La editorial Corazones Blindados, la fundación CEDCS (Centro Europeo para la Difusión de las Ciencias Sociales), la Fundación Aurora Intermitente y la FAL (Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo) acabamos de coeditar el libro
Mother Earth
La voz del anarquismo en Norteamérica
Una revista dedicada a las ciencias sociales y la literatura
Emma Goldman y Alexander Berkman (eds.)
Con textos de: Emma Goldman, Helene Stöcker, Max Baginski, Lizzie M. Holmes, Voltairine de Cleyre, W. C. Owen, R. Thomas Breckenridge, Hyppolite Havel, Julia May Courtney, Rebecca Edelsohn, R.A.P., W. S.
Van Valkenburgh y Michael A. Cohn.
Publicada en Nueva York por Emma Gold man, con Alexander Berkman como editor, Mother Earth —«una revista dedicada a las ciencias sociales y la literatura»— apareció en la calle en marzo de 1906, con una tirada de 3000 ejemplares. En poco tiempo la aumentaría hasta convertirse en el vocero del anarquismo norteamericano, reportando las giras de sus propagandistas, publicando comentarios de actualidad social y artículos extensos sobre diversos temas, como el movimiento obrero, la educación, la literatura y las artes, el control estatal y gubernamental, la represión del anarquismo, la emancipación de las mujeres, la libertad sexual o el control de la natalidad. A través de ellos puede recorrerse la problemática social que sacudió el comienzo del siglo XX y apreciarse el espíritu de lucha que animó una publicación de propaganda anarquista tan importante como fue Mother Earth, cuya propaganda estuvo destinada a “vitalizar la autoconciencia de las unidades y grupos sociales, para revolucionar la comprensión y estimular la emoción, para inspirar la audacia que traduce ideales en realidad y así sirve para socavar lo aceptado, lo estático y lo osificado. El propósito de la propaganda anarquista es despertar a la humanidad a una autoconciencia continuamente mayor”.
La semilla esparcida por la Madre Tierra permanece aún en gran medida intacta, ahora por vez primera traducida al castellano —por Federico Corriente— en una selección de algunos de sus mejores textos —editada por el Grupo de Afinidad Quico Rivas—. Esperamos que haga brotar nuevamente la rebeldía que sembró durante sus doce años de infatigable existencia. Con textos de: Emma Goldman, Helene Stöcker, Max Baginski, Lizzie M. Holmes, Voltairine de Cleyre, W. C. Owen, R. Thomas Breckenridge, Hyppolite Havel, Julia May Courtney, Rebecca Edelsohn, R.A.P., W. S. Van Valkenburgh y Michael A. Cohn.
En 1882 llegó a los Estados Unidos el agitador revolucionario Johann Most, trasladando desde Londres hasta Nueva York su periódico Freiheit, que dio un impulso formidable al movimiento libertario. Entre estancias en prisión debido a su labor propagandística, en 1899 Most publicó su folleto El Comunismo Libertario, de gran repercusión. Emma Goldman llegó a los EEUU procedente de Rusia en 1885, huyendo de la autoridad paterna y una boda de conveniencia, y se estableció en Rochester con su hermana. Encontró trabajo en una fábrica y allí conoció al también inmigrante Jacob Kershner, con quien se unió un tiempo y del que se divorció al interesarse por el anarquismo. Este brindó a Emma una base teórica para desarrollar su pensamiento feminista, muy adelantado con respecto al sufragismo de la época. Se mudó a la ciudad de Nueva York y, tras su aprendizaje en el círculo de Most, a los veinte años inició su larga y fructífera trayectoria como propagandista del anarquismo y el amor libre. Pocos meses después de la Tragedia de Chicago, en 1888 llegó al país otro revolucionario ruso, Alexander Berkman, de quien Emma Goldman se hizo amante.
Juntos proyectaron liquidar a H. C. Frick, el representante y socio del cacique feudal Andrew Carnegie, responsable de asesinar a once huelguistas durante la huelga de las acerías de Pensilvania en 1892. Relata Emma Goldman: «A través de todo el país los trabajadores protestaron en mítines. Pero hubo un hombre que tradujo la rabia de los proletarios en un acto heroico. Ese hombre fue Alejandro Berkman. El 22 de julio de 1892, penetró en la oficina de H. C. Frick y atentó contra su vida. Tres balas se alojaron en el cuerpo de Frick, pero sobrevivió. Berkman fue condenado a 22 años, aunque su acto –según las leyes de Pensilvania– solo era punible con una pena de 7 años. Si pronunciaron semejante sentencia contra nuestro compañero, a quien imputaron seis cargos, fue debido a que se atrevió a golpear en el mismo corazón de la plutocracia industrial del país». Berkman cumplió catorce años en la penitenciaría de Allegheny, Pensilvania, «enterrado vivo» en las ergástulas plutócratas del país. Cuando salió de prisión en mayo de 1906, se encontró con una Emma Goldman transformada en una habilísima oradora y cada vez más en una revolucionaria activa. Dos meses antes, junto a Max Baginski, había comenzado a editar la revista Mother Earth, a la que siguió en 1908 The Wide Way, fundada por el anarquista John R. Coryell en Nueva York. Mientras los anarquistas de esta ciudad se reunían ese año en una Anarchist Federation, Voltairine de Cleyre y Emma Goldman emprendían por separado giras de conferencias por todo el país.
En Chicago, Emma conoció a Ben Reitman, médico que ofrecía sus servicios a prostitutas, trabajadores temporeros y otros marginados, y había fundado un Colegio Hobo, asociación política, educativa y de servicios sociales. Ambos intimaron y Reitman empezó a colaborar en Mother Earth. En junio de 1910, en Harlem, Nueva York, se organizó una Francisco Ferrer Association entre cuyos consejeros estaban Jack London, Upton Sinclair y Charles Edward Russell; y en Chicago, un Francisco Ferrer Club. En marzo de 1912 se editó en Nueva York el influyente folleto Acción directa, de Voltairine de Cleyre, quien al poco fue asesinada por un demente durante una conferencia; Mother Earth le dedicó su número de julio de 1912. También apareció ese año el libro de Berkman Memorias de un anarquista en prisión.
A causa de su activa propaganda antimilitarista, en 1919, Emma Goldman, Berkman y otros doscientos cuarenta y nueve anarquistas fueron deportados de los EE.UU.; la policía confiscó todo el material de la revista Mother Earth, obligando a la cabecera a desaparecer, junto a decenas de otros periódicos que se oponían a la guerra.
Fuente: Aurorafundacion.org