Las instituciones biopolítico-disciplinarias del estado establecen una jerarquía piramidal de gestión social de los cuerpos que maximiza la vida-cuidado/muerte-desamparo de las poblaciones en términos del interés capitalista. En la cúspide de la pirámide está el varón propietario, blanco, adulto y preferiblemente heterosexual (Florentino Pérez, Amancio Ortega); los imprescindibles. Otros tramos de la pirámide que tienen derecho a vivir y ser cuidados, son l@s que en el presente o en el futuro (jóvenes) están catalogados como “recursos humanos” para la producción/explotación. La lógica de gestión del mercado durante sus recurrentes crisis hace de estas personas-recursos, sin embargo, potencialmente desechables (denegando o reduciéndose la posibilidad vital y de cuidados) según el escalafón en que se encuadren dentro de la clase asalariada, su sexo, su raza, su poder de consumo, su cualificación, etc.

En el verano de 2017 el Banco Central de EEUU expresó su preocupación por la muerte de 400.000 ciudadanos mayoritariamente blancxs por sobredosis de opiáceos, legales y de venta en farmacias, en los últimos 20 años. Johnson & Johnson, como otras farmacéuticas que han sido demandadas, lanzó campañas de márqueting falsas, engañosas y peligrosas por “la ausencia de efectos secundarios”, que sin embargo provocaron un aumento exponencial de las tasas de adicción y muertes por sobredosis. Los millonarios acuerdos extrajudiciales alcanzados entre J&J y los demandantes han supuesto que Las acciones del gigante farmacéutico subieron cerca de un 2% pues los inversores esperaban un castigo mayor. Lxs blancxs muertos por sobredosis de opiáceos legales son un 50% más que la población negra y un 167% más que la hispana. La gran diferencia respecto del drama del crack o del caballo (sufrida mayoritariamente por negrxs) que fue abordada como un problema de criminalidad, es que la crisis de los opiáceos se ha considerado un problema de salud pública ya que la población activa se reduce y la industria manufacturera tiene dificultad para dar con aspirantes con la preparación adecuada para desempeñar sus funciones; unxs son recursos humanos mientras que otrxs son desechados.
La población anciana está en los márgenes de la base piramidal, es catalogada como problema a resolver y a efectos prácticos son lxs desechables de lxs desechables. A finales de 2012, el titular de Finanzas del gobierno de Japón pidió a los ancianos del país que “se den prisa en morir” para que de esta manera el Estado no tenga que pagar su atención médica y sus pensiones. El vicegobernador de Texas, este 24 de marzo pasado ha declarado: “los abuelos deberían sacrificarse y dejarse morir para salvar la economía en bien de sus nietos y no paralizar el país”. La necropolítica cruda expuesta por los dos ejemplos anteriores se concreta salvajemente en la gestión del Covid-19 en las residencias de ancianxs. A fecha de 28 de marzo 1065 personas habían muerto en las residencias de ancianxs de Madrid, un 2% del total -cuando fuentes no oficiales triplican la cifra de fallecimientos-. Residencias sin medios sanitarios o profesionales para gentes vulnerables por precaria salud y/o cuidado-dependencia, ancianos y mayores absolutamente abandonados cuando no muertos en sus camas, hacen de estas instituciones verdaderos cementerios vivientes para lxs desechables de lxs desechables. Lxs libertarixs al asumir el apoyo mutuo y la interdependencia existencial de los cuerpos desvelamos el criminal utilitarismo biopolítico capitalista, que naturalizando “el hecho consumado” del Covid-19 busca integrar a la población enfangándola en su lógica para que respondamos a la pregunta sobre ¿qué vidas estaremos dispuestos a salvar y cuidar y cuáles serán sacrificadas?. Lxs libertarxs luchamos por revertir los salvajes recortes en sanidad apostando por servicios sanitarios suficientes para el cuidado de la salud de todxs y siempre autogestionados por todxs.
Federación Libertaria de Madrid
Fuente: Ateneolibertariocarabanchellatina.wordpress.com