Autor: Centro de Pensamiento y Teoría Crítica Praxis
El Movimiento Social tiene como objetivo lograr una salida popular a la profunda crisis del país, propósito que está más allá de un cambio del tipo de gobierno. De ahí que necesita continuar aprendiendo a desenvolverse en medio de dos fuerzas que van a contracorriente: la que pretende limitarla a lo meramente institucional, en cuanto aliado del gobierno; y la que le demanda sostener las luchas a fin de que las necesidades más sentidas vayan recibiendo solución real. Por lo anterior, enfrentar las acuciantes tareas locales y nacionales en 2023 demandará bastante balance político, para que al finalizar el año se hayan acrecentado las fuerzas, condición que facilitaría formular un programa de transformaciones de mediano plazo que en verdad de salida a las demandas formuladas en las protestas de 2019 y 2021, mediante la celebración de una Asamblea Nacional Popular, escenario que además debería trazar las estrategias a seguir.
El 2023 vendrá con contracción económica, más inflación y peores condiciones de vida para las clases populares. Por su parte, el gobierno entra en tensión, de un lado ha formulado un Plan de Desarrollo que se dirige a garantizar condiciones de estabilidad –económica y social- para que el capital se siga acumulando sin sobresaltos, y de otro, trata de institucionalizar las contradicciones y luchas sociales por medio de su ambiciosa agenda legislativa de reformas (política, justicia, adición presupuestal, trabajo, salud, pensiones, educación, agraria), promoviendo la activa participación en las elecciones a alcaldías y gobernaciones en octubre, y mediante el manejo de “marchas ciudadanas” que apoyen sus iniciativas.
Este contexto podría disipar las protestas sociales, y alentar el oportunismo, la división y el sectarismo. Por eso es importante tener presente que las iniciativas de reformas formuladas por el gobierno se limitan a rasguñar al capital, mientras la realidad demanda transformaciones estructurales por lo que se debe profundizar su alcance. Por ejemplo, que los recursos expropiados por el gran capital, por medio de las leyes ley 50/91 y 100/1993, sean recuperados a favor del pueblo y con ellos se constituyan las bases de una economía con carácter social, como la propuesta de Economía de Fondos Públicos. A su vez, es necesario consolidar programas alternativos para cada municipio y desde allí incidir en la construcción de un programa de transformación nacional.
Hay que tomar en cuenta que la ultraderecha intenta compensar su derrota electoral mediante su fortalecimiento en varias áreas rurales, para desde ellas rehacer su hegemonía sobre todo el país, de ahí sus movilizaciones “cívicas”, el crecimiento de los grupos narco-paramilitares y las masacres. Frente a esto, la transformación estructural del sector agropecuario y su Reforma Agraria Integral y Popular es una condición urgente, porque con ellas se arranca de raíz el pernicioso poder del sector capitalista más retrogrado del país.
En síntesis, es necesario ejercer poder popular en forma permanentemente a partir de la asamblea popular, por medio de programas alternativos, desde la calle y con la protesta popular, cuando sea menester.
Fuente: Congresodelospueblos.org