armas, incluido el tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio
(INF) y el Tratado de Cielos Abiertos, causó una gran contrariedad
en toda Europa por una posible nueva carrera armamentista y la
amenaza que ello supone para la seguridad continental. Biden, por lo
tanto, podría propiciar cierta estabilidad en el control de armas, a
pesar de que él y su equipo han hecho numerosas y agresivas
declaraciones contra Rusia.

Pero quizás lo más
atractivo que los líderes europeos ven en Biden es que la propia
salida de Trump es un buen presagio de cara a contrarrestar el
aumento del populismo que ha estado socavando gravemente el proyecto
de la UE. El
establishment liberal europeo se refiere a estos
diversos movimientos como de “extrema derecha”, lo cual es una
generalización injusta. Algunos son de derecha, otros de izquierda,
pero en general existe un sentimiento de alienación en la UE
respecto a cuestiones relacionadas con el fracaso neoliberal
capitalista y la inmigración, aparentemente incontrolada,
directamente relacionada con las interminables guerras
estadounidenses, apoyadas e instigadas por las potencias europeas de
la OTAN.

Según el ex presidente
del Consejo Europeo, Donald Tusk:
“La derrota de Trump puede ser
el comienzo del fin del triunfo de los populismos de extrema derecha
en Europa. Gracias, Joe”
.

Trump es detestado por
los políticos del
establishment europeo porque lo ven como un
mentor de partidos nacionalistas populistas en toda Europa. Su apoyo
abierto al Brexit irritó a la UE. El ex embajador de Trump en
Alemania, Richard Grenell, abogó abiertamente por el partido
euroescéptico AfD de Alemania. Steve Bannon, ex asesor político de
Trump, intentó provocar una revuelta populista en toda Europa.

En resumen, Trump y su
política de America First son vistos como una influencia dañina y
corrosiva para los pilares de la UE.

Biden, sin embargo, es un
regreso al trans-atlantismo convencional, donde las naciones europeas
son al menos tratadas con un mínimo de respeto, aunque en realidad
estén subordinadas a quienes en Washington les dirán cuándo, dónde
y qué tan alto saltar. Una relación degradante que el
establishment
europeo contempla como la mejor manera de preservar
su orden,
restando oxígeno político a los populistas. No importan las
guerras, los refugiados, las tensiones multiculturales, la austeridad
económica, ser suplente del Tío Sam es una especie de consuelo.

La trágica ironía es
que este no tan “nuevo comienzo” en las relaciones UE-EEUU,
conducirá inevitablemente a más contradicciones internas en el
futuro, porque la política de Biden se basa en más intervencionismo
e imperialismo bajo la bandera de “liderar el mundo libre”,
que es la causa fundamental de la inestabilidad de Europa.




Fuente: Arrezafe.blogspot.com