Reyes em茅ritos del 茅xito a帽ejo, glorias de Espa帽a, supervivientes a muchos de su generaci贸n pasean su talento, sabidur铆a, vicios y contradicciones por la c煤spide social. Juan Carlos, Vargas Llosa, Pl谩cido Domingo鈥 Y ahora, Tamames. Hombres talentosos que llevan d茅cadas disfrutando de la alfombra roja de sus bien merecidos 茅xitos son repentinamente convertidos en banderas reaccionarias, representantes de valores 鈥搊 pecados鈥 de anta帽o frente a los desmanes y derivas de la sociedad contempor谩nea, a la que desprecian. 驴Son m谩s sabios por ser viejos? El respeto a los mayores solo por serlo no es una obligaci贸n: el respeto se gana o se pierde. Por encima de ello 鈥揹e ellos鈥, como de todo lo dem谩s, est谩 el bien com煤n basado en la solidaridad para con los miembros m谩s vulnerables de la sociedad: enfermos, ancianos, menores de edad. No es respeto, son derechos inalienables que, desgraciadamente, no se aplican a todos los hombres y mujeres que pasan de los 70 o los 80 a帽os. Ah铆 tenemos el trato desde帽oso dispensado a la gran mayor铆a de jubilados por las huestes neoliberales contra el sistema p煤blico de pensiones, por ejemplo. A帽os llevan atizando un enfrentamiento generacional, culpando a los jubilados y jubiladas de la precariedad laboral de sus hijos y nietos, de la insostenibilidad del sistema y de mil zarandajas m谩s. Tambi茅n aplauden sin rubor la dejaci贸n de funciones de las administraciones respecto a la imprescindible tutela sobre un servicio b谩sico como el de las residencias de ancianos, sean p煤blicas o privadas. Protocolos de la verg眉enza y muertos por covid-19, aparte. Muy aparte, cierta clase dirigente empresarial lo tiene muy claro: no son productivos.
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Escena de La semilla del Diablo (Polanski, 1968).
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Escena de La semilla del Diablo (Polanski, 1968).
La mayor铆a de los viejos y viejas son olvidados por todo el mundo, l茅ase pol铆ticos, prensa, administraciones, hasta que llega el d铆a de las elecciones. Edadismo inverso o inversamente proporcional al poder que detentan algunos ajados figurones, estos s铆 con mucha voz medi谩tica, enfadados con un mundo que ya no comprenden, y lo que es peor, lleno de jovenzuelos. El mejor an谩lisis sociol贸gico de ello lo firman los Monty Python y su banda de ancianas peligrosas.
Invitar a una estrella en decadencia era un recurso t铆pico de los repartos de las pel铆culas de los 70
Invitar a una estrella en decadencia era un recurso t铆pico de los repartos de las pel铆culas de los 70, especialmente en los g茅neros de terror o desastres, siempre frisando la serie B, como El coloso en llamas (Guillermin, 1974) o la saga completa de Aeropuerto. Exactamente igual ocurre en la pr贸xima moci贸n de censura al Gobierno presentada por un partido de ultraderecha, en este caso invitando a un famoso actor del Hollywood espa帽ol, la f谩brica de sue帽os de la Transici贸n y su R茅gimen del 78. Con un ego inconmensurable, un anciano Narciso reverdece sus laureles alentado por otros m谩s viejos: los cuarentones de un partido mucho m谩s apolillado y carpetovet贸nico, una momia ideol贸gica que arrastra su cuerpo embalsamado por la pol铆tica nacional convirti茅ndola en una pel铆cula de terror de serie Z. Porque no hace falta haber cumplido muchas primaveras para ser, verdadera y totalmente, viejo: esta momificaci贸n no es cuesti贸n de fechas en el DNI, ya decimos. Incluso algunos j贸venes se apuntan al discurso pardo-viejuno porque el embalsamamiento est谩 de moda en medio mundo. En todo caso, esta pel铆cula de desastres tiene ya su viejo divo. Y no diva, por supuesto; a las mujeres no se las espera en esas glorias de senectud, dicen que los estragos de la edad se ceban m谩s con ellas. Un ejemplo: en la industria audiovisual se las considera demasiado viejas para encarnar a una protagonista a partir de los 35 a帽os.
La imagen f铆lmica reproduce la imaginer铆a que las artes pl谩sticas fijaron hace milenios: belleza, juventud y esplendor f铆sico como reflejo del Bien, frente a ancianidad, decrepitud y fealdad como espejo del Mal. Las abuelas siempre han aparecido en el g茅nero de terror como mucho m谩s siniestras que los abuelos, porque la vejez femenina da m谩s miedo. La patrona de todas ellas es la encantadora vecina de Mia Farrow y John Cassavetes en el edificio Dakota de La semilla del Diablo (1969). Polanski 鈥揺specialista en retratos del Mal鈥 dirige a la incre铆ble Ruth Gordon 鈥揼uionista de George Cukor, dramaturga y novelista adem谩s de reputada actriz teatral鈥 en uno de esos papeles que se comen la pantalla: Minnie Castevet. Y eso que su marido es el jefe del aquelarre, porque son machistas hasta los sat谩nicos, oigan.
Un aquelarre que hereda Hereditary (Aster, 2018), con esas abuelas asesinas de ni帽os, brujas en la mejor tradici贸n de Hansel y Gretel. La misma clase de ancianas protagonizan La abuela (Plaza, 2021) en un interesante juego de espejos sobre el infierno de los cuidados y la no menos infernal exigencia de eterna juventud que pesa sobre todas las mujeres.
Y en Las brujas de Zugarramurdi (De la Iglesia, 2013), fascinado por las mujeres que le dan miedo, el director vasco retrata a unas mujeres que no escapan a la visi贸n mis贸gina, tambi茅n vasca, de su mitificado matriarcado. Brujas, todas brujas鈥 La vieja acusaci贸n se transforma en el insulto propio de la gente de bien para definir a las mujeres que se salen de la norma establecida, y m谩s si son viejas, feas, rebeldes.
De tanto repetirlo termina convertido en uno de los gritos feministas m谩s populares en todos los 8M: 鈥淪omos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar鈥.
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Manifestaci贸n feminista en Sabadell en 2018.
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Manifestaci贸n feminista en Sabadell en 2018.
Pero el verdadero terror no proviene de lo sobrenatural ni de la magia: es envejecer. M. Night Shyamalan lo suscribe en Tiempo (2021), aunque est茅 empe帽ado en descafeinar el g茅nero con la mayor cantidad de trampas narrativas posibles hasta degenerar en rid铆culo. Con la misma intenci贸n, le sale algo mejor La visita (2015), un evidente ejercicio de serie B con la demencia senil como tema terror铆fico, como ocurre tambi茅n en Viejos (Cerezo, Gonz谩lez G贸mez, 2022).
Los hombres ancianos no necesitan subterfugios m谩gicos para hacerse con el poder de manipular la realidad
A diferencia de las mujeres, los hombres ancianos no necesitan subterfugios m谩gicos para hacerse con el poder de manipular la realidad a su antojo. Ah铆 tienen a todos los capos mafiosos habidos y por haber, desde Vito Corleone o el propio Michael ya a帽ejo de El Padrino III (Coppola, 1990). Entre esos viejecitos poderosos y recalcitrantes estar铆a en pleno la jerarqu铆a eclesi谩stica: papas, cardenales y obispos octogenarios pasean sus a帽os reivindicando el m谩s longevo de todos los poderes; m谩s de 2.000 a帽os de provecta tiran铆a. Les siguen a poca distancia imames, rabinos, predicadores, monjes de todas las sectas posibles, sabios convertidos en la punta de lanza de la desconfianza y el odio ante cualquier innovaci贸n o cualquier avance 鈥渏uvenil鈥. Todos estos jefazos de sectas, sat谩nicas o no, comparten racismo, homofobia, antifeminismo, anticomunismo y antiprogresismo de toda 铆ndole. Y mucho clasismo, a raudales. Pueden encontrar el retrato de uno de estos viejos poderosos siniestros, muy reales y, por eso mismo, m谩s aterrador, en Todo el dinero del mundo (Ridley Scott, 2017), que cuenta el caso real del secuestro por parte de la 鈥楴drangheta calabresa del nieto de J. Paul Getty, entonces ya anciano y uno de los hombres m谩s ricos del mundo. Autor, adem谩s, de un libro de autoayuda para enga帽o de incautos, titulado C贸mo ser rico, y su propia autobiograf铆a, donde reconoc铆a que su negocio petrolero y su habilidad en 茅l fueron herencia de su padre. (隆Ah, la meritocracia鈥!) En esta pel铆cula, al patriarca de la dinast铆a Getty le presta su cuerpo 鈥搚a muy baqueteado鈥 el veteran铆simo Cristopher Plummer, quien gan贸 su tercer Oscar a mejor actor de reparto por esta interpretaci贸n. Plummer falleci贸 apenas dos a帽os despu茅s, haciendo cine hasta el 煤ltimo d铆a. Su J.P. Getty es un monumento a la crueldad, al enga帽o y la trapacer铆a, un paradigma de miseria moral que paga el rescate de su nieto solo cuando sus contables le aseguran que le saldr谩 rentable gracias a la ingenier铆a financiera. El hombre admirado, adulado, poderoso e implacable en los negocios que trataba a todo el mundo con id茅ntico despotismo, hac铆a gala de una taca帽er铆a legendaria 鈥搇e cost贸 una oreja a su nieto鈥, llegando a lavar a mano su propia ropa u obligar a todas los empleados de sus empresas a aprovechar el papel de los documentos por las dos caras bajo pena de multa. Incluso instal贸 una cabina telef贸nica en su mansi贸n de Sutton Place para no tener que pagar llamadas a sus empleados. En una sola ocasi贸n mont贸 una fiesta y fue tan cutre que los invitados se mofaron de 茅l durante d茅cadas, as铆 que nunca volvi贸 a dar ninguna. Getty muri贸 muy anciano, a los 83 a帽os, en 1976, dejando al mundo m谩s aliviado y una famosa colecci贸n de arte emblema de su obsesi贸n por la rapi帽a.
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Christopher Plummer como J. Paul Getty en Todo el dinero del mundo (Scott, 2017).
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Christopher Plummer como J. Paul Getty en Todo el dinero del mundo (Scott, 2017).
Riquezas sin l铆mite. 脡xito a raudales, legiones de admiradores. Mimados por la fortuna durante d茅cadas o vidas enteras. Caprichosos. Codiciosos con impunidad absoluta para cometer tropel铆as. Ego铆stas patol贸gicos, personalidades psicop谩ticas. Los perfiles pueden ser distintos, pero se complementan y coinciden en formar parte de un select铆simo Club del Privilegio. No piensan renunciar a ejercer el poder 鈥揺s lo que les mantiene con vida鈥 por mucho mal que siembren a su paso. Esa es la verdadera naturaleza de los personajes terror铆ficos.
Reyes em茅ritos del 茅xito a帽ejo, glorias de Espa帽a, supervivientes a muchos de su generaci贸n pasean su talento, sabidur铆a, vicios y contradicciones por la c煤spide social. Juan Carlos, Vargas Llosa, Pl谩cido Domingo鈥 Y ahora, Tamames. Hombres talentosos que llevan d茅cadas disfrutando de la alfombra roja de sus bien…
Fuente: Ctxt.es