POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
La Monarquía marroquí ha sido contundente y explícita. Sus buenas relaciones con España quedarán supeditadas, a partir de ahora, a que el Ejecutivo de Pedro Sánchez se pliegue o no a la línea marcada el pasado mes de Diciembre por el gobierno de los Estados Unidos, consistente en el reconocimiento la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.
El pasado viernes, el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, explícitó en una rueda de prensa cuáles deberían de ser las líneas maestras que marquen las “buenas relaciones con España“. El jefe de la diplomacia alauita no tuvo pelos en la lengua a la hora de, implícitamente, sugerir que esas “líneas” deberían estar encuadradas en el camino abierto por los EEUU recientemente. O sea, en apoyar la propuesta norteamericana de una autonomía para el Sáhara occidental, bajo la soberanía alauita.
“Europa –dijo el ministro– debe salir de su zona de confort y seguir la dinámica de EEUU que ha reconocido la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara y respalda la autonomía… La posición estadounidense debe de interpelar a Europa”.
Pero la cosa no quedó ni mucho menos ahí en la rueda de prensa. El ministro realizó, asimismo, un nada velado aviso al conjunto de Europa y, específicamente, a España:
“Una parte de Europa debe de ser atrevida, porque tiene una cercanía con ese conflicto… Hay que preguntarle a España cuál es la razón de su no posicionamiento… Numerosos observadores han constatado que España ha brillado por su ausencia”.
DECEPCIÓN Y RABIA..
No obstante, no parece que el gobierno español vaya a poner mucha resistencia a que sus relaciones con el Reino de Marruecos transcurran precisamente a través de las vías que sugiere el Ejecutivo alauita.
Y es que una buena parte de las Asociaciones simpatizantes con la causa de la libre autodeterminación del Sáhara están observando con estupor cómo el actual Ejecutivo de Sánchez e Iglesias se está deslizando lentamente hacia el reconocimiento tácito del “estatus quo” actual del conflicto, inclinándose decididamente por lo que en esos ámbitos se considera como una “solución realista”, que le permita a los saharauis “disfrutar” de una autonomía dentro del reino de Marruecos, que acabe de una vez con el que ellos consideran el “espinoso tema” del conflicto del Sáhara, que complicaría sus relaciones con los Estados Unidos, con algunos gobiernos europeos y, también, con sus aliados de la OTAN.
La verdad es que a Sánchez, inclinarse hacia la fórmula autonomista marroquí no le iba a suponer especiales esfuerzos. Esa ha sido subrepticiamente la política del PSOE durante los últimos 30 años. Tampoco para Iglesias dar un “golpe de timón” en lo venían siendo sus posiciones políticas provocaría una operación traumática. Ya se sabe, todo quedaría hábilmente encubierto en la socorrida justificación de que “sólo tenemos 35 diputados”, o en el facilongo argumento de que tan sólo está tratando de “cabalgar sobre las contradicciones“ ya previstas.
Posiblemente, lo que realmente subyace en los posicionamientos de ambos lo explique el cínico circunloquio que tuve oportunidad de escuchar en boca de un ex dirigente del PSOE canario, hace tan sólo unos días:
“No es lo que nosotros desearíamos, pero eso es lo que hay. La geopolítica es la que marca las pautas en el mundo nuestros días. Y la opción consiste en escoger entre esa incontestable realidad o resultar fatalmente exterminados. Nosotros, aunque no nos guste, preferimos para el Sáhara la primera opción, pues nos parece hoy las más humana y realista“.
Pero no son pocos los que en España opinan de manera diferente. Para Beatriz Sánchez, por ejemplo, miembro de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Córdoba
“La realidad es que cuando peor le ha ido al pueblo saharaui ha sido mientras han gobernado los Ejecutivos socialistas”.
El propio ex presidente Zapatero pudo certificarlo sin que se le subieran los colores, cuando hace unas pocas fechas se pronunció públicamente en una “Cadena amiga” por lo que él denominó como “la única solución realista para el Sáhara”. O sea, por un entendimiento entre el Frente Polisario y Marruecos, en el que ambos deberían explorar “las vías propuestas Marruecos de autonomía, con amplios derechos”.
Ni que decir tiene que Zapatero, un perfecto conocedor de cuáles son las responsabilidades contraídas por España en la descolonización saharaui, se pronunció, además, por lo que él llamó la “neutralidad” española.
Rabia y decepción es lo que está fermentanto en el movimiento prosaharaui en España, en el que crece la indignación de forma paralela al recrudecimiento del Conflicto armado que desde el mes de noviembre amenaza a todo el Norte de África. Un peligroso conflicto en el que, naturalmente, también está incluido indirectamente el Archipiélago canario, con todos los efectos colaterales que este tipo de confrontaciones en áreas geopolíticamente sensibles puede generar.
“Nuestras esperanzas – nos contaba un integrante de una Asociación de Solidaridad con el Sáhara– habían crecido al constituirse el Gobierno de Coalición entre Sánchez e Iglesias. Estábamos convencidos que el posicionamiento del Gobierno español iba a ser más favorable al pueblo saharaui… Pero tenemos que reconocer que su actitud de esconder la cabeza bajo el ala, está siendo irritantemente frustrante. Sentimos rabia e indignación por la tibieza y la inacción del Gobierno “progresista”, que ha tenido en sus manos una oportunidad histórica de forzar algunos avances en el ya larguísimo conflicto saharaui”.
Fuente: Canarias-semanal.org