December 7, 2020
De parte de Cultura Y Anarquismo
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Thoreau. La vida sublime,
así se denomina este cómic o novela gráfica de los autores A. Dan y Masimilien Le Roy. Dibujo del primero, que firma de esa manera, y guión y color de Le Roy. Thoreau es un pensador muy importante en la modernidad, de mucha actualidad en algunos aspectos hoy en día, y sin ser explicitamente anarquista, no de un modo político concreto, sí ha sido reivindicado en la tradición libertaria e incluso publicadas sus obras en el movimiento anarquista.

El cómic nos sitúa al autor volviendo a su pueblo natal, Concord, en
Massachusets, a mediados del siglo XIX; acaba de fallecer su hermano, se
encuentra afectado por ello y también por la rigidez de la vida en la
gran ciudad. Llevará entonces una labor pedagógica vinculada a la
sencillez del entorno rural en estrecho contacto con la naturaleza. De
esa manera, vivirá durante dos años en una cabaña rudimentaria,
construida por él mismo, junto al lago Walden y así se llamará una de
sus obras más importantes. Es en ese contexto donde se gestarán sus
ensayos más radicales de cuestionamiento del poder y de la libertad del
individuo frente a una autoridad que no respeta los principios morales
más elementales (o universales, que Thoreau reivindica, y que es un
debate que llega hasta la actualidad). Como es sabido, este autor era un
antiesclavista furibundo, que ha pasado a la historia en gran medida
como un partidario de la desobediencia civil para no sustentar el poder
político, algo que como veremos más adelante resulta polémico.

Thoreau se presta a diversas interpretaciones, según el ensayo que
leamos, pero uno de los temas cruciales en su obra, y una de las que más
nos interesa desde el punto de vista libertario, es la relación del
individuo con la autoridad, con el gobierno si se quiere. Así, sitúa
como eje de su obra la conciencia, la objeción moral hacia el poder
político, el Estado, más que en la búsqueda de las adecuadas
instituciones políticas. Por lo tanto, la libertad del individuo estaría
por encima de las instituciones y las leyes, lo que le colocaría sin
duda en la tradición libertaria, aunque aclararemos una vez más que no
llega al anarquismo al reivindicar en algún momento el mejor gobierno.
De hecho, mi opinión es que su faceta radical naturalista, su deseo de
una existencia en estrecho contacto con la naturaleza, puede verse como
una huida de la vida política, no tanto de un deseo de transformar las
comunidades humanas. Parecer ser que al final de su vida esto cambia,
hablamos de un autor complejo e inteligente y, como no puede ser de otra
manera, sujeto a una evolución en su vida y pensamiento. Así, sería
entonces más partidario de la acción colectiva, a través del municipio,
evitar o limitar los desmanes del capitalismo y preservar la naturaleza.

Es esa otra faceta de Thoreau, junto a la de la desobediencia civil,
que llega hasta nuestros días. Hay que tener en cuenta que existe una
visión oficial del autor, impregnada por lo que le interesa al poder, y
de hecho Thoreau ha sido homenajeado incluso por presidentes en los
Estados Unidos, algo tremendamente paradójico. Se nos muestra de esa
manera a un desobediente y un naturalista benévolo, pacífico, que apela a
grandes principios morales, pero que no molesta demasiado a la
autoridad. Algunos expertos, y al final del cómic hay una muy
interesante entrevista al respecto, afirman que tal vez la condición de
resistente es más adecuado que desobediente, lo que le confiere a
Thoreau tintes más rebeldes. De hecho, hay episodios de su vida en la
que estuvo en contacto con abolicionistas violentos, es el caso de John
Browm, que se recoge en el cómic, finalmente ejecutado, partidario de
una insurrección violenta de esclavos a lo Espartaco. Hay alguna obra de
Thoreau, insistimos en que un pensador complejo y cambiante, donde
difícilmente le podemos ver como un partidario de la no-violencia e
incluso insinúa que en algunas circunstancias resulta inevitable la
resistencia armada. Por supuesto, todo esto hay que situarlo siempre en
el contexto de la época y, con seguridad, Thoreau podía estar
condicionado por la ineficacia de una mera desobediencia hacia un Estado
bélico y esclavista.

En definitiva, este cómic, por un lado de una gran belleza plástica,
nos sirve también para introducirnos en el pensamiento de un hombre
complejo, que sería importante leer con atención antes de formular
juicios definitivos. Como hemos dicho, hay una visión histórica,
superficial y oficial muy cuestionable, ya que resulta más bien
inofensiva para la transformación radical del sistema. Thoreau no era un
simple partidario de discursos u obras vehementes y en algunas
circunstancias se vio empujado a la acción colectiva para preservar los
derechos civiles y la naturaleza. Es un debate que llega hasta nuestros
días, que ha influido en multitud de militantes, y digamos que tanto la
acción como el pensamiento radical, sin división entre ambos ni
escapismo místico alguno, son necesarios para cambiar el estado de las
cosas.

La novela gráfica concluye con la muerte de Thoreau en 1862, tres
años antes de que se aboliera la esclavitud en Estados Unidos. Es tal
vez la última etapa del autor más interesante que sus primeros años, en
los que se produce su amistad con Emerson y su cercanía al
trascendentalismo, un movimiento romántico y algo místico, que
reivindicaba una conciencia moral superior y la experimentación
individual, algo de gran influencia en la vida y el pensamiento de
Thoreau. Sin embargo, es en sus últimos años cuando apuesta de forma más
concreta por el cuestionamiento crítico, denuncia la injusticia
política, la hipocresía religiosa, la explotación de la naturaleza, y
apuesta por una vida más sencilla alejada del consumismo, no obcecada en
el trabajo… Son cuestiones que llegan hasta nuestros días, un siglo y
medio después, dado el desarrollo depredador y alienante de la
modernidad, de la que Thoreau era un gran crítico, aunque jamás de un
modo reaccionario. Esta novela gráfica, disfrutable por otros aspectos
artísticos, es también una estupenda introducción a todo ello.

Capi Vidal



Fuente: Culturayanarquismo.blogspot.com