Perseguido por momentos, amante del pobrerío, del afuera, y generalizado como pandemia, el mate es una calabaza cortada y agujereada donde se le agrega un hierba antioxidante secada y triturada, con apenas un espacio para una bombilla de metal por donde caerá primero agua tibia y luego caliente para ser bebida. Pero claro, no es sólo esto, sino también una tecnología de hibridación cultural para la socialización y una notable máquina de relacionamiento humano. Los principios activos de la mateína producen en sus huéspedes la sensación de saciedad con lo que pueden evitar el hambre, espabilarse, enfrentar las horas de trabajo, las obligaciones y revivir luego en el ómnibus o en la casa ya de vuelta. El mate religa espíritus, ata individuos en círculos de cómplices creando organización, colectiviza, crea cultura de lo común.
La pólvora negra o verde ha levantado a personas esclavizadas. Anarquía, cultura de indios, criollos, obreros, delincuentes, pobres e insurrectos. Círculos donde las igualdades se posibilitan y las desigualdades se hacen objeto de escarnio, factor necesario para su combate…
R.M.
Fuente: Periodicoanarquia.wordpress.com