Escrito por Aníbal D’Auria y Elina Ibarra.

Rodolfo González Pacheco, dramaturgo y activista anarquista, nació en 1883 en Tandil, provincia de Buenos Aires, y murió en la ciudad de Buenos Aires en 1949, en pleno auge del peronismo. En 1910 estuvo confinado en la prisión de Ushuaia junto a su amigo Teodoro Antillí, tras la clausura del periódico La Batalla, cuya dirección compartían. Antillí y González Pacheco fueron apenas dos de los tantos recluidos en el sur del país en el marco de represión generalizada al anarquismo previa a la celebración del primer Centenario de la Revolución de Mayo. En 1936, al principiar la guerra civil en España, González Pacheco partió hacia aquel país para apoyar a los revolucionarios anarquistas que trataban de llevar adelante la revolución social. Allá dirigió la Compañía de Teatro del Pueblo y la revista Teatro Social. Permaneció en España solo nueve meses, ocasión que le permitió profundizar sus contactos con los anarquistas españoles. Siempre se mantuvo fiel al ideario anarquista hasta el último minuto de su vida, apagada en Buenos Aires, como dijimos, en 1949, en pleno auge del régimen peronista.
Como autor teatral tuvo sus momentos de fama, especialmente en la segunda mitad de la década de 1910, con Las víboras (1916) y La inundación (1917). Pero, si bien su ideario anarquista y revolucionario está presente en casi toda su producción dramática, se lo encuentra más desnudo y en carne viva en sus escritos de propaganda y difusión denominados “carteles”, especie de proclamas cortas que sintetizaban en pocas líneas alguna idea o sentimiento. Con un estilo de escritura simple pero florido, encendido y convocante a la acción, esos carteles aparecían con singular frecuencia en las numerosas publicaciones anarquistas y revolucionarias de las primeras décadas del siglo xx argentino. González Pacheco escribió sucesivamente en los siguientes periódicos: Futuro (en 1897), Germinal (en 1906), La Protesta (entre 1907 y 1908, y fugazmente años después), La Mentira. Órgano de la Patria, la Religión y el Estado (en 1908), La Campana Nueva (en 1909), La Batalla, diario anarquista de la tarde (en 1910), Alberdi (en 1910), Libre Palabra (en 1911), El Manifiesto (en 1911), La Obra (entre 1916 y 1919, y nuevamente a partir de 1936), El Libertario (en 1920), La Antorcha (entre 1921 y 1932). También colaboró con publicaciones españolas como Tierra y Libertad (a partir de 1910), Nosotros (en 1937), El comunista (entre 1919 y 1920), Solidaridad Obrera (en 1920) y Umbral (entre 1937 y 1939).
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Fuente: http://www.fondation-besnard.org/
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Fuente: Portaloaca.com