
Foto: Laura Dalto
El domingo pasado, entre las 15 y las 22.00hs, tuvo lugar la primera edición del festival P.O.S.T.A, evento a beneficio del Comedor Pekenitos, la CORREPI y el albergue HODIF. Coordinado por Federico Baggini, el festival fue un triple éxito: en cuanto a la convocatoria de público; con respecto a la calidad artística de las distintas voces y expresiones convocadas; y en relación con la organización sin fisuras que nos dio una tarde a puro circo, teatro, danza, poesía, humor y música. Por Andrés Manrique para ANRed.
Qué más le podemos pedir a un festival, qué más le podemos pedir a una tarde de domingo frío. Qué, sino horas de calor junto a un colectivo artístico y social convocado para compartir, ad honorem, su trabajo con causas políticas e instituciones de base.
Aún cuando el sol sostenía la temperatura del otoño por encima de los catorce grados, el galpón del Centro Cultural de las Artes del Movimiento (CECAM), en el barrio de Balvanera, se empezó a llenar. Entre Cecilia Solís e Ignacio Vexina, artistas plásticos que pintaron sus lienzos en vivo, para rifarse más tarde, las mesas de la CORREPI, la de BILPLI (Biblioteca y Librería Popular Literatura Inclusiva) y la de ALIJA (Asociación de Literatura infantil y Juvenil de la Argentina) había percheros con ropa, tipo feria americana. El resto del espacio era para el público que pudo rotar, por los diversos rincones, durante toda la tarde.

Foto: Laura Dalto
La presentación de los libros se realizó mediante entrevistas ágiles a sus autores. Enrique Rastelli presentó «La Octava Malagueña”. Y Federico Baggini habló del estreno de su última novela con Enzo Maqueira y Ariel Bermani, llamado: “Era sangre y sin embargo llovía.” Luego, el plan era que continuase el dúo Serendipia, pero un inconveniente técnico los demoró y Baggini, con soltura, pasó a una lectura interactiva de un poema político donde hizo participar al público con consignas vinculadas a la Memoria, la Verdad y la Justicia. Mientras el Dúo Serendipia terminaba de prepararse, subieron al escenario poetas reunidos en el tercer libro de “Sesiones de Poesía Compartida” con textos contundentes y diversos.
Después de la sucesión de lecturas: “ser de arena y que el viento te transforme.” fue el verso que quedó rondando mientras el Dúo Serendipia presentaba “Contraparte»; una pieza que funde danza contemporánea, acrobacia, contact y el contorsionismo en una secuencia de equilibrio sutil y destreza. Todos los niveles del espacio fueron cortados por Diana Sauval y José Figueroa, como si el descubrimiento por azar al que alude su nombre, tuviera que ver con todo lo que un cuerpo puede. La concentración del acróbata tiene algo de belleza deslumbrante.

El Dúo Serendipia. Foto: Laura Dalto
Después de un pequeño intervalo en que recorrimos la sala de exposiciones del primer piso, donde convivieron obras de gran formato realizadas por Ignacio Vexina, junto a cuadros de Lechu Cerna, de Cecilia Solís, de Ariel Presti y de Cecilia Petrelli, subió Dafne Muchnik al escenario con un vestido acampanado, de corsé y encaje, de mediados del siglo XIX. En un monólogo propuesto como revisión histórica, contó los inicios de la argentina vista desde su personaje, que formó parte lateral, de la oligarquía. Después, le llegó el turno a Rodrigo Peiretti, que cantó, contó y nos hizo reír en clave de stand up y apuesta performática con hermosos textos y una puesta convincente de extractos de su show: “El Vodevil de la pandemia”, un espectáculo que puede disfrutarse al sombrero en Feliza, los viernes a la medianoche.

Foto: Laura Dalto
Ya había oscurecido cuando el escenario, cubierto de brillantina, quedó en manos del Tablao Flamenco, conformado por el toque de Nicolás Vizzana que hizo sonar caja y cuerdas de su guitarra como si viniera de Andalucía, y por la voz de Bianca Pía que nos emocionó, entre otras canciones, con una versión flamenca del famoso tango Volver, y con una bella versión de Gotita, de la mejicana Lila Downs. Voz y guitarra fueron acompañados por Leonella Dalma Barrionuevo, que bailó sola, y acompañada por alumnas y alumnos de sus clases de flamenco.
Bajo la consigna: “por otra sociedad transversal y autogestiva”, todos los artistas y feriantes realizaron sus actividades ad honorem con el plan de generar ingresos para espacios y proyectos que se ocupan de poblaciones vulneradas históricamente. Estos son: el Comedor Pekenitos que alimenta a más de 800 personas por día y está orientado principalmente a la niñez; la Asociación Civil HODIF, la única en el país que se ocupa de personas discapacitadas en situación de calle; y la CORREPI (Coordinadora contra la Represión Institucional), una organización que trabaja en la caracterización y denuncia de las políticas represivas del Estado, acompañando, asesorando y representando a personas que sufrieron algún tipo de violencia institucional.

Oscar Escobar estuvo presente compartiendo su lucha por justicia para su hijo Camilo. Foto: Laura Dalto
Casi a las diez de la noche dejamos el CECAM. Nos habíamos perdido la intervención de Oscar Escobar, que sigue la causa por el asesinato de su hijo en manos de un presunto policía; la propuesta folclórica musical del Proyecto Cherogape; los malabares y el circo del Colectivo el Banderín; los bronces de las Quintetas del Brass; y el primer bloque teatral de Malena Bre y Viviana Presas, que habían pasado antes de las 18.00. Tampoco vimos el cierre final a cargo de Serendipia Proyecto Cultural, que estaba calentando parches cuando salimos.
Lo vivido era suficiente para alimentar la confianza de que son muchas las personas que, mediante la autogestión, viven comprometidas con la construcción social y el trabajo de base. Tareas que no riñen con el alto nivel de las diversas expresiones y sus artes, sino todo lo contrario: se retroalimentan.

Foto: Laura Dalto
Fuente: Anred.org