April 19, 2021
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En una rueda de prensa la semana pasada, Sebastien Godinot, economista y director de WWF (World Wildlife Fund) Europa, y representante de numerosas ONGs y asociaciones ambientales, emitió un juicio muy severo sobre el borrador del Taxonomy Delegated Act [Regulación Clasificatoria] que se ha difundido en Bruselas. Con él estaban Andreas Hoepner, professor titular de Riesgo Operativo, Bancario y Financiero del University College, de Dublín, y Ariel Brunner, Director de Europa y Asia Central de BirdLife International. Los tres son miembros de la Plataforma de Finanzas Sostenibles de la UE.

“Una operación de lavado de cara verde [“greenwashing”] pura y simple”, afirmó Godinot, “con la que se corre el riesgo de socavar el liderazgo de la Unión Europea globalmente y desacreditar a la presidenta von der Leyen. Esta propuesta sobre la taxonomía de actividades económicas sostenibles no tiene nada que ver con los objetivos del Green Deal, no está en consonancia con el Acuerdo de París y carece de base científica. Tal como está formulada, no hace otra cosa que permitir a unas cuantas personas ganar mucho dinero”.

La taxonomía de la Unión Europea se convertirá en el sistema para clasificar qué actividades se pueden considerar sostenibles en términos del clima, para que puedan financiarse o incentivarse como tales y para las que pueden emitirse bonos verdes. Cuando Europa nos pide gastar el 30% de la Next Generation EU en actividades del clima (para Italia hay cerca de 80.000 millones), tendremos que remitirnos a la taxonomía de la UE para calcular qué acciones entran en esta categoría.

La conmoción de diversas asociaciones, expresada en una carta firmada por 226 científicos y gestores de diversas organizaciones, se deriva del hecho de que en la última version de la disposición, han aparecido también el gas y la energía nuclear entre los sectores “sostenibles”. Estos no figuraban en la version presentada hace unos meses, desarrollada después de tres años de consulta entre expertos. Tal como queda formulada, escriben los 226, contiene “afirmaciones carentes de base que son contrarias a la ciencia sobre el clima. La taxonomía de la UE para unas finanzas sostenibles se concibió como punto de referencia para evitar el lavado verde. Con esta propuesta se convierte en instrumento de ese lavado verde”.

Al legitimar el gas, se hace también aceptable el hidrógeno producido con el gas y el proceso CCS (carbon capture and storage) de captación y almacenamiento de carbono, lo que se conoce como hidrógeno gris o azul, que no tiene nada que ver con el hidrógeno verde producido por electrólisis con electricidad renovable.

“Supone rendirse totalmente al grupo de presión gasista, algo todavía más peligroso; en un momento en el que otros países del mundo están desarrollando sus sistemas en competencia para clasificar inversiones sostenibles, rebajar las ambiciones europeas significa crear un proceso que corre el riesgo de echar abajo todo lo demás”, concluye la carta.

De acuerdo con Andreas Hoepner — el único representante científico en la comisión de 32 personas que contribuyó a redactar el controvertido documento —, realizar una taxonomía “constituye un ejercicio de etiquetado de ciertas actividades. No se trata de una decisión política que pueda ser más o menos correcta. Eso es sencillamente falso”.

Por lo tanto, hasta financiar una central nuclear se enumera entre las actividades sostenibles. El apoyo a esta declaración se contiene en un documento preparado por el Centro de Investigación Conjunta (JRC – Joint Research Center), la voz científica que constituye uno de las Direcciones Generales (DG) de la Comisión Europea. El documento afirma que la energía nuclear es comparable a la hidroeléctrica. Si no se toman en cuenta los efectos radioactivos, eso es inconcebible, ha declarado Godinot. Como sea que aparezca, esta taxonomía no salvará a la energía nuclear.

Standard & Poor’s ha declarado ya que no es competitiva; desde un punto de vista económico, no tiene sentido. Pero en la comisión hay quienes, como Thierry Breton, defienden la energía nuclear y afirman que están orgullosos de ello.

“Creo que Alemania no aceptará nunca esta postura en el sector de gestion de bosques. La labor de los grupos de presión en los países del norte de Europa da carta blanca a quienes tienen interés en la explotación indiscriminada de los bosques”, denuncia Ariel Brunner, de Bird-Life International.

“Se acepta como sostenible cualquier tipo de deforestación; cualquier terreno de menos de 25 hectáreas, que es el doble del tamaño medio de las propiedades europeas, queda excluido del análisis de coste-beneficio del clima; se permite el uso de fertilizantes; las técnicas de gestion de bosques que se permiten son nacionales, lo que significa que no se introducen buenas practicas, sino que todo sigue tal cual; se acepta cualquier sistema de certificación, mientras que ni siquiera se menciona al Consejo de Administración de Bosques [Forest Stewardship Council]. Sencillamente inaceptable”.

La Comisión tendrá tiempo para repensar este borrador hasta el 21 de abril. Posteriormente, el Parlamento Europeo y el Consejo la aprobarán o la devolverán al remitente.




Fuente: Sinpermiso.info