OTRA ALIMENTACIÓN PARA OTRO MUNDO POSIBLE
*EXPERIENCIA DE LA OLLA COMUNITARIA KWESX LA PAZ
El contexto político, social y económico no pinta nada bien en América Latina y mucho menos para Colombia, después de haber “superado” el primer pico de la pandemia. La crisis social y económica se ha agudizado fuertemente.
En el más reciente informe del mes de julio, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) expuso que, el desempleo en Colombia aumentó al 20,2%, lo cual traduce: de las 49millones de colombianas, aproximadamente 10 millones de personas se encuentran sin un empleo formal. Es así, que la brecha social entre explotados y explotadores aumentó mucho más; resultado de un neoliberalismo adoptado por el Estado colombiano a punta de sangre y fuego, desde el aparataje militar y paramilitar, donde este último tiene sus inicios en la segunda mitad del siglo pasado y que hoy en 2020, la reconfiguración de este fenómeno sigue tomando fuerza; cobrando vidas y avanzando territorialmente.
En lo que va corrido del año, se han registrado más de 60 masacres en el territorio nacional[1], tomando como epicentro de la violencia la región del Suroccidente de Colombia (departamentos de Nariño, Cauca, Putumayo y Valle del Cauca), donde operan estructuras paramilitares y disidencias de las FARC con el grupo Oliver Sinisterra.
A lo anterior se le suman los graves casos de brutalidad policial: tema que en las últimas semanas ha estado en la opinión pública, en la indignación y rabia de los sectores populares y juveniles urbanos, no solo con el asesinato de Javier Ordóñez, sino con muchos otros que se venían agregando a la lista de muertes a manos de la policía y los que se tuvieron que sumar en los días 9 y 10 de septiembre en las manifestaciones barriales.
En últimas, el panorama para las clases explotadas trabajadoras y juveniles que deciden manifestarse o construir escenarios de economía propia o a pequeña escala se convierte rápidamente en un horizonte opaco e incierto. Sin embargo, desde muchas latitudes, con muchas o pocas personas que aún no pierden la esperanza, se viene caminando y construyendo solidaridad y apoyo mutuo desde sus capacidades y necesidades en barrios periféricos de la ciudad de Bogotá: Uno de estos caminos, se viene dando en el centro-oriente de la urbeb<, en el barrio La Paz centro con el colectivo “Olla Comunitaria Kwesx La Paz” en la Casa Popular Sol del Sur.
Gran parte de las personas habitantes del barrio se dedican al trabajo informal y precario (ventas ambulantes, pequeños negocios o el rebusque diario). La crisis económica generada por la pandemia y agudizada por el pésimo manejo del Estado a esta situación, afectó directamente a familias del sector y de muchos otros donde habitan trabajadoras formales e informales, estudiantes y desempleadas de las periferias.
El barrio La Paz ha sido objeto de estigmatización y abandono estatal desde su fundación en la primera mitad del siglo XX[2], cuando familias obreras ocuparon los terrenos de las faldas del cerro de Monserrate. Hoy día, sus calles y servicios públicos han sido construidos y ganados lentamente por sus habitantes que reciben permanentemente a aquellas personas excluidas del sistema. Actualmente, el barrio enfrenta diversas problemáticas con el microtráfico y consumo de sustancias psicoactivas; gentrificación que cada día toma más espacio en el centro de la ciudad, tanto, que las universidades vecinas (U. de los Andes y Jorge Tadeo Lozano) ven el sector como punto estratégico para la ampliación de sus centros académicos de una clase social privilegiada.
Es así, que la Olla Comunitaria Kwesx La Paz centra sus esfuerzos en la construcción de un tejido vecinal fuerte, solidario y horizontal (junto con la Escuela Popular Sol del Sur) por medio del compartir y del cocinar platos de comida veganos para un aproximado de cien personas del barrio.


¿Cómo inicia?
Dada la crisis -ya expuesta anteriormente-, se plantea una propuesta de economía popular entre dos familias Nasa (provenientes del norte del Cauca) y algunas personas amigas de la ciudad con un proyecto de empanadas y tamales veganos (pero también de carne), con la receta propia caucana, bajo el nombre de “Kwesx Empanadas & Tamalitos”. Posteriormente, siendo conscientes de la necesidad del barrio y sus habitantes, se realizan las primeras jornadas de Olla Comunitaria en el mes de abril.
Para el mes de junio, la Escuela Popular Sol del Sur abre su Casa Popular, también en el barrio; es así como, desde allí se comienzan a articular los procesos desde principios y objetivos en común. Incluso, también con otros procesos del barrio que trabajan con la línea grafica.

¿Qué plantea?
Si bien, el ejercicio de la olla comunitaria tiene un fin político-organizativo, es preciso aclarar que solamente se dan los resultados a un mediano -y quizás-, a un largo plazo, donde los objetivos pasan por cuestionar qué es lo que consumimos; de dónde proviene el producto; cómo se produce éste, para dar con una gran apuesta urbana de soberanía y autonomía alimentaria, donde la comunidad vecinal sea consciente de su alimentación, la crisis del campo colombiano y la necesidad de adoptar una alternativa a los productos de origen animal.
¿Cómo son las jornadas de Olla?
Los domingos cada quince días se prepara el menú del almuerzo. Desde tempranas horas de la mañana, llegan las personas voluntarias desde muchos rincones de la ciudad con utensilios y herramientas para picar y pelar verduras. Hay quienes llegan con fanzines, otros que llegan algún alimento no perecedero y hay otras que llegan con música para pasarla bueno mientras se cocina. Se realizan las jornadas en la Casa Popular, pero también en otros espacios del barrio, particularmente en un punto denominado “El Mirador”, donde tiene su casa una familia Emberá Katio, proveniente del departamento de Risaralda.
Se enciende el fuego, se monta la olla. Se alista todo el tema operativo para el momento de comenzar a compartir el alimento. Muchas veces las nubes son juguetonas y hacen caer goticas de agua que hacen correr a la gente para proteger el fuego o a las mismas voluntarias, pero allí se resiste y se aprende (a montar con anticipación una carpa o un plástico o una teja).
A las 2 o 3 de la tarde ya está el almuerzo, se comienza a compartir y a llamar a las vecinas. De la parte alta del barrio, comienzan a bajar jóvenes, personas adultas y ancianas con una olla o con un plato, dependiendo a cuántas personas ellas también le van a compartir.
El día que se hicieron las hamburguesas
También podemos darnos grandes gustos alimenticios y disputarnos las hamburguesas para ser de ellas un plato popular y libre de sufrimiento animal. Para el mes de julio, preparamos aproximadamente 120 de ellas, gracias a un montón de gente que estuvo detrás, ayudándonos a preparar la deliciosa croqueta de lentejas y el gran pan artesanal. Las acompañamos de papas criollas fritas y salsa de pimentón. Una receta exquisita para compartir con las vecinas, convidándolas a preparar el plato cuando quieran, de forma económica y sin producto animal alguno.
Las hamburguesas se fueron en un parpadeo. Muchas personas quisieron probarlas, por curiosidad, pero también por hambre, no hubo pena ni tiempo para pensarlo dos veces, en pocos minutos llegaron decenas de vecinas para recibir, llevar su receta y porción.

Es así como la olla comunitaria es un proceso político a largo aliento, donde la reflexión constante y la invitación a otra alimentación es necesaria en esta crisis generada por la pandemia y el sistema capitalista. Las huertas caseras o barriales son alternativa y camino para llegar a una autonomía alimentaria, pedagógica y práctica.
Tomar alternativas al consumo de carne con dietas vegetarianas o veganas, marca un precedente para iniciar un proceso alejado del gran negocio de los productos de origen animal, teniendo en cuenta el conflicto social y armado que vive Colombia, pues, las organizaciones paramilitares (como ejércitos privados de grandes empresarios) desplazaban -y siguen desplazando- poblaciones enteras en territorios “aptos” para la ganadería extensiva y todo su negocio; entre otras motivos para una alimentación consciente.
En últimas, el proceso del colectivo Olla Comunitaria Kwesx La Paz es uno de los ejercicios y procesos donde la solidaridad, el apoyo mutuo, la horizontalidad y la alimentación son herramientas para construir autonomía barrial y alimentaria donde ninguna nueva crisis ni económica ni sanitaria lograrán derrotar.
¡Arriba las que luchan!
[1] A fecha del 29 de septiembre de 2020. Cabe aclarar que cada semana aumenta esta cifra.
[2] “Plano del estado de la ciudad en enero de 1923. Complementado y levantado en algunas de sus partes por Manuel Rincón O.”. Bogotá, 1923. Archivo General de la Nación, Bogotá. S. Mapas y Planos. F. Mapoteca 6. Ref. 148.
Fuente: Ccsubversion.wordpress.com