Medio centenar de personas han sido asesinadas por el Estado en las revueltas en el territorio peruano. Si todo comenzó con una lucha (tristemente clásica) por el poder entre diferentes sectores del gobierno, el origen lo encontramos en la injusticia social del sistema, en las estructuras social-económicas de la explotación y estratificación de la región.
Tras el fallido golpe de Estado, en una situación ya de conflicto político interno, el fujimorismo intenta avanzar varios casilleros y está siendo la gente en la calle que intenta resistir. ¿Va a cambiar la situación real nuevas elecciones adelantadas? ¿Podrá la revuelta incrementar la conciencia autoinstituyente y la autoorganización contra los problemas reales anclados a la base del propio sistema?
Como siempre, es difícil saber qué puede pasar a ciencia cierta y depende exclusivamente de las personas ahí que hoy están luchando, dando sus vidas y energía por esto. Las revueltas pueden ser y servir sólo para pequeños reajustes, consolidación de una fuerza o equilibración de varias fuerzas estatales, pero también pueden llevar el cauce más allá.
Nada está escrito y es en este caso que esperamos que la experiencia largamente adquirida sobre la ineficacia de la lucha por el poder, de la lucha por gobernar, produzca nuevas formas de hacer en común.
Quienes se juegan la vida diariamente hoy por transformar su realidad, quienes son los eternos blancos del lucro capitalista son quienes tienen en sus manos la posibilidad del cambio. Los camaleones aparecen por decenas, la represión no cesa pero hasta ahora la calle no se rinde.
La autoorganización, la acción directa y la revuelta abren los caminos, pero es algo en la intimidad de las personas y los pueblos lo que hará la diferencia. No esperamos la perfección para solidarizarnos, solo hay una misma lucha en relación a la libertad.
Fuente: Periodicoanarquia.wordpress.com