April 7, 2022
De parte de Nodo50
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En la mañana del miércoles, el movimiento internacional Rebelión Científica (Scientist Rebellion) ha llevado a cabo una nueva «acción de desobediencia no violenta» al arrojar pintura que simulaba sangre en las escaleras de entrada del Congreso de los Diputados, en Madrid. El objetivo, según la organización, es visibilizar «el crimen de masa que implican décadas de inacción climática«, y demandan «compromisos firmes, eficaces e inmediatos a los responsables políticos».

Esta acción se enmarca dentro de una semana de diferentes movilizaciones y actos que dieron comienzo el lunes 4 de abril. La fecha no se escogió al azar ya que fue el día que el IPCC, el panel de especialistas en cambio climático, presentó su informe sobre cómo mitigar la crisis climática. Las acciones llegarán a su fin el próximo viernes 9 tras haber involucrado a 25 países con huelgas académicas, divulgaciones científicas, ocupaciones de universidades y acciones de desobediencia civil.

La llamada Rebelión Científica es un movimiento formado por personas pertenecientes a la comunidad científica y académica que decidieron en 2020 hacer activismo climático. En España, más de 1.000 personas se han adherido al manifiesto La ciencia se rebela. En él se invita «a toda la comunidad científica, a todos los colectivos y actores sociales y a toda la ciudadanía, a pasar a la acción. Llegó la hora de exigir unos cambios que, de no producirse, van a ocasionar una cantidad inimaginable de sufrimiento. Un sufrimiento que puede ser evitado. Sólo si asumimos que nuestro maravilloso planeta tiene límites, y que somos nosotros y nosotras quienes nos tenemos que adaptar a ellos».

Entre las cabezas visibles de este movimiento está Fernando Valladares, profesor e investigador del CSIC. Para él, «los movimientos sociales se nutren de los datos e informes que hacemos los científicos y debemos mostrarles nuestro apoyo e incluso, como ahora, dar la cara por y con ellos». Otra que se ha sumado a la Rebelión Científica es Elena González Egea: «Como científicos, llevamos décadas avisando de la magnitud del problema. Por ello, y para que se nos escuche y se actúe en consecuencia, nos vemos obligadas a emplear la resistencia civil no violenta».


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Fuente: Climatica.lamarea.com